martes, 14 de junio de 2016

Mildred Pierce - 1945


Director: Michael Curtiz

Oye, pero todos los apellidos de los jugadores islandeses terminan en -sson (al igual que el del único director islandés de este blog); debió haber sido un poco cansador para los relatores, sobre todo al inicio cuando debían recitar la completa alineación (alienación iba a decir...) de los equipos. Al final fue un 1-1 muy entretenido que fue celebrado como una victoria por los hinchas islandeses, aunque no se puede decir, para nada, que Islandia no intentó ganar y que jugó como los perdedores (que dentro de poco serán goleados por Argentina, espero). A propósito, acabo de leer que Cristiano Ronaldo criticaba el que los jugadores celebraran como si hubiesen ganado la Eurocopa, y no deja de tener razón después de todo. En otras noticias: ¡Lucie Wilde nació el '96! No puedo creer que soy dos años y un par de semanas mayor que semejante monumento, aunque supongo que debo acostumbrarme a que quienes son menores que yo ya no son recién nacidos... Ay, como avanza la vida. ¿Pueden creer que ya han pasado poco más de setenta años desde el estreno de "Mildred Pierce", otra de las obras maestras de Michael Curtiz? No ha perdido ni un ápice de calidad y vigencia, y no es que pensáramos lo contrario.


Mildred Pierce es una esforzada ama de casa que, aburrida de un marido conformista y mediocre y con el sueño de darle una mejor vida a sus hijas, decide tomar al toro por las astas y comenzar a hacer sus propias inversiones, sólo que en el camino su éxito será empañado por la codicia y la podredumbre humana.



¿Sabían que hubo un tiempo en que a la gente le pagaban por redactar las "críticas", las sinopsis y las frases para el bronce que solían ir detrás de las cajas en donde iban las películas en VHS (y luego en DVD, supongo)? Viejo, me imagino que pude haber hecho un buen dinero trabajando en ello; pero oigan, ya pasó...
"Mildred Pierce" es una película muy triste y terrible, de marcado carácter trágico, ya no tanto por el final/resolución-argumental (las dos últimas imágenes del film son tremendas) como por el tortuoso camino que debe recorrer la esforzada y sufrida protagonista. La de Mildred Pierce no es una historia de perdones y redenciones, no es un cuento de hadas; Mildred Pierce es un mujer dura pero sola, mejor dicho abandonada, y peor: rodeada de mierda; de la mierda que consume y extingue el verdadero cariño y afecto de la gente. Impresionante interpretación de Joan Crawford, quien, tal como su Mildred Pierce, carga con todo el peso de la película en su espalda, enfrentándose a los duros embates de la vida y a unos cuantos despreciables renacuajos (en serio: entre el esposo y el "amigo" empresario y el vagabundo dandy ¿queda algún hombre que rescatar? Por suerte tenemos grandes roles femeninos, pues además de la protagonista está la amiga que la ayuda a emprender su negocio) que no aceptan que una mujer sea dueña de su vida y se las arregle sola. "Mildred Pierce" me ha recordado, en cierta forma, a "Imitation of Life", otra obra maestra en donde una tremenda protagonista comienza a surgir en la vida (por el propio talento, sin renunciar a sus principios morales) y a enfrentarse a un duro mundo que parece obligarla a elegir entre los negocios y la familia (ya saben, el primero para los machos recios y el segundo para las delicadas damas), entidades que también se contaminan de distintas maneras. (Y no olvidemos a la fiel y simpática criada negra que nunca abandona a la protagonista). "Mildred Pierce" es otra lectura oscura y desencantada del sueño americano, más bien de la derrota del sueño... pero no de la persona. En todo caso hay un conflicto mucho más duro y doloroso que se da en la intimidad de Mildred Pierce, y tiene que ver con la compleja relación que tiene con su hija mayor, tempranamente seducida por lo material y lo efímero.
La película comienza con un sujeto siendo asesinado por un tirador desconocido, si bien todo parece indicar que Mildred Pierce es la culpable, con ese melancólico caminar por el muelle... Pero hay una historia que contar, y como la policía debe resolver el caso, iremos conociendo los pormenores del homicidio desde los inicios hasta su consumación en un largo y magistralmente escrito racconto. Además del guión, se hace obvio que la exquisita y expresionista puesta en escena de Michael Curtiz no se quedaría atrás; de hecho, la misma potencia cada uno de los elementos que contiene el guión base de Ranald MacDougall. Las luces, las composiciones, etc., exudan noir y melodrama, construyen una potente y nebulosa atmósfera de misterio y ambigüedad. Como digo, "Mildred Pierce" es la derrota del sueño; es la historia en donde nadie gana, donde nadie es completamente bueno ni malo (aunque ciertamente hay un par de especímenes que es mejor evitar; y, claro, un par de personajes que admirar) pues todos son, en el fondo y de alguna forma, culpables del mundo que han construido con sus propias manos. Pero mientras haya algo de justicia...
Al principio Mildred Pierce caminaba derrotada; al final, Mildred Pierce sigue caminando derrotada. Tremenda pero desgarradora obra maestra. Imperdible.


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