sábado, 13 de agosto de 2016

No mires para abajo - 2008


Director: Eliseo Subiela

Pretendía retomar la retrospectiva que le estoy informalmente dedicando a Paul Schrader pero ayer llegué tarde del cine (en donde fui a ver la genial "Suicide Squad") y más encima tuve que escribir la entrada de la película, la cual me quedó más o menos larga, lo que significa que me demoré bastante en ello y que me fui a dormir bastante tarde para lo que prefiero. Como si no fuera suficiente, muchos perros estuvieron ladrando en la noche y me habrá tomado otra hora más en quedarme efectivamente dormido, y por alguna maldita razón, me desperté tempranísimo y no me pude quedar dormido de nuevo, así que he pasado mi día con un dolor de cabeza relativamente intenso. En ese estado no estaba en condiciones para ver "Mishima: A life in four chapters", así que me puse a buscar entre mis archivos y me encontré con esta película argentina, dirigida Eliseo Subiela, cuyo metraje es de apenas 80 minutos. Ideal, ¿no?



Curiosa película es "No mires para abajo". No se dejen llevar por algunas capturas: hay desnudos y hay sexo, pero no estamos ante "Love", de Gaspar Noé, ni "Nynphomaniac", de Lars von Trier. ¿Que quiero decir? Que aparte de que no veremos explícitas imágenes de penes eyaculando, vaginas siendo penetradas y otras lindezas no aptas para recién nacidos, las intenciones de Eliseo Subiela no son tan eróticas ni sexuales como espirituales e incluso místicas. "No mires para abajo" es el modesto e intenso viaje de autodescubrimiento que emprende Eloy, un joven que se pasa el tiempo trabajando en el negocio familiar y otros empleos cuya vida cambia completamente cuando, primero, su padre se muere y, luego, cuando conoce a Elvira, una sensual mujer que le enseñará a aprovechar y potenciar sus capacidades sexuales. El vehículo de este viaje de autodescubrimieno es, como podrán ver, el sexo, y gran parte de la película toma lugar en la habitación en la que estos dos tiran, pero insisto: el sexo no es lo primordial. Lo primordial es la paz interior, la serenidad personal, el equilibrio del espíritu, la transparencia del alma. Lo primordial es ver más allá de las cosas, percibir lo que se esconde tras la primera impresión, explorar terrenos desconocidos. Lo primordial es fluir con la propia naturaleza y la externa, es viajar lo más lejos que se pueda, es formar parte del mundo y del universo. Y si eso se logra mediante placenteras y duraderas sesiones de sexo, ¡qué mejor! A propósito, el director hace una necesaria apología educacional del sexo tántrico, del sexo sin eyaculación, del orgasmo como intercambio de energías. Si quieren, pueden leer el psicodélico y deslumbrante episodio de "Promethea" (magnífico cómic escrito por el magnífico Alan Moore) en el que la protagonista tiene sexo tántrico con un mago, aunque mejor les recomiendo todos los 32 episodios. Y para que no crean que la película es todo sexo, tanto o más importante son las reflexiones que el protagonista (un chico simpático aunque un poco tonto, pero de una calidez humana muy diáfana... interesante construcción ahí) nos va expresando con respecto a su fallecido padre, al amor, a la muerte (me han parecido preciosos sus pensamientos sobre los ángeles y las estatuas del cementerio), etc., las cuales se van aclarando o complejizando en la medida en que va mejorando en el sexo, o mejor dicho llevándolo más a su lado espiritual.
"No mires para abajo" es una muy bella historia de autodescubrimiento, sencilla y sincera tanto en su escritura como en su puesta en escena, aderezada con un toque surreal realmente atractivo. Las sensuales imágenes de Subiela de verdad llegan a ser mágicas por momentos, de tempo y ritmo parsimoniosos y relajantes que se sostienen de inicio a fin. El de Subiela es un relato eminentemente sensorial, buscando el lado fantástico de la realidad. Sí concedo que, primero, algunas líneas puedan llegar a ser cursi (aunque la ingenuidad de las mismas es parte esencial del encanto de la película, de su apertura hacia nuevos rumbos), y, segundo, que el protagonista, bastante apuesto y con ojos muy lindos, tiene una capacidad interpretativa nula. Con todo, yo no miraría a huevo esta película; al contrario, les recomiendo dejarse llevar y abrazar por ella, es puro corazón.

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