Director: Francis Lawrence
Bueno, acá les traigo la segunda parte de "Los Juegos del hambre", aquella película que adapta una novela juvenil distópica de Suzanne Collins, donde Jennifer Lawrence tiene que..., bueno, sigan leyendo y vean la primera. Mientras tanto, les adelanto que esta segunda parte es un digno entretenimiento bastante bien logrado, aunque comparte algunos de los fallos de la primera parte -e igualmente comparte sus virtudes-. Obviamente, buena o mala, esta es una película que te hace pasar un buen rato en sus 150 y tantos minutos de metraje.
Antes de comenzar de lleno con la película que ahora nos ocupa, me voy a referir brevemente en este párrafo a lo que fue la primera. Digamos que será una mini-reseña.
La primera parte nos contaba la historia de Katniss -Jennifer Lawrence-, una joven que para evitar que su hermana menor vaya a los juegos del hambre -con toda seguridad, a morir- se ofrece ella misma como tributo de su distrito. Ahora conviene contextualizar. Hace mucho tiempo hubo una rebelión de los 13 distritos contra el Capitolio -la capital, donde se concentra el poder y vive el presidente- que, no obstante, no resultó y perdieron. Como resultado, el Capitolio decretó que cada distrito tiene que ofrecer a dos jóvenes -un hombre y una mujer, entre dos edades que no recuerdo, pero que podrían ser 10 y 20 (?)- para luchar en los juegos del hambre. Esto es más o menos para recordarle a los distritos su lugar.
La primera parte me gustó bastante, especialmente debido al cuidado que ponen a la previa de los juegos del hambre. Hay que entender que todo eso es un show, transmitido como si fuera un reality. Y antes de la batalla, los tributos tienen que hacer desfiles, entrevistas, etc., todo con tal de satisfacer al público. Y eso es lo mejor logrado de la primera parte. Realmente logran ridiculizar todo ese sistema y el morbo que generan esos programas tan vilipendiados por los pseudo-intelectuales -que detestan los realitys, pero aman los memes-. También daba gusto ver caras como la de Donald Sutherland, Woody Harrelson o Stanley Tucci en una producción así.
Sin embargo, y lo que es un tanto paradójico, lo más débil eran los juegos del hambre, cuando Katniss va a la arena y se tiene que enfrentar a los otros tributos. Tiene sus buenos momentos -como el de la alucinación- , pero todo ese segmento carece de algo esencial: tensión. Katniss está ocasionalmente en peligro, pero es difícil tomarse en serio a rivales que, primero, casi ni conocemos y, segundo, que no parecen ser tan peligrosos como para matar/vencer a la protagonista.
De esta forma, lo mejor de la primera parte de esta saga era todo el show que se hacía previo a los juegos del hambre, momento donde la tensión e interés comenzaba a decaer -de mi parte-. Eso sí, debo concederles que el final es apropiado y de no muy buen augurio.
Antes de comenzar a referirme a la segunda parte, debo decir que si no han visto la primera, obviamente no les conviene seguir leyendo, ya que si bien no diré detalles argumentales de esta segunda parte, sí son detalles que revelan lo acontecido en la primera. Dicho esto, prosigo.
Para empezar, el director no es el mismo. Antes era Gary Ross -director de "Pleasantville"-, y ahora es Francis Lawrence -"Constantine", "Soy leyenda", y "Agua para elefantes"-. No es que la cosa cambie mucho, pero era necesario decirlo. Esta película comienza mostrándonos la vida de Katniss y Peeta luego de ganar los juegos del hambre. Como tales, tienen que hacer un tour por los otros distritos, pero esta vez con un propósito dado directamente por el Presidente Snow -me pregunto si es un bastardo-: los ganadores tienen que usar su popularidad para calmar los ánimos en los distritos, que amenazan con protestas que pueden llevar a una revolución. De esta forma, Katniss y Peeta tienen que desviar la atención de los problemas reales de la gente para que se concentren en ellos y todo su show mediático. Todo para satisfacer los deseos de un gobierno autoritario como el del Capitolio. Aunque si no lo logran, el gobierno -que está más violento y represivo que antes- tiene bastante poder como para hacer... cosas malas. Y se acerca la nueva versión de los Juegos del Hambre, con unas cuantas sorpresitas.
Nuevamente, lo mejor logrado es todo el show de los juegos del hambre. La fase previa donde se llevan a cabo las entrevistas, los desfiles, etc. El director aprovecha para usar los típicos encuadres televisivos pero de una manera claramente paródica. Es notorio que el tema de fondo donde subyace la crítica es todo el sistema de los medios de comunicación. Los juegos del hambre y todo lo relacionado son una forma de desviar los problemas de la gente y dejar que los poderosos sigan en sus cargos.
Lo que debo criticar un poco es la escasa presencia de los sponsors. La idea de todo el show es que los participantes aprovechen el espacio para ser más populares y así tener sponsors que les faciliten las cosas en los juegos. Pues bien, eso no se nota. El show está bien ridiculizado, pero no está bien usado en lo que sigue, que son los juegos del hambre. Por ejemplo, y esto lo invento: el tributo x es el más popular, pero está en problemas. Para salvarlo llega la marca de muebles YTC y le da una cama que lo salva. Nada de esto es así, ya que los participantes están por su cuenta, sean populares o no.
Lo que nos lleva a los juegos del hambre en sí.
Nuevamente, lo débil llega con los juegos del hambre, aunque corrigen algunos detalles. Primero, las escenas de acción están levemente mejor logradas y las peleas se entienden -visualmente- mejor. Segundo, la arena y sus peligros también están más presentes, y si no son los otros tributos los que causan peligro, es la naturaleza de la arena -de esta forma nos evitamos momentos aburridos-. Tercero, el amor juvenil cliché es menos forzado. Y lo digo porque ya se forzó una vez, aunque sigue igual de molesto cuando aparece. Es la misma lógica que usaban los de los juegos: mantener a la audiencia con un amor soso. La diferencia está entre quienes se lo creen y quienes no. Cuarto, mejoraron los rivales. Antes apenas conocíamos unos 4, además de Katniss y Peeta; ahora el guión tiene el acierto de presentarnos previamente a más y algunas cualidades suyas. De todas formas, al momento de luchar, se van tan rápido que da lo mismo que hayan existido.
(Puede que suene nada que ver, pero en el anime de Cazador X, una de las pruebas consistía en quedarse una semana en una isla y cazarse entre sí -con otras reglas especificas que no vienen al caso-. Cazador X era un anime con una atmósfera muy bien lograda, y este examen fue uno de los mejores, precisamente porque conocíamos a todos los examinados. Sabíamos de qué son capaces, si son buenos o malos, etc. Además, la cacería en sí tenía una tensión agobiante.)
Quinto y último -y que es lo más importante-, a los juegos le falta algo: construcción. En el momento que comienzan hasta que termina, se pasan volando con un par de secuencias de acción, peleas, drama, alguna que otra conversación, pero son minutos planos. Entretenidos pero planos. Claramente falla la atmósfera , mejor lograda en la fase del show. Lo que me gusta es que los participantes no tengan super poderes, sólo sus habilidades y sus manos.
En resumen, el show, que es lo mejor logrado, narrativamente está desaprovechado, ya que es sólo una ridiculización del reality y su estilo, pero no ayuda en lo que viene. Y los juegos del hambre llena la cuota de acción con efectividad, pero narrativamente tampoco aporta nada más que algunas migajas que se recogerán en las dos siguientes que vienen.
Me ha gustado bastante que Philip Seymour Hoffman se haya unido a Donald Sutherland, Woody Harrelson y Stanley Tucci -además de Lawrence y los otros nuevos galancillos-. Es interesante que actores de esa talla se sumen a producciones Hollywoodenses -para la tercera y cuarta parte han fichado a Juliane Moore, nada menos-. Y puede que sea más sorprendente que en la nueva Godzilla actúen Bryan Cranston y Juliette Binoche. Se me olvidaba, he reconocido al doctor Valentin Narcisse de "Boardwalk Empire" como uno de los nuevos tributos. Sigue igual de elegante y con su habilidosa oratoria.
En fin, una película que mantiene las virtudes anteriores, que pule un poco sus fallos, y que en conjunto logra un entretenimiento muy disfrutable. Lo mejor sin duda son esas secuencias "televisadas", donde se burlan del lenguaje del reality o de talk show para hacer claro el discurso. Y hay que entender que todo aquello es una manipulación para satisfacer al público. Incluso manipular los mismos juegos para que las cosas vayan en determinada dirección.
No he leído los libros, así que no sé realmente si es una buena adaptación, pero al menos como películas funcionan y entretienen. Sin ser una maravilla, la recomiendo ver en el cine para pasar una buena tarde de domingo -o el día que quieran- con una correcta entretención.
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