martes, 3 de noviembre de 2015

Kenjū zankoku monogatari - 1964


Director: Takumi Furukawa

  Segunda parada en esta semana dedicada a los bajos fondos nipones, esta vez de la mano del (para mí) desconocido Takumi Furukawa, que de todas formas nos ofrece con su "Cruel Gun Story" una notable y apreciable película que, no obstante, adolece de un par de problemas que ya me apuraré en apuntar. Pero las sensaciones siguen siendo positivas, lo que no puedo decir de la película que comentaré mañana, aunque esa es otra historia...


  Un hombre sale de la cárcel, aunque no por haber cumplido su condena; alguien movió hilos, y está claro que no fue por la bondad de su corazón. Un atraco es planeado, y sólo el recién liberado Togawa parece merecer la confianza que tan apremiante y complejo golpe necesita, el cual, no hace falta decir, ofrece un jugoso botín de recompensa.


  "Cruel Gun Story", en sus mejores pasajes, se presenta y se desarrolla como un heist en toda regla; un heist que no decepcionaría a los grandes maestros de este estimulante subgénero del cine negro. Furukawa aprovecha al máximo todas las cualidades del heist, a saber: la concepción del plan, las distintas fases que nos llevan cuidadosamente al atraco en sí, naturalmente la ejecución del atraco y todas sus complicaciones, para posteriormente continuar con las terribles consecuencias de tal acto. Notarán que no he enumerado aún las grandes cualidades del heist más allá de su estructura en tanto argumento y relato, a todas luces sencillo pero preciso y contundente; es decir, Furukawa utiliza a su favor cada fase del plan para construir opresivas atmósferas, expectante tensión, conflictos internos y desconfianzas mutuas, todo lo cual se desarrolla con mayor o menor grado de detalle de acuerdo al momento en el que nos encontremos, aunque vale la pena decir que a lo largo de todo el metraje sólido y magistral lo anteriormente apuntado se deja sentir indefectiblemente. Quizás lo más importante de "Cruel Gun Story" es el notable tratamiento que se le da a los personajes, no necesariamente complejos y profundos en extremo, pero sí lo suficientemente construidos como para ser un aporte narrativo para el relato, no meras piezas que no importan si están aquí o allá: todo importa, todos tienen algo en juego; en este sentido, tenemos a un protagonista fenomenal, de un carisma brutal y arrollador, rodeado de personajes ambiguos y que no son necesariamente malos-malos sino avariciosos, mentirosos, débiles, etc. "Cruel Gun Story" basa su heist en un abanico de personajes oscuros y consumidos por su propia podredumbre, marcados por sus decisiones y afectados por la violencia generada por ellos mismos. Porque la gran lección y aparente motor narrativo de la película es que la violencia engendra más violencia en una espiral sin fin ni contención. Por desgracia, justamente ese lema es lo que descarrila el relato y lo conduce a extremos exagerados y poco convincentes (aunque curiosamente no sean del todo inverosímiles, dadas las circunstancias); lo que en la mayoría del metraje era un elegante a la vez que directo y rudo heist, posteriormente deviene en, cómo decirlo, guerra declarada entre partes traicionadas y engañadas entre sí, una masacre de tomo y lomo que arroja como resultado muertes por doquier, sin ton ni son, casi al tun-tun. Como parte del argumento esta guerra se entiende y en un inicio se acepta, de hecho hasta se alaba un poco, pero no mucho después uno nota que la naturalidad con que los acontecimientos fluían al inicio se pierde en detrimento de un enunciado que fuerza el discurrir argumental, y que además afecta la puesta en escena y/o ejecución formal de un Furukawa que no puede replicar con la misma fuerza la brutalidad de las primeras imágenes con que nos impresionaba. El aletargado tramo final debilita el relato y el estilo, triste decirlo. Con todo, debo decir que me ha gustado esta película casi por las mismas razones que decidía pasar por alto los reproches de "Take aim at the police van" de Seijun Suzuki (comentada ayer) (aunque la presente como conjunto destaque y resista más), esto es por todo lo que nos descubre: primero, a un Joe Shishido que se muestra como un actor confiable y capaz de ser tan fuerza física como emocional; segundo, a un director con buena mano para la ejecución visual del relato; y tercero, que vendría siendo una constatación, a una pulsión en el cine japonés llena de buenas ideas y vitalidad, que en sus mejores exponentes es capaz de homenajear el espíritu del cine que lo inspira sin caer en la imitación, por el contrario, haciéndolo dialogar con las propias inquietudes personales y culturales del autor y su entorno (como debe ser). "Cruel Gun Story" tendrá sus defectillos, pero rebosa cine negro con respeto y dignidad. Denle una oportunidad, decepcionados no saldrán me aventuro a decir.

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