viernes, 15 de noviembre de 2013

Ariel - 1988


Director: Aki Kaurismäki

  Segundo filme de la "trilogía del proletariado", donde sus respectivos protagonistas tienen que hacer frente a las adversidades propias de perder el trabajo, la casa, etc., cosas que le pasan a los de la clase trabajadora.
Todo bajo el particular estilo y mirada de Kaurismäki, que esta vez nos muestra las injusticias y negligencias que existen en la sociedad finlandesa de aquellos tiempos.


  Al igual que en "Shadows in paradise", este filme comienza situándonos en el lugar de trabajo del protagonista. Pero hay una diferencia, si en el filme anterior veíamos como los camiones de basura hacían lo suyo en pleno trabajo, en este caso vemos cómo todos los trabajadores de la mina se preparan para salir. Pero no es el fin de una jornada laboral cualquiera, sino que el fin de la empresa en cuestión, con la pérdida de empleo de todos esos hombres que entran en una incertidumbre mayúscula en sus vidas.


  Así que desde el inicio vemos como nuestro protagonista, Taisto -a que pensaron que se llamaba Ariel. Yo pensé lo mismo, je-, bota sus uniformes y herramientas, y deja la mina como todos los demás.
Escena siguiente, Taisto habla con un señor -presumiblemente su padre- sobre cómo va a ser la vida sin ese empleo. El hombre le regala las llaves del auto, y antes de entrar al baño, le dice: "Yo ya he pasado por esta mierda, así que no me tomes como un ejemplo a seguir, no hagas lo que yo haré".
La pérdida del empleo hace que Taisto, con auto nuevo y todo, deje el campo y viaje a la ciudad a buscar empleo y una nueva forma de vivir.
Desde luego, este es sólo el inicio, y en los restantes 60 minutos de metraje vemos a nuevos personajes, situaciones, problemas y objetivos por cumplir. Nuevamente, tenemos el ritmo narrativo de Kaurismäki que acostumbra a ir al grano. Diálogos breves pero precisos, y sobre todo sobriedad en la solución de las secuencias importantes.


  De nuevo veo como mi impresión inicial de los personajes de Kaurismäki es contrariada por los personajes de este filme. Ya señalé cómo pensaba que eran los personajes de este director, y aunque es así en los filmes que mencioné -los que me hicieron pensar así: "Calamari Union" y "Leningrad Cowboys go America"-, no es una constante absoluta, ya que en este filme el director nos cuenta la historia de Taisto, alguien que ante las dificultades de la vida intenta buscar soluciones, aunque no sean especialmente emocionantes.
  Pero si algo caracteriza a este personaje -y al del filme anterior de la trilogía-, es que conoce a una mujer que trae equilibrio y vitalidad a la monótona vida que llevaba. Pero, como el filme no acaba cuando Taisto conoce a su amada, ambos tienen que superar dificultades que surgen desde lo bajo de la ciudad -un par de delincuentes-, de la falta de empleo y de la incompetencia de la justicia -policías, jueces, etc.-. De la sociedad en general, al fin y al cabo.
  Pero como Taisto es un personaje dispuesto a luchar para no perder lo mejor que ha tenido en su vida -al menos desde que empezó el filme-, se dedicará a encontrar una salida a sus dificultades.

  Luego de haber visto ya unos cuantos filmes de Kaurismäki, me atrevo a decir que a él no le van los sentimientos, sino que la crítica.
Primero, porque la crítica es algo presente y constante en todos los filmes que hasta el momento he visto del finlandés -y que estoy seguro que sigue en su restante filmografía-. Sus constantes dardos al sistema, el modo en que enrostra las consecuencias que los trabajadores y parias que habitan sus filmes sufren son notorias.
Segundo, porque dicha crítica se ve mejor reflejada en sus comedias absurdas. En esto pienso referirme más cuando escriba sobre Calamari Union, Leningrad Cowboys go America y I hired a contract killer, pero la manera en que bromea con esos asuntos hace que dichos filmes sean más disfrutables, sin necesariamente hacer menos claro su discurso. Digamos que la ridiculez de la sociedad queda más expuesta al ridículo cuando el absurdo lo explicita, pero no voy a menoscabar esta trilogía: los dramas de sus personajes también revelan y reflejan las penas y dificultades de una sociedad. El punto es que el absurdo del finlandés se complementa mejor con su discurso que un drama como el del presente filme. De todas formas, no quiero hacer parecer mal a 'Ariel'; tiene una crítica bien hecha y una historia contada ágilmente, pero no resulta todo lo memorable que sus comedias absurdas.


   En este filme sus personajes tienen sentimientos y moral. Pero el afecto que se demuestran no lo siento real. Simplemente no lo siento. Claro, quieren algo mejor, y quieren estar con el otro, y todas sus acciones se justifican en ese deseo que tienen -que además es totalmente comprensible-, pero dichas sensaciones y sentimientos no se transmiten con efectividad. Hay comprensión pero no demasiada empatía.

No quiero que me malinterpreten, pienso que este es un filme correcto y bien hecho, honesto en su discurso e intenciones, pero que carece de la fuerza emocional suficiente que necesita el filme en varios momentos del metraje. El final me genera una sensación similar al inicio. Esa sensación de lo incierto, de no saber qué viene después. Pienso que esto es un acierto, y el punto final en un discurso pesimista sobre la vida en la ciudad y la sociedad, que, más que ser una cuna de posibilidades, es un repelente.

Como dije, un buen filme, pero no puedo apreciarlo más que eso. Buen drama, buena crítica, pero le falta un poco más de sentimiento -sabiendo de la apatía y lejanía que Kaurismäki retrata-.

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