lunes, 30 de noviembre de 2015

The Walking Dead - Temporada 6 (parte 1)


Creador: Frank Darabont

  Continúa impactándome tener que seguir poniendo que el creador de la serie es Frank Darabont, siendo que al hombre lo despidieron terminada la primera temporada. Ahora el showrunner, algo así como el director de la temporada, la mente criminal detrás de esto, es un tal Scott M. Gimple, según yo, el gran responsable del abismal declive que la serie ha venido teniendo desde la cuarta temporada (justamente aquella en la que el tipo tomó el mando, y a propósito, la tercera ya daba síntomas de agotamiento). Es gracioso que, con lo que no me gusta "The Walking Dead", me guste tanto hablar sobre ella y siga al día sus pormenores. Lo cierto es que la primera parte de esta sexta temporada es rara, irregular, y ya visto su final de midseason, un tremendo y sostenido paso en falso, la conclusión es que estamos ante una estafa desvergonzada, de nuevo. Dios nos libre...


  Luego de haber pasado por toda clase de tribulaciones, el gran Rick Grimes y los suyos llegaron a Alexandria, una amurallada comunidad que parece idílica dentro del apocalipsis zombie, a quedarse. Como es de esperar, las tensiones y los peligros seguirán acechando a nuestro grupo,tanto desde dentro de las murallas como desde fuera: la cosa no parece tener fin, ¿cierto?


  A veces pienso que soy demasiado injusto con esta serie, pero cuando veo sus episodios recuerdo completamente por qué hay que ser tan tajante e inmisericorde. TWD es una serie que no sabe aprovechar lo que mejor le hace, es más, parece que continuamente huye de sus mejores cualidades. Si algo demuestra el primer episodio de la temporada es que la acción, a estas alturas, es lo único bueno que nos puede ofrecer TWD: un propósito claro y sencillo (enfrentar lo que sea que cause el caos), intensidad a la hora del desarrollo, supresión de lo meloso y cursi (de la reflexión fatua y fuera de lugar), son las tres características que mas destacan en dichos episodios. Pero claro, si algo han demostrado las temporadas a cargo de Scott M. Gimple es que no pueden mantener una línea argumental sin humillarla, sodomizarla y aniquilarla. Pasó en la cuarta temporada con ese ridículo brote infeccioso dentro de la prisión seguida por una aún peor trama del retorno del Gobernador (un asco de primera mitad); pasó en la quinta cuando, luego de una interesante y brutal primera trama de Rick contra los caníbales, decidieron escupirnos sin razón alguna una sosa basura sobre policías histéricas y edificios totalitarios; y pasó ahora en la sexta temporada, cuando después de tres primeros episodios en general bien sostenidos, deciden que es buena idea que el cuarto se dedique exclusivamente a uno de los personajes más asquerosamente malos y patéticos de la puta historia de la televisión, nada más y nada menos que ese Morgan que disfraza su cobardía de barata filosofía misericordiosa. No sólo fue malo que ese terrible episodio haya durado una hora (yo no pude ver más de veinte minutos, y les digo que no me perdí ninguna mierda), sino que es completamente inútil dramática y argumentalmente hablando. Para peor, el último episodio de la primera mitad nos confirma lo imbécil y cobarde que es, y sinceramente espero que en el complemento acabe muerto. Luego de ese impresentable episodio, viene lo mismo de siempre, aunque no tan acusado ni insufrible como en anteriores entregas: episodios relleno, por su puesto, y otros que realmente siguen con suficiente efectividad la línea general. ¿Ocho episodios? Demonios, en cinco o cuatro habría contado lo mismo y de mejor forma, pero qué importa, sabemos que en el ámbito audiovisual los que encuentran trabajo son los ñoños lamebotas...
  Además, aparte de la incapacidad de mantener una línea argumental a lo largo de ocho episodios, cada uno es en sí mismo un reto para el "análisis". Pero antes de adentrarme en lo particular, un pequeño apunte: la fragmentación de personajes y lugares, más que para ofrecer nuevas dimensiones dramáticas, es simple relleno para cumplir con los ocho episodios; así lo demuestra el quinto, dedicado exclusivamente a cómo Daryl, Abraham y Sasha se enfrentan a las inclemencias del apocalipsis, y cuyo gran aporte es que al parecer ya nos están adelantando la presencia de Los Salvadores, la infame pandilla liderada por el aún más infame y carismático Negan (oh, señor, gloria a Negan), y que Abraham encontró una RPG con sus buenas municiones. ¿Se necesitaban 45 minutos para ello? Ni loco. ¿Cómo rellenaron los aportes? Pues con lo de siempre: diálogos insulsos y soporíferos que retrasan el fluir de acontecimientos, y escenas "contemplativas". Yo siempre he defendido la presencia de diálogos y el ritmo/tempo pausado en distintas series y películas, pero lo hago cuando los diálogos están bien hechos y son coherentes con la naturaleza no sólo de la historia sino que también de la ejecución que le da el director, y cuando ese ritmo/tempo pausado es el claro resultado de una potente construcción estética detrás (no cuando esa lentitud es fruto de la incompetencia del realizador a la hora de sostener el relato). En TWD es común, demasiado común, ver personajes que se largan a hablar sobre no sé qué mierda, secundarios o terciarios e incluso extras que de repente se vuelven filósofos y nos gritan a los cuatro vientos moralina barata sobre el compañerismo y la moral, y que repiten siempre la misma cantinela. Es una habladuría insoportable, vacía. Este tipo hace divertidas viñetas que señalan, más o menos, lo que les digo (por favor, vean las del episodio cuatro, sobre todo la última viñeta). A todo esto, el exceso de personajes ya es imposible de evitar, al parecer; más encima están mal actuados, como la doctora esa con problemas de autoestima...
  Y con respecto al final de media-temporada, pues es una completa decepción: no resuelve nada de lo que se anunció desde el principio; iba para ello, pero deciden cortar la situación justo cuando se ponía bueno (especialmente para los que leen el cómic, y es que esa parte es brutal... dios Rick, por eso te amo), en clara intención de crear suspenso y eso. Pero ¿saben a qué me huele? A una vulgar trampa y manipulación, y es que los guionistas saben que la masa que asiste a cada episodio se traga cualquier cosa...
  En fin, TWD es una serie mal realizada y escrita, y que justo en la temporada que parecía subsanar sus recurrentes fallos, vuelve a caer en los mismos una y otra vez. Lo peor es que confirmaron al tal Scott M. Gimple para la séptima temporada, y yo ya me siento mal, pues esa será la temporada de Negan, y pobre de estos incompetentes que arruinen/suavicen a tan memorable personaje. Mientras tanto, voy a esperar que a Rick le crezca la barba...

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