jueves, 2 de julio de 2015

The Walking Dead - Temporada 2


Creador: Frank Darabont

  A veces me asombra lo rápido que pasa el tiempo. El año pasado, no sé si en octubre o noviembre, comenté la primera temporada de "The walking dead" con la intención de ponerme al día de inmediato, y al final pasaron todos estos largos y fugaces meses sin cumplir mi feble intención, hasta que por alguna razón me decidí a continuar con esta segunda temporada. Me han dicho que "The walking dead" no es tan buena como los medios y las redes sociales lo hacen parecer, pero hasta el momento la serie me ha demostrado todo lo contrario. De hecho, pienso que es mejor que buena; tanto me ha sorprendido la alta calidad de la presente temporada, que me ha dejado ansioso para la que sigue, que a todo esto ya he empezado a ver. Sí señor, por ahora me encuentro optimista.


  Nuestro grupo, liderado por el buen e ingenuo Rick y el cabrón hijo de puta de Shane, como es de esperar, no lo pasa nada bien. Es más, las bajas no se hacen esperar. De cualquier forma, ni siquiera un refugio aparentemente tranquilo y lejos del mundanal ruido hará que las tensiones internas cesen, y el infierno no tardará en consumir todo a su paso.


  Pues bien, intentaré ser breve: lo que más he leído y escuchado de terceros e interlocutores directos es que, en algún punto, "The walking dead" se vuelve una serie espesa en la que la trama no avanza durante laaargos episodios. Haré un voto de confianza y les creeré, pues motivos me sobran: el primero nace  del injustificable alargue de las temporadas, que desde la tercera en adelante pasan a ser ¡¡16!!, lo que a mi entender sigue ordenes comerciales más que narrativo-artísticas: los guionistas que se ajustan a la avidez de los productores y que, por extensión, alargan demasiado tramas que necesitan menos tiempo para desarrollarse de manera apropiada. El segundo motivo me parece que surge de la peligrosa pretensión de "contar" o mostrar una especie de caída de la humanidad, o de cómo conservar la humanidad en un ambiente tan hostil y prácticamente apocalíptico -no tienen salvación, ¿para qué ser bueno?-. La ética es un tema inmanente y recurrente en "The walking dead", y es común ver discusiones sobre "hacer lo correcto" cuando nadie sabe qué es lo correcto a esas alturas. Así, esas temporadas lentas y lo que quieran, podrían sufrir de ese síndrome que te hace hablar más de lo necesario, sin decir una maldita cosa: la prevalencia del discurso por sobre la narración, algo que siempre me ha parecido despreciable. Si tanto quieres dejar un mensaje, pues ahora tienes twitter; si quieres contar una historia, pues dale paso a los que saben -o los que noblemente lo intentan-.
  Puras especulaciones, en todo caso, me pongo negativo en una entrada que debería ser positiva. Al menos todo lo anterior me sirve como punto de arranque para señalar las cosas buenas de la temporada, en comparación con el más que seguro futuro decadente -en cuanto a calidad-. Lo mejor de todo es que la narración logra mantenerse a flote y engarzarse con fluidez a lo largo de los trece episodios, sin excepción, amén de conflictos eminentemente prácticos y de acción/reacción que exigen permanente movimiento sin dejar de lado el componente ético. Será común que alguien se pierda, lo vayan a buscar, que surjan otros líos mientras ese alguien sigue perdido, que de los líos surjan más líos, etc. Lo que digo es que tanto la dinámica grupal -como minisociedad, la toma de decisiones éticas- y los problemas externos que deben enfrentar logran confluir en un punto ideal, sin quedarnos pegados en vanas discusiones o tampoco exagerar en la cantidad de zombis o terceros hostiles: todo se cuece según sea necesario y acorde a sus propios parámetros, sin que un discurso externo pervierta la fluidez del relato. Aunque me torne redundante: las cosas pasan porque tienen que pasar, no para reafirmar alguna tesis de algún manido discurso frío y mecánico.
Y, vuelvo a insistir, he quedado asombrado con lo notable de la construcción narrativa: es una temporada que se pasa volando y que no se estanca en ningún momento. ¿La cumbre de todo? El episodio siete, una absoluta y desalentadora genialidad: qué momentos, viejo. Además me han gustado algunos personajes que pensaba no me iban a gustar, como Carol, la mujer que solía ser maltratada por su imbécil esposo y que demuestra una admirable fortaleza con el correr de los episodios. Por último, considero realmente notable el cuidado que se le pone al tratamiento de las imágenes, algo siempre débil en la televisión, en donde se convencen que todo recae en el guión, dejando coja la puesta en escena -con excepciones, claro, pero la tónica común es innegable-.
  Desde luego, hay un par de cosas reprochables, como un par de muertes muy pero muy oportunistas -la del episodio 11-, o ese tic visual de que los zombis aparezcan por detrás justo en ese espacio hueco de la imagen, o el inevitable y soso romance de turno. Pero son cosas pequeñas, y la verdad es que no logran amedrentar la bien estructurada y cimentada narración, sin un conflicto central propiamente tal, pero tampoco con demasiadas tramas que se salgan de control: es un caos ordenado, y da gusto verlo. Si no tienen nada mejor que hacer, ya saben, si necesitan un respiro de las películas -siempre más exigentes, aunque no les guste-, pues las dos primeras temporadas de "The walking dead" supondrán una excelente distensión. Y, les digo, los dos primeros episodios de la tercera temporada prometen, aunque restan catoooorce...

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