Es interesante que Justified sea la única serie de la que he escrito regularmente en este blog, cosa que me ha permitido ver esa evolución que ha tenido junto con ustedes. Es como si hubiera hecho una retrospectiva televisiva, lo cual me parece que ha quedado bien, ya que he visto y escrito -y por lo tanto registrado- todos los cambios que esta serie ha ido teniendo, prácticamente siempre para bien -aunque aún no se me ocurren cambios para mal que mencionar-. En ese sentido, Justified ha seguido esa senda de la buena calidad, mejorando temporada tras temporada, demostrando que estamos ante una serie inteligente y que sabe como sobrevivir dignamente. Como podrán adivinar, esta quinta temporada, a nivel general, me ha gustado mucho, aunque eso no quita que haya algo importante que deba reprocharle, algo que les voy a decir en cualquier momento.
Ya por la quinta temporada, hemos visto como las cosas han ido arruinándose y muriendo, al igual que las personas. Harlan ya no es el mismo lugar; podríamos decir que es aún más salvaje que antes, pero son los gajes del oficio. Este ciclo sigue las desafortunados hechos de cada personaje, con -spoiler, si no han visto las primeras cuatro temporadas- Boyd Crowder haciendo todo lo posible -incluso meterse en negocios bastante riesgosos... ¿alguien dijo cartel?- para sacar a su Ava de la cárcel, y un Raylan Givens que, haciendo su trabajo, también se ve envuelto en toda esta trama de personas sin rumbo y anhelos perdidos. Las cosas en Harlan, Kentucky, van a seguir igual de complicadas que antes -quizás incluso más-, y luego la cosa promete ponerse aún más compleja, cuando un nuevo clan familiar llegue a intentar apoderarse del poderío criminal de la zona. Pero, digo yo, para qué adelantarse.
Comenzaré por lo básico, que ha sido algo central a lo largo de cada temporada que he comentado: su estructura. Como he dicho, en sus tres primeras vimos temporadas que iban de lo estrictamente procedimental -o episódico, tramas de un episodio- con una trama de fondo en la primera, hasta ese terreno medio entre la estructura mencionada y la serializada -que es la que me gusta más- en su segunda y tercera. Ya en su cuarta vimos un salto que se agradece mucho, ya que, en función del misterio que se debía resolver, los trece episodios ya se organizaban de una manera mucho más unificada, sin irse por las ramas en historias sin mayor importancia que lo central. La pregunta era si iban a continuar con dicha estructura, o si iban a volver a sus raíces, ya que en este ciclo ya no había un misterio que resolver. Todas las apuestas iban a que lo serializado iba a seguir, y claramente fue así, dicho sea de paso, la mejor decisión.
Desde que el clan familiar antagonista de este ciclo llega a Harlan a hacer de las suyas, las cosas siguen su rumbo inalterable entre los dimes y diretes entre los criminales entre sí, y los criminales contra los Marshals. Todo ello ordenado y organizado de manera progresiva, a ritmo pausado pero firme. No obstante, eso no quita que, dentro de toda esta trama de luchas criminales, hayan algunos episodios con problemillas que se resuelven en el mismo, pero al menos influyen incuestionablemente al desarrollo del hilo conductor. No es que sea algo tan aparte como un dentista que huye de unos malos -aunque en esta temporada hay un lío con un lisiado que recuerda a esas primeras historias episódicas, que se olvidan tan fácilmente como vienen; por lo mismo, no recuerdo en que influía realmente todo ello-, pero ya no importa que no se puedan quitar del todo ese tipo de recursos, mientras no sean tan invasivas como antes.
Como sea, la estructura de esta quinta temporada es todo un acierto, ya que, sin desvíos argumentales, se desarrolla mucho mejor todo el enfrentamiento entre Boyd Crowder -y ciertamente Raylan Givens también- y los Crowe, los grandes antagonistas de este ciclo.
Si hacen memoria, se darán cuenta de que Crowe es el apellido de este pequeño imbécil que es Dewey Crowe -otrora secuaz de Crowder en sus andaduras neo nazis-, siempre utilizado de vez en cuando como algo que haga avanzar la historia de alguna manera. Debido a ello, en la cuarta temporada se metió en problemas, y al inicio de esta quinta lo vemos siendo indemnizado con una gran suma de dinero, en vista de todo el sufrimiento que el pobre tuvo que soportar. Este tipo tiene familia en Florida, y ellos, sin nada que hacer allá, deciden que lo mejor es ir a Harlan para "echar raíces", propósito que choca directamente con Boyd Crowder, y eventualmente lo hará con Raylan Givens, un hombre de ley.
Me encanta cuando hay clanes familiares involucrados en las historias. En Justified ya vimos un clan en la segunda temporada, pero este luce más serio, peligroso, y numeroso. Sus miembros son: Daryl Crowe Jr., el hermano mayor y líder, un completo manipulador; Danny, un sujeto bastante alocado y engreído, causa bastantes desastres; Dilly, un tipo aún más imbécil que Dewey; Wendy, la hermana del clan, trabaja en algo relacionado con la abogacía, parece tener mayor sentido común, pero también cuida de su familia a pesar de todo; y finalmente tenemos al pequeño Kendal, un adolescente que no se inmuta con la violencia que lo rodea.
Con un clan familiar como este, entonces tenemos la receta perfecta para que las cosas en Harlan vuelvan a explotar, especialmente en lo concerniente a las andaduras de Boyd en el negocio de la heroína, que se verán indudablemente afectadas.
Relacionado a lo anterior, en esta temporada vemos mucho más a Boyd que a Raylan, ya que el primero es quien adolece mayor cantidad de desgracias, y son sus tramas las que se desarrollan la mayor parte del tiempo, relegando a Raylan a un lugar secundario -pero no por ello menos importante-. De todas formas, sabemos que si actividades criminales que entren a la jurisdicción al servicio de los Marshal se cuecen, entonces nuestro vaquero va a entrar en acción. Pero, mientras ello no ocurra, veremos mucho más de Crowder, Wynn Duffy -un gustazo verlo, otro criminal lleno de encanto-, y los Crowe.
Algo que me ha gustado bastante es aquel rumbo que se toma a lo largo de los trece episodios, ya que hay un par de vueltas de tuerca que se agradecen mucho ver, porque aportan frescura, y quiebran cierta rigidez de los esquemas a la hora de trazar la línea de tiempo y hechos que un enfrentamiento pueda tener a lo largo de una temporada. En otras palabras, hay una ruptura con lo previsible, y las cosas que se van sucediendo generalmente son hechos que no se veían del todo venir -a menos que pienses muy detalladamente lo que puede suceder a futuro-. Por este mismo motivo, a medida que nos vamos acercando al final, los episodios van mejorando notablemente, volviéndose cada vez más brutales y potentes, y por lo mismo muy inteligentes. Eso ya lo dije, pero la manera en que se desarrollan las tramas demuestra inteligencia de los guionistas, siempre buscando maneras distintas -pero igualmente efectivas- de hacer progresar la historia. Caer en lugares comunes no es algo que se pueda decir de Justified y cada una de sus temporadas.
En relación a lo anterior, sin duda alguna, los mejores episodios son el 10, 11, y 12; especialmente el once, que de verdad es toda una sorpresa, todo un "no te lo veías venir". Excelente episodio, probablemente el mejor de la temporada.
Ahora, tomando en cuenta esa inteligencia a la hora de ir resolviendo los conflictos, tengo que decir que su episodio final me ha decepcionado bastante. Primero, porque pienso que toda esa inteligencia demostrada en los episodios previos se ha dejado de lado, supliendola con soluciones rápidas y, lo que es peor, una resolución precipitada y muy inferior a la forma en que las cosas se habían ido cocinando. Me da la impresión que, por desgracia, el episodio final estuvo más concentrado en dejar indicios de los problemas que se vienen para la sexta y última temporada, que en buscar un final adecuado para todo el conflicto entre los Crowe y las fuerzas del orden y del crimen -cada una representada por Raylan y Boyd, respectivamente-. Es una lástima sentir esta sensación, de que la decepción final opaque al resto de la temporada -como ya he dicho, en ocasiones rozando la brillantez-.
En cuanto a lo demás, seguimos viendo la misma gran calidad. Los diálogos están excelentes, ya sean aquellos llenos de ironía -y rabia y dolor- que tiene que recitar nuestro querido Raylan, o aquellos con esa exquisita oratoria que posee el igualmente querido Boyd. Siguiendo con estos personajes, más allá de que en cada temporada haya un antagonista principal, me encanta que Boyd y Raylan siempre estén de alguna manera unidos, destinados a encontrarse, como si la atracción -¿cósmica?- fuera tan fuerte que realmente no puedan separarse. Preguntarme qué es lo que va a pasar con ellos, qué va a pasar entre estos dos hermanos de vida me hace sentir una gran incertidumbre, porque no estoy muy seguro de que las cosas se reduzcan a un enfrentamiento entre las fuerzas de la ley (Raylan) y las del crimen (Boyd). Pienso que la cosa es más profunda, y va más allá de esas convenciones. Nada más vean las similitudes biográficas entre uno y otro. La solución no debería ser tan simple, pero ya veremos, todavía falta mucho, digo, recién acaba de terminar este quinto ciclo.
Ah, bueno, y los paletos siempre son un gusto de ver y escuchar, junto con toda la ambientación paleta de Kentucky.
Y para finalizar, no me he referido mucho a los Crowe, salvo mencionar sus nombres y un par de características. No lo haré ahora, a excepción de Daryl, el mayor y líder, que me parece un antagonista más que convincente. No sólo es alguien de maneras y propósitos cuestionables, también tiene principios y valores, y muchas veces se siente como una víctima de la vida que le tocó vivir, y que nada más quiere sobrevivir. Justified hace buenos antagonistas -el único que realmente no me gustó fue Quarles, el de la tercera temporada-. Además, su rostro parece develar todo el daño que ha sufrido y causado.
En el post de la temporada anterior ya les decía que la sexta va a ser la temporada final. Me parece fenomenal que una serie termine dignamente, sin ser cancelada antes de tiempo, encontrando su camino para el final apropiado. Basado en esto, espero que veamos el otro año un final más que memorable. Digo, están los ingredientes. Lo único que pido es que ojalá las cosas para Boyd no involucren que muera.
Por lo demás, muy buena serie. Se las recomiendo, y siempre es un gusto ver a Raylan y Boyd hacer de las suyas en Harlan, un lugar tan vivo como los dos hermanos/amigos. Un personaje más, incluso.
Ya por la quinta temporada, hemos visto como las cosas han ido arruinándose y muriendo, al igual que las personas. Harlan ya no es el mismo lugar; podríamos decir que es aún más salvaje que antes, pero son los gajes del oficio. Este ciclo sigue las desafortunados hechos de cada personaje, con -spoiler, si no han visto las primeras cuatro temporadas- Boyd Crowder haciendo todo lo posible -incluso meterse en negocios bastante riesgosos... ¿alguien dijo cartel?- para sacar a su Ava de la cárcel, y un Raylan Givens que, haciendo su trabajo, también se ve envuelto en toda esta trama de personas sin rumbo y anhelos perdidos. Las cosas en Harlan, Kentucky, van a seguir igual de complicadas que antes -quizás incluso más-, y luego la cosa promete ponerse aún más compleja, cuando un nuevo clan familiar llegue a intentar apoderarse del poderío criminal de la zona. Pero, digo yo, para qué adelantarse.
Comenzaré por lo básico, que ha sido algo central a lo largo de cada temporada que he comentado: su estructura. Como he dicho, en sus tres primeras vimos temporadas que iban de lo estrictamente procedimental -o episódico, tramas de un episodio- con una trama de fondo en la primera, hasta ese terreno medio entre la estructura mencionada y la serializada -que es la que me gusta más- en su segunda y tercera. Ya en su cuarta vimos un salto que se agradece mucho, ya que, en función del misterio que se debía resolver, los trece episodios ya se organizaban de una manera mucho más unificada, sin irse por las ramas en historias sin mayor importancia que lo central. La pregunta era si iban a continuar con dicha estructura, o si iban a volver a sus raíces, ya que en este ciclo ya no había un misterio que resolver. Todas las apuestas iban a que lo serializado iba a seguir, y claramente fue así, dicho sea de paso, la mejor decisión.
Desde que el clan familiar antagonista de este ciclo llega a Harlan a hacer de las suyas, las cosas siguen su rumbo inalterable entre los dimes y diretes entre los criminales entre sí, y los criminales contra los Marshals. Todo ello ordenado y organizado de manera progresiva, a ritmo pausado pero firme. No obstante, eso no quita que, dentro de toda esta trama de luchas criminales, hayan algunos episodios con problemillas que se resuelven en el mismo, pero al menos influyen incuestionablemente al desarrollo del hilo conductor. No es que sea algo tan aparte como un dentista que huye de unos malos -aunque en esta temporada hay un lío con un lisiado que recuerda a esas primeras historias episódicas, que se olvidan tan fácilmente como vienen; por lo mismo, no recuerdo en que influía realmente todo ello-, pero ya no importa que no se puedan quitar del todo ese tipo de recursos, mientras no sean tan invasivas como antes.
Como sea, la estructura de esta quinta temporada es todo un acierto, ya que, sin desvíos argumentales, se desarrolla mucho mejor todo el enfrentamiento entre Boyd Crowder -y ciertamente Raylan Givens también- y los Crowe, los grandes antagonistas de este ciclo.
Si hacen memoria, se darán cuenta de que Crowe es el apellido de este pequeño imbécil que es Dewey Crowe -otrora secuaz de Crowder en sus andaduras neo nazis-, siempre utilizado de vez en cuando como algo que haga avanzar la historia de alguna manera. Debido a ello, en la cuarta temporada se metió en problemas, y al inicio de esta quinta lo vemos siendo indemnizado con una gran suma de dinero, en vista de todo el sufrimiento que el pobre tuvo que soportar. Este tipo tiene familia en Florida, y ellos, sin nada que hacer allá, deciden que lo mejor es ir a Harlan para "echar raíces", propósito que choca directamente con Boyd Crowder, y eventualmente lo hará con Raylan Givens, un hombre de ley.
Me encanta cuando hay clanes familiares involucrados en las historias. En Justified ya vimos un clan en la segunda temporada, pero este luce más serio, peligroso, y numeroso. Sus miembros son: Daryl Crowe Jr., el hermano mayor y líder, un completo manipulador; Danny, un sujeto bastante alocado y engreído, causa bastantes desastres; Dilly, un tipo aún más imbécil que Dewey; Wendy, la hermana del clan, trabaja en algo relacionado con la abogacía, parece tener mayor sentido común, pero también cuida de su familia a pesar de todo; y finalmente tenemos al pequeño Kendal, un adolescente que no se inmuta con la violencia que lo rodea.
Con un clan familiar como este, entonces tenemos la receta perfecta para que las cosas en Harlan vuelvan a explotar, especialmente en lo concerniente a las andaduras de Boyd en el negocio de la heroína, que se verán indudablemente afectadas.
Relacionado a lo anterior, en esta temporada vemos mucho más a Boyd que a Raylan, ya que el primero es quien adolece mayor cantidad de desgracias, y son sus tramas las que se desarrollan la mayor parte del tiempo, relegando a Raylan a un lugar secundario -pero no por ello menos importante-. De todas formas, sabemos que si actividades criminales que entren a la jurisdicción al servicio de los Marshal se cuecen, entonces nuestro vaquero va a entrar en acción. Pero, mientras ello no ocurra, veremos mucho más de Crowder, Wynn Duffy -un gustazo verlo, otro criminal lleno de encanto-, y los Crowe.
Algo que me ha gustado bastante es aquel rumbo que se toma a lo largo de los trece episodios, ya que hay un par de vueltas de tuerca que se agradecen mucho ver, porque aportan frescura, y quiebran cierta rigidez de los esquemas a la hora de trazar la línea de tiempo y hechos que un enfrentamiento pueda tener a lo largo de una temporada. En otras palabras, hay una ruptura con lo previsible, y las cosas que se van sucediendo generalmente son hechos que no se veían del todo venir -a menos que pienses muy detalladamente lo que puede suceder a futuro-. Por este mismo motivo, a medida que nos vamos acercando al final, los episodios van mejorando notablemente, volviéndose cada vez más brutales y potentes, y por lo mismo muy inteligentes. Eso ya lo dije, pero la manera en que se desarrollan las tramas demuestra inteligencia de los guionistas, siempre buscando maneras distintas -pero igualmente efectivas- de hacer progresar la historia. Caer en lugares comunes no es algo que se pueda decir de Justified y cada una de sus temporadas.
En relación a lo anterior, sin duda alguna, los mejores episodios son el 10, 11, y 12; especialmente el once, que de verdad es toda una sorpresa, todo un "no te lo veías venir". Excelente episodio, probablemente el mejor de la temporada.
Ahora, tomando en cuenta esa inteligencia a la hora de ir resolviendo los conflictos, tengo que decir que su episodio final me ha decepcionado bastante. Primero, porque pienso que toda esa inteligencia demostrada en los episodios previos se ha dejado de lado, supliendola con soluciones rápidas y, lo que es peor, una resolución precipitada y muy inferior a la forma en que las cosas se habían ido cocinando. Me da la impresión que, por desgracia, el episodio final estuvo más concentrado en dejar indicios de los problemas que se vienen para la sexta y última temporada, que en buscar un final adecuado para todo el conflicto entre los Crowe y las fuerzas del orden y del crimen -cada una representada por Raylan y Boyd, respectivamente-. Es una lástima sentir esta sensación, de que la decepción final opaque al resto de la temporada -como ya he dicho, en ocasiones rozando la brillantez-.
En cuanto a lo demás, seguimos viendo la misma gran calidad. Los diálogos están excelentes, ya sean aquellos llenos de ironía -y rabia y dolor- que tiene que recitar nuestro querido Raylan, o aquellos con esa exquisita oratoria que posee el igualmente querido Boyd. Siguiendo con estos personajes, más allá de que en cada temporada haya un antagonista principal, me encanta que Boyd y Raylan siempre estén de alguna manera unidos, destinados a encontrarse, como si la atracción -¿cósmica?- fuera tan fuerte que realmente no puedan separarse. Preguntarme qué es lo que va a pasar con ellos, qué va a pasar entre estos dos hermanos de vida me hace sentir una gran incertidumbre, porque no estoy muy seguro de que las cosas se reduzcan a un enfrentamiento entre las fuerzas de la ley (Raylan) y las del crimen (Boyd). Pienso que la cosa es más profunda, y va más allá de esas convenciones. Nada más vean las similitudes biográficas entre uno y otro. La solución no debería ser tan simple, pero ya veremos, todavía falta mucho, digo, recién acaba de terminar este quinto ciclo.
Ah, bueno, y los paletos siempre son un gusto de ver y escuchar, junto con toda la ambientación paleta de Kentucky.
Y para finalizar, no me he referido mucho a los Crowe, salvo mencionar sus nombres y un par de características. No lo haré ahora, a excepción de Daryl, el mayor y líder, que me parece un antagonista más que convincente. No sólo es alguien de maneras y propósitos cuestionables, también tiene principios y valores, y muchas veces se siente como una víctima de la vida que le tocó vivir, y que nada más quiere sobrevivir. Justified hace buenos antagonistas -el único que realmente no me gustó fue Quarles, el de la tercera temporada-. Además, su rostro parece develar todo el daño que ha sufrido y causado.
En el post de la temporada anterior ya les decía que la sexta va a ser la temporada final. Me parece fenomenal que una serie termine dignamente, sin ser cancelada antes de tiempo, encontrando su camino para el final apropiado. Basado en esto, espero que veamos el otro año un final más que memorable. Digo, están los ingredientes. Lo único que pido es que ojalá las cosas para Boyd no involucren que muera.
Por lo demás, muy buena serie. Se las recomiendo, y siempre es un gusto ver a Raylan y Boyd hacer de las suyas en Harlan, un lugar tan vivo como los dos hermanos/amigos. Un personaje más, incluso.
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