domingo, 20 de septiembre de 2015

Born in Flames - 1983


Directora: Lizzie Borden

  Pensé que "Born in flames" era un documental y por eso la vi, dudo bastante que le haya dado play si me la hubiesen presentado como lo que es, que no es nada malo, por favor, sólo que la primera impresión es necesaria y lucir como un capricho antes que un ejercicio cinematográfico puede afectar seriamente a la posterior asimilación del visionado. Nuevamente, mi ignorancia me ha salvado del tedio: en cierta forma sorprendiéndome, "Born in flames" no es un plano y repetitivo documental sobre injusticias, es un valiente y necesario ejercicio estético que, eso sí, peca de exagerado e inverosímil, motivos que la hacen retroceder a la primera impresión, es decir, a un capricho sin pies ni cabeza, aunque a todas luces no lo sea. Un tema peliagudo, vamos, sobre todo en los tiempos en que todo es ofensivo.


  Por lo que entendí, en un ochentero y alternativo Estados Unidos en donde el presidente es negro y su país un estado socialista, fruto de una revolución pacífica llamada "La guerra de la liberación", un grupo de mujeres divididas en varios grupos con diversas opiniones intentan luchar contra la injusticia social que aún impera en el país, sobre todo con el sexismo.


  A propósito de todo, he recordado un tumblr que se llama Shitpeoplesaytowomendirectors, el cual reúne testimonios de mujeres que trabajan en la industria del cine en Estados Unidos (o en cualquier lugar, a decir verdad, sea profesional o no) y que deben enfrentarse a situaciones que parece increíble que a día de hoy sucedan, y las que se me vienen a la mente no son las más graves que he leído, por ejemplo las típicas ocasiones en que a una directora de fotografía le dicen despectivamente "acá no pueden estar las novias del director o quien sea", cuando a una directora le preguntan "¿y estás segura que tu equipo te toma en cuenta y respeta?", o lisa y llanamente cuando los actores o trabajadores técnicos pretenden hacerse los lindos, a todas luces cayendo en conductas irrespetuosas e invasivas, aunque no sientan que estén haciendo mal alguno. El tema que trata "Born in flames" es vigente y necesario, y tristemente seguirá siendo de esa manera mucho tiempo más, pues algunas actitudes no parecen ser fáciles de cambiar y combatir. En este sentido, "Born in flames" es una película llena de coraje y actitud, si se quiere de furia e impotencia, y que aprovecha al máximo cada imagen, cada sonido y cada secuencia para expresar y transmitir un mensaje y un descontento, más aún, la hipocresía de una población que en esta línea alternativa, socialista (es decir, supuestamente igualitaria y justa y celestial), ni siquiera puede materializar sus sueños. Así, al inicio tenemos una interesante reflexión ya no necesariamente sobre lo difícil de luchar por respeto y demás, sino sobre los alcances ideológicos dentro de una misma lucha dividida en extremos aparentemente irreconciliables, que van desde la prudencia hasta el extremismo más descerebrado que tiende a tergiversar toda situación como misoginia. Lo que ofrece Lizzie Borden es una inteligente exploración, una mirada escrutadora que se mueve en cada rincón de la lucha por los derechos, y que le quita todo glamour para enfocarse en lo que de verdad importa, que es la acción bien cimentada en sustancia convincente. Por algo la escena en que decenas de ciclistas persiguen a un par de acosadores resulta fenomenal así como aquella en que dos mujeres encaran a otro "galán/caballero"... Por desgracia, luego de cierto e importante suceso, a todas luces un punto de quiebre en el argumento, la película pierde toda credibilidad y se vuelve un mar de despropósitos unidos sin ton ni son. Ahora bien, dicha debacle intelectual podría ser consciente, un movimiento fríamente calculado por Lizzie Borden, pero dudo que sea tan crítica de su propia película como para derrumbar retóricamente cada punto levantado, así que pienso que a la directora simplemente le dio por mandar todo al diablo y convertir su inteligente exploración en un hueco panfleto que tergiversa cada hecho a niveles risibles, y que le permite al argumento convertirse en una espiral de irreflexiva violencia discursiva y social que más que aportar al debate y a la exposición de una injusta situación, hace un flaco favor al mismo. Las armas de fuego, las bombas: las mejores armas para apoyar un discurso... Si el desmadre fue hecho con plena consciencia, entonces estamos ante una directora ácida y más valiente de lo que aparenta en primer lugar y su película tendría mucho más valor cinematográfico, con un mensaje mucho más apabullante de lo que parece, pero quién sabe... Es muy probable, en todo caso, que sea un idiota y haya entendido todo mal, pero quizás yo no sea el público objetivo de esta película, que a todo esto, sí presenta un relato coherente y fluido, de conflicto preciso y conciso, que construye con precisión una atmósfera sucia, propia de la situación ficticia que inventa y sobre todo de los males reales que pretende denunciar, por desgracia, cuando el desmadre ocurre, simplemente piensas "qué idiotez". Oh, también hay buena banda sonora...
  En fin, "Born in flames" es una película irregular y hasta fallida, pero es necesaria y completamente respetable. No es que me haya gustado ni apasionado, pero vale la pena, sin duda. Al menos va al grano y se agradece que no se amilane, aunque se pase de la raya...

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