jueves, 28 de mayo de 2015

The Delinquents - 1957


Director: Robert Altman

  La opera prima de Robert Altman, película que yo pensaba no iba a poder ver nunca dado que me era imposible encontrarla en los vastos territorios de la red dedicados a la difusión gratuita y discutible -para varios- de películas. Pero estaba buscando mal, o quizás no mal pero sí excluyendo fuentes que, he de admitir, ya habían perdido cierta confianza mía debido a lo incómodo de sus métodos; pero, a falta de torrents, las descargas directas divididas en ocho partes parecen ser la solución, ¡y qué solución!, miren que he encontrado verdaderas joyas que no aparecen en la bahía del pirata o sus similares. Y qué puedo decir: estoy contento, no sólo por haber encontrado esta película sino porque es sencillamente sensacional, toda una delicia que, creo yo, cruza ciertos límites para la época aunque no me voy a arriesgar a llamarla innovadora, no obstante, valiente y potente son dos adjetivos que le caen como anillo al dedo a esta cinta de jóvenes descarriados y lo difícil que es mantener a flote las buenas costumbres. Aunque, claro, la realidad siempre es mucho más compleja que lo que un par de pobres etiquetas sugieren, y Altman lo sabe y bien que lo demuestra.


  Scotty es un buen chico que tiene novia y que analiza con seriedad su futuro. Por desgracia, cuando el padre de su novia le pone un freno al amor adolescente -y por motivos ridículos y estúpidos-, Scotty se encuentra con un grupo de delincuentes juveniles que van causando problemas sin el menor respeto por los demás, y entabla una peligrosa relación que amenaza con causar indeseables consecuencias.



  "The Delinquents" es una película con un claro y asumido fondo conservador -para mostrarse en escuelas, supongo-, y no lo digo por la historia en sí o su desarrollo argumental -que puede ser interpretado según qué ojos-, sino por el simple hecho de que al principio y al final hay una voz narradora que lo único que dice es que veremos una historia sobre amoralidad y jóvenes descarriados cuya única conclusión clara es que todos tenemos la culpa y que para evitar ver cosas como las relatadas en la vida real hay que ir a la iglesia o apoyar a instituciones con fines caritativos -una paráfrasis, está claro-. Yo quiero creer que Altman está libre de dicha contaminación moralista, y es que hay una clara diferencia entre saber contar una historia privilegiando la calidad del relato, y meter con calzador lecciones simplonas que perviertan el relato; Altman hace lo primero, manteniendo una narración fluida y libre, y quién sabe quién hace lo segundo. Y esto es más o menos lo mismo que sucedía con las películas de gangsters de los treinta, en las cuales un mensaje inicial -y a veces final- nos decía que la historia pronta a narrarse es muestra de lo que hay que evitar con tal de tener una sociedad sana y libre de violencia, y que hay que apoyar a las fuerzas del orden en lo que sea y como sea con tal de cumplir tan noble objetivo; siendo que las películas en sí mismas van mucho más allá de cuñas propagandísticas -y es cierto que obras maestras como "Scarface" o "The roaring twenties" o "Angels with dirty faces" nos narran la caída del crimen y la ascensión de la buena moral, ¡pero vaya que gran cine mediante!-.
Lo  cierto es que dichos mensajes no tienen injerencia en la recepción de la película ni tampoco en su calidad inherente y desarrollo narrativo, libres de toda intención conservadora y facilonamente aleccionadora. Porque "The Delinquentes", aunque narra una historia simple de niño bueno que se mete en un grupo de niños malos que hacen todo lo posible por causar maldades sin mayor motivo que el disfrutar ver cómo el otro se retuerce de dolor, es una película tremendamente brutal en la que sus acontecimientos se suceden con una fuerza avasalladora y realmente desoladora en conjunto con una sólida coherencia interna, por lo demás narrada con una efectividad notable y una visión subyacente mucho más compleja que la pobre mirada conservadora que intenta colarse con vanos mensajes en vez del loable poder cinematográfico que despliega Altman, quien además evita el típico final claro que no admite segundas lecturas en pos de un final ambiguo, moralmente hablando, que trascienda posiciones ideológicamente estancadas a una época, con villanos realmente aterradores que no reciben redención y protagonistas confusos que tampoco son condecorados por la policía o perdonados por sus padres. No, Altman no recurre a la salida fácil, y básicamente muestra que la amoralidad no es culpa de nadie, que simplemente está ahí desde siempre y por siempre, lista para atacar y desgarrar cuanto se le cruce por delante.
  Escrita y dirigida con agilidad y mordacidad, por lo demás muy bien actuada -especialmente el líder de la pandilla, tan lleno de carisma como de irrevocable maldad-, "The Delinquentes" es una excelente película que escapa de convencionalismos y ofrece una experiencia cinematográfica notable, dejando en la memoria sus no pocas escenas que exudan decadencia humana y otras cuantas, como la visita al bar inicial, que dan cuenta de un promisorio y atrevido realizador con mucho que decir y poco que temer, y que además es dueño de un lenguaje en perfecta coherencia con su visión. Gran debut el de Altman, y vaya que se los recomiendo.


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