La primera vez que me encontré con algo de este director holandés fue en la televisión por cable, cuando en una ocasión dieron "The last days of Emma Blank", una excelente comedia negra que trataba sobre una tipa llamada Emma Blank, dueña de una fastuosa mansión en la cual esclaviza a todos los que viven con ella, quienes esperan prontamente su muerte anunciada por una enfermedad terminal, de la cual se espera con ansiedad que finiquite de una vez por todas a la malvada señora. Era una ácida mirada sobre la burguesía que dejaba a estas personas como seres ridículos y carentes de toda moral. Inhumanos en extremo. Parte de esa mirada sigue en este filme, aunque acá hay un tratamiento distinto, más familiar y amigable incluso, pero que no esconde su naturaleza satírica. Eso lo convierte en un fresco y entretenido visionado. Alex van Warmerdam es un director con el que hay que ponerse al día más pronto que tarde -¿otro más? Debería permitirme un descanso ¿Un descanso del cine? Perdón, no quise decir eso-.
Tres sujetos que viven bajo la tierra comienzan a ser perseguidos sin razón aparente por otros tres sujetos, cura incluido. De hecho, tampoco hay razón aparente para vivir subterráneamente. El asunto es que el líder de los hombres subterráneos, debido a su huida, llega a una casa en la cual comienza a poner todo patas arriba, alterando la vida normal de esta acomodada familia en la que todo parece ser perfecto, aunque los acontecimientos se encarguen de demostrar lo contrario.
Cualquiera podría decir que un relato sobre una familia burguesa cuya cotidianidad se ve trastocada por sujetos extraños que, con mayor o menor violencia, forzosamente invierten el orden hogareño corrompiendo los valores familiares ya se ha visto varias veces en el cine, y siempre de la misma manera. El caso que se les debe venir a todos a la mente es el de Michael Haneke y su estupenda "Funny games", a estas alturas el filme por antonomasia sobre extraños invadiendo familias burguesas. Pero "Borgman" comienza a diferenciarse desde el inicio mismo con situaciones francamente extrañas que no encuentran mayor explicación: el porqué estos tres hombres viven bajo tierra no tiene respuesta, así como tampoco el porqué estos otros tres hombres -cura incluido- los persiguen. Supongo que tiene ese algo de la secuencia de créditos de "Funny games": nadie se lo esperaba. Lo que era una huída que acaba en esta casa que sirve como refugio temporal termina siendo precisamente una invasión al núcleo familiar compuesto por un hombre de negocios -el padre, el proveedor-, la madre artista, los tres hijos, la niñera y el fiel jardinero. Pero esta tampoco es una invasión cualquiera de ladrones en busca de un tesoro escondido en rincones de la casa que ni los mismos dueños conocen, de simples depravados que esperan sacarse la lotería con una madre atractiva, o de lunáticos que buscan literalmente destruir a la burguesía; esta invasión es más bien sentimental, mental y valórica, llevada a cabo de manera sutil y definitivamente menos violenta -al menos con la familia- que la mayoría de las cintas de este tipo. Es la invasión de los valores fundamentales de la familia desde lo más hondo e íntimo de cada miembro, y su posterior y perpetua depravación. Que quede claro, esta depravación no es nada malo: al parecer, es una liberación. La mirada distinta que tiene van Warmerdam a la hora de abordar esta mencionada invasión resulta refrescante, adjetivo que también se le puede aplicar a la dirección ejecutada con personalidad, a caballo entre estos juegos y confusiones mentales y los elementos surreales, que suelen ser de lo más divertido -como esos perros galgos-. "Borgman" se erige como un filme correcto y sólido, que encuentra un equilibrio fantástico entre su ejecución más formal hasta sus planteamientos más profundos. Y que esta palabra -"profundo"- no los haga pensar exageradamente: este filme no es extremadamente complejo ni polisémico, pero sí que sabe añadir elementos surreales -que ayudan a generar esa sensación de "filme de múltiples interpretaciones"- que encajan perfectamente con el mensaje del relato: la familia burguesa es una ilusión y una mentira, una fachada que hay que destruir desde sus cimientos: no las personas necesariamente, sino los valores propiamente tal. Y para precisar todavía más, el actuar de estos hombres tampoco parece ser algún tipo de revolución, al menos no una social llena de grandilocuencia y demagogia: probablemente sea el simple placer de ver el derrumbe de un estilo de vida lleno de opulencia en pos de un modus vivendi sencillo, honesto y comunitario -al menos eso me sugiere su final-.
Uno de los grandes aciertos de van Warmerdam es que genera una interesante y constante atmósfera enrarecida: todo parece estar bien aunque realmente no se siente así. Sabemos que desde la llegada de estos hombres las cosas van a ser cada vez más extrañas y los acontecimientos irán adquiriendo un cariz cada vez más nebuloso. El detalle interesante viene en que esta atmósfera no se presenta de una manera oscura ni asfixiante a modo de thriller -algo de lo que el humor negro, igual de efectivo que en "The last days..." aunque menos despiadado, se encarga de establecer, amén de su importante cuota de participación a la hora de definir el tono definitivo de la película: una sátira familiar tan absurda como inclemente y, después de todo, atroz-. La casa, que es prácticamente el único escenario, y toda la vida familiar se ven como cualquier día normal, como si nada malo fuera a pasar, salvo que está la presencia del líder de los subterráneros, justamente llamado Borgman. El acierto, finalmente, viene a ser el siguiente: todo parece ser normal pero los pequeños y misteriosos detalles señalan que en lo subyacente hay una fuerza maligna lista para atacar; el problema es que tenemos esa certeza, el qué, pero no tenemos claro ni el cuándo ni el cómo. Eso es lo que placenteramente te carcome durante el metraje entero, y al igual que en "Enemy", se juega con lo sugerente: nada es lo que parece ¿Por qué no? Pues porque los personajes se mueven en un escenario totalmente fantasmagórico, e incluso ellos mismos tienen algo de fantasmales -especialmente la imponente figura de Borgman-. La familia: sus comportamientos y fantasías, sumado a los elementos surreales, contribuye progresivamente a quebrantar esa superficialidad burguesa: la esposa no es una mujer abnegada de su esposo, que tampoco es el hombre perfecto que tiene todo bajo control. Además, la conducta de una de las hijas es tan inquietante que, de nuevo, sugiere mucho más de lo que realmente aclara -la lucidez de sus acciones dan para especular bastante-. Y los hombres "atacan" -pongo entre comillas para que no parezca un ataque salvaje ni atávico, todo lo contrario al elegante estilo de Borgman- el pilar fundamental de la familia: la madre. De todas formas tampoco se muestran a los subterráneos como blancas palomas. De vez en cuando los vemos cometer asesinatos y entretenidos trucos para introducirse más y más en los territorios familiares -métodos tan desconcertantes como casi todo lo visto a lo largo del metraje ¿Y esa obra de teatro? Por mientras me quedo con la impresión de que es indescifrable-. En ningún momento Borgman y los suyos se retratan de manera idealizada, solamente se describe con precisión y también ambigüedad cómo desarrollan su plan.
"Borgman", entonces, es un filme que funciona como un organizado y perfecto reloj: aunque todo parece improvisado, también tiene pinta de haber sido cuidadosamente planeado -de aquello surgen numerosas preguntas sobre el método de los subterráneos: el brebaje, las cicatrices, etc.; y claro, no esperen respuestas-. Dos maneras -improvisación y minuciosa organización- sobre las cuales no sé por cuál decidirme; he ahí un gran mérito. Por otro lado, tenemos los elementos surreales y fantasiosos que son los que trastocan sus vidas, y representan los miedos y contradicciones de esta familia de deseos reprimidos con efectos encarceladores. En resumidas cuentas, ésta es una cuidada fantasía ejecutada con precisión milimétrica: todo finalmente llega al mensaje de van Warmerdam. Lo demás contribuye en ese camino al mensaje ulterior, pero no hay mayor problema en no saber qué realmente son y significan. Es una lástima, a decir verdad, y no en el mal sentido, si no en el bueno: me hubiese encantado conocer más del pasado de Borgman y los suyos: la elusiva identidad de éstos, sus grises propósitos y la razón del carácter un tanto mitológico que tienen -tanta seguridad y control me recuerda al éstas alturas ínclito y magno Lorne Malvo, notable villano de la versión televisiva de "Fargo"-. Pero, tal como aclaré, este relato es sobre la caída valórica de una familia cuya máscara se cae con cada minuto que Borgman ejerce su poderosa influencia en la mente de sus miembros ¿Con qué razón? No me queda claro, pero por dios que fue fácil destruir a la familia ¡Y con qué elegancia y estilo! Al final, igual me queda una pregunta: ¿la familia estaba arruinada moralmente -por su carácter burgués, no menos- antes de la llegada de Borgman o todo lo visto fue simple influencia de aquel encantador hombre? Cualquier respuesta vale, probablemente sea una mezcla de las dos. No seamos tan taxativos.
Lo dicho, un filme con personajes y secuencias magnéticas que te mantienen atento y enganchado durante todo el metraje. Lo único que me dejó un tanto frío, o mejor dicho inseguro sobre cómo sentirme al respecto, fue el final. Es tan claro como enigmático. Bueno, en fin, recomendable.
Cualquiera podría decir que un relato sobre una familia burguesa cuya cotidianidad se ve trastocada por sujetos extraños que, con mayor o menor violencia, forzosamente invierten el orden hogareño corrompiendo los valores familiares ya se ha visto varias veces en el cine, y siempre de la misma manera. El caso que se les debe venir a todos a la mente es el de Michael Haneke y su estupenda "Funny games", a estas alturas el filme por antonomasia sobre extraños invadiendo familias burguesas. Pero "Borgman" comienza a diferenciarse desde el inicio mismo con situaciones francamente extrañas que no encuentran mayor explicación: el porqué estos tres hombres viven bajo tierra no tiene respuesta, así como tampoco el porqué estos otros tres hombres -cura incluido- los persiguen. Supongo que tiene ese algo de la secuencia de créditos de "Funny games": nadie se lo esperaba. Lo que era una huída que acaba en esta casa que sirve como refugio temporal termina siendo precisamente una invasión al núcleo familiar compuesto por un hombre de negocios -el padre, el proveedor-, la madre artista, los tres hijos, la niñera y el fiel jardinero. Pero esta tampoco es una invasión cualquiera de ladrones en busca de un tesoro escondido en rincones de la casa que ni los mismos dueños conocen, de simples depravados que esperan sacarse la lotería con una madre atractiva, o de lunáticos que buscan literalmente destruir a la burguesía; esta invasión es más bien sentimental, mental y valórica, llevada a cabo de manera sutil y definitivamente menos violenta -al menos con la familia- que la mayoría de las cintas de este tipo. Es la invasión de los valores fundamentales de la familia desde lo más hondo e íntimo de cada miembro, y su posterior y perpetua depravación. Que quede claro, esta depravación no es nada malo: al parecer, es una liberación. La mirada distinta que tiene van Warmerdam a la hora de abordar esta mencionada invasión resulta refrescante, adjetivo que también se le puede aplicar a la dirección ejecutada con personalidad, a caballo entre estos juegos y confusiones mentales y los elementos surreales, que suelen ser de lo más divertido -como esos perros galgos-. "Borgman" se erige como un filme correcto y sólido, que encuentra un equilibrio fantástico entre su ejecución más formal hasta sus planteamientos más profundos. Y que esta palabra -"profundo"- no los haga pensar exageradamente: este filme no es extremadamente complejo ni polisémico, pero sí que sabe añadir elementos surreales -que ayudan a generar esa sensación de "filme de múltiples interpretaciones"- que encajan perfectamente con el mensaje del relato: la familia burguesa es una ilusión y una mentira, una fachada que hay que destruir desde sus cimientos: no las personas necesariamente, sino los valores propiamente tal. Y para precisar todavía más, el actuar de estos hombres tampoco parece ser algún tipo de revolución, al menos no una social llena de grandilocuencia y demagogia: probablemente sea el simple placer de ver el derrumbe de un estilo de vida lleno de opulencia en pos de un modus vivendi sencillo, honesto y comunitario -al menos eso me sugiere su final-.
Uno de los grandes aciertos de van Warmerdam es que genera una interesante y constante atmósfera enrarecida: todo parece estar bien aunque realmente no se siente así. Sabemos que desde la llegada de estos hombres las cosas van a ser cada vez más extrañas y los acontecimientos irán adquiriendo un cariz cada vez más nebuloso. El detalle interesante viene en que esta atmósfera no se presenta de una manera oscura ni asfixiante a modo de thriller -algo de lo que el humor negro, igual de efectivo que en "The last days..." aunque menos despiadado, se encarga de establecer, amén de su importante cuota de participación a la hora de definir el tono definitivo de la película: una sátira familiar tan absurda como inclemente y, después de todo, atroz-. La casa, que es prácticamente el único escenario, y toda la vida familiar se ven como cualquier día normal, como si nada malo fuera a pasar, salvo que está la presencia del líder de los subterráneros, justamente llamado Borgman. El acierto, finalmente, viene a ser el siguiente: todo parece ser normal pero los pequeños y misteriosos detalles señalan que en lo subyacente hay una fuerza maligna lista para atacar; el problema es que tenemos esa certeza, el qué, pero no tenemos claro ni el cuándo ni el cómo. Eso es lo que placenteramente te carcome durante el metraje entero, y al igual que en "Enemy", se juega con lo sugerente: nada es lo que parece ¿Por qué no? Pues porque los personajes se mueven en un escenario totalmente fantasmagórico, e incluso ellos mismos tienen algo de fantasmales -especialmente la imponente figura de Borgman-. La familia: sus comportamientos y fantasías, sumado a los elementos surreales, contribuye progresivamente a quebrantar esa superficialidad burguesa: la esposa no es una mujer abnegada de su esposo, que tampoco es el hombre perfecto que tiene todo bajo control. Además, la conducta de una de las hijas es tan inquietante que, de nuevo, sugiere mucho más de lo que realmente aclara -la lucidez de sus acciones dan para especular bastante-. Y los hombres "atacan" -pongo entre comillas para que no parezca un ataque salvaje ni atávico, todo lo contrario al elegante estilo de Borgman- el pilar fundamental de la familia: la madre. De todas formas tampoco se muestran a los subterráneos como blancas palomas. De vez en cuando los vemos cometer asesinatos y entretenidos trucos para introducirse más y más en los territorios familiares -métodos tan desconcertantes como casi todo lo visto a lo largo del metraje ¿Y esa obra de teatro? Por mientras me quedo con la impresión de que es indescifrable-. En ningún momento Borgman y los suyos se retratan de manera idealizada, solamente se describe con precisión y también ambigüedad cómo desarrollan su plan.
"Borgman", entonces, es un filme que funciona como un organizado y perfecto reloj: aunque todo parece improvisado, también tiene pinta de haber sido cuidadosamente planeado -de aquello surgen numerosas preguntas sobre el método de los subterráneos: el brebaje, las cicatrices, etc.; y claro, no esperen respuestas-. Dos maneras -improvisación y minuciosa organización- sobre las cuales no sé por cuál decidirme; he ahí un gran mérito. Por otro lado, tenemos los elementos surreales y fantasiosos que son los que trastocan sus vidas, y representan los miedos y contradicciones de esta familia de deseos reprimidos con efectos encarceladores. En resumidas cuentas, ésta es una cuidada fantasía ejecutada con precisión milimétrica: todo finalmente llega al mensaje de van Warmerdam. Lo demás contribuye en ese camino al mensaje ulterior, pero no hay mayor problema en no saber qué realmente son y significan. Es una lástima, a decir verdad, y no en el mal sentido, si no en el bueno: me hubiese encantado conocer más del pasado de Borgman y los suyos: la elusiva identidad de éstos, sus grises propósitos y la razón del carácter un tanto mitológico que tienen -tanta seguridad y control me recuerda al éstas alturas ínclito y magno Lorne Malvo, notable villano de la versión televisiva de "Fargo"-. Pero, tal como aclaré, este relato es sobre la caída valórica de una familia cuya máscara se cae con cada minuto que Borgman ejerce su poderosa influencia en la mente de sus miembros ¿Con qué razón? No me queda claro, pero por dios que fue fácil destruir a la familia ¡Y con qué elegancia y estilo! Al final, igual me queda una pregunta: ¿la familia estaba arruinada moralmente -por su carácter burgués, no menos- antes de la llegada de Borgman o todo lo visto fue simple influencia de aquel encantador hombre? Cualquier respuesta vale, probablemente sea una mezcla de las dos. No seamos tan taxativos.
Lo dicho, un filme con personajes y secuencias magnéticas que te mantienen atento y enganchado durante todo el metraje. Lo único que me dejó un tanto frío, o mejor dicho inseguro sobre cómo sentirme al respecto, fue el final. Es tan claro como enigmático. Bueno, en fin, recomendable.
"Y descendieron sobre la tierra para fortalecer sus huestes"
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...