sábado, 30 de agosto de 2014

Stockholm - 2013


Director: Rodrigo Sorogoyen

  Pensaba que había visto y comentado un par antes, pero no, ésta es la primera película de España que se aparece en el blog, y que además es la primera que dirigió en solitario Sorogoyen, aunque antes hizo una donde fue co-director con otro sujeto. Así que, para mí, la de hoy no es su opera prima propiamente tal. En fin, "Stockholm" es una película que va de menos a más en todos los sentidos: tanto en calidad como en dureza y desolación. Un relato crudo que retrata una de las cosas difíciles de la vida: despertar y ser golpeado por la realidad, cruel e indiferente -si es que eres muy soñador, en todo caso-.


  En una fiesta, un sujeto cruza miradas con una chica y parece que algo se produjo dentro de él, pues inmediatamente se acerca a ella para decirle que está completamente enamorado, y que quiere estar junto a ella no importe qué. Ella no acepta, o quizás no le cree, pero puede que la insistencia del hombre sea fructífera y conquiste poco a poco a su objeto de amor. En cualquier caso, tendrá toda la noche para demostrar su repentino y fulminante amor.


  Es interesante la manera en que cambian las sensaciones e impresiones que uno tiene de una película mientras ésta avanza hacia su final: durante los primeros 40-50 minutos, debo decir que no estaba particularmente encantado con la historia que veía, pues aunque era simpática e incluso adorable, no se diferenciaba mucho del típico relato de dos desconocidos que una noche se conocen y la pasan enteramente juntos, tiren o no, se enamoren o no: supongo que son compañías más espirituales, alguna manera de paliar la soledad de cada uno. De todas, quizás esté pensando mucho estos relatos simples y facilones. No obstante, por acá se asoma una diferencia: mientras muchas de esas historias románticas al uso sobrepasan los límites de la cursilería con su excesivo edulcorado, idealizando lo que es el amor y el prospecto de una vida junto al otro, en "Stockholm" no se asoma completamente esa vena sentimental facilona y simplona.
  Digo no totalmente porque, desde luego, el tipo se la pasa diciendo que la ama y blablablá, ella respondiendo que el amor es otra cosa y blablablá -a veces los diálogos se volvían pretenciosos: no dejaban de ser diferentes a muchos del género aunque se creyeran superiores-, vemos imágenes bonitas de las luces y sombras de la ciudad con nuestros desconocidos contemplando el paisaje de asfalto, a veces sonando una musiquita bonita, etc., pero siempre con esa sensación de fondo de que todo es en vano y que el amor a primera vista no existe, o que es imposible concretar y consumar una conquista en una noche: la sombra del fracaso que se cierne sobre ambos, eso es lo que parece. Y, a pesar de esa diferencia de fondo e incluso de tratamiento dramático, no dejaba de parecer un relato romántico más -claramente con una calidad superior, pero no destacable ni magistral-, lo cual me mantenía atento pero no realmente expectante, por muy simpático y "misterioso" que todo fuera -¿la va a conquistar? ¿con eso será suficiente? ¿ella aceptará, caerá en sus redes?-. Las típicas señales de una historia de amor al uso que parece ir al predeterminado y esperado final.


  De todas formas, la película te abofetea con lo que posteriormente sucede, y además explica elocuentemente el porqué fue así la primera parte; claramente, Sorogoyen -que también escribió el guión junto a Isabel Peña- juega con eso: que primero sea el típico relato romántico de dos extraños que se conocen y comparten tiempo, sentimientos y experiencias, para luego convertirse en algo completamente diferente, algo ciertamente impensado. Es la sombra en ciernes de la que les hable, aquella sensación subyacente a los momentos simpáticos y adorables: la vida es cruel e indiferente con el individuo. Probablemente nadie estaba preparado para lo que seguía, ni personajes ni espectadores.
  Debido a esto, tranquilamente se puede afirmar que "Stockholm" es una película sobre la desilusión, la decepción que te provoca todo, desde los más mínimos detalles hasta los contratiempos más grandes. Pensar una cosa y que finalmente en realidad sea otra, ver tus deseos contrariados casi por capricho. Lo que sucede es una sorpresa desagradable -lo digo como halago- que inicia una segunda parte llena de dolor.


  Me ha gustado mucho la dirección de Sorogoyen, cuya puesta en escena es de lo más apropiada y coherente con el relato de fondo que cuenta, especialmente en la segunda parte del relato, en la que esa sobriedad multiplica la desilusión y desolación que comienza a reinar; la crueldad y el dolor se fortalece con aquella quietud y monotonía del espacio. Este es un gran ejemplo de cómo una dirección puede fortalecer inmensamente el poderío dramático de la historia: narrativamente "Stockholm" tiene una potencia abrumadora. Por eso pega fuerte, por eso te deja con la boca abierta, por eso te deja helado y sin poder moverte, por eso te deja sin reacción: porque te muestra el choque con la realidad, el despertar al mundo de los anhelos y los deseos, a la ensoñación de la felicidad absoluta que, después de todo, no es más que una falacia del tamaño de una catedral.
  Lo otro que pega duro es la actuación de Ella. Hay pocas palabras para describir la sensación que provoca su mirada, lo único que revela la tristeza que intenta disimular con sonrisas y bromas. El tipo que la intenta conquistar se lo dice: "desde el inicio me di cuenta de que estás triste". La actuación de Aura Garrido tiene una contención que llega a doler, porque uno se da cuenta de que quiere desahogarse y no puede, que quiere gritar y no puede hacerlo. Un personaje atrapado, interpretado a la perfección. Por otro lado, aunque no niego la calidad interpretativa de Él, debo decir que no me ha gustado tanto su labor, aunque quizás no me haya gustado el personaje en sí mismo, pero ambas cosas van de la mano. En pocas palabras, lo hace bien, pero me quedo ni fu ni fa.

  Lo dicho, una película de contrastes emocionales que también funciona de manera narrativa: la primera parte dice y te provoca una cosa, y la segunda logra todo lo contrario; sueños y vida real: dulzura e indiferencia, respectivamente. "Stockholm" va de menos a más por donde se le mire, y si al inicio es una cinta casi del montón con su romance cuasi adolescente y sentimentalismo barato, luego deviene en un relato cruel, crudo y desolador, cuyo final -que veía venir aunque de todas formas...- pega tan fuerte que uno no sabe qué hacer: nunca antes la quietud y la tranquilidad fueron tan insoportables y angustiantes; aquella quietud explicita y multiplica el vacío del espíritu.
  Ésta es toda una bofetada al espectador. Recomiendo "Stockholm" a ojos cerrados.

Lluvia de capturas

4 comentarios:

  1. No la he visto, peor después de tu completísimo análisis siento como si lo hubiera hecho.
    La verdad es que viendo las imágenes puedo decir que me gusta el trabajo de fotografía.
    Creo que me la apunto para verla, aunque no se si acabará de gustarme.
    Un saludo :)

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    1. Vaya, espero no haberte quitado el elemento sorpresa de la historia, jaja, que cuando lo ves pega bastante fuerte, especialmente con esa tremenda fotografía, que además de su belleza más perceptible, tiene un tremendo significado y dureza en lo subyacente.
      Espero que te guste, es de aquellas "comedias románticas" que valen la pena por completo.
      ¡Saludos!

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  2. Pues para tu estreno bloguero en cine español, elegiste una de las mejores películas que se han visto por aquí en los últimos años. Muy buena tu entrada sobre ella. Por lo que leo le cogiste el punto a la perfección, ja, ja.
    Saludos.

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    1. Mejor comenzar con el pie derecho, ciertamente. Gracias por la apreciación; la relectura siempre me resulta complicada (por no decir dolorosa, jaja) pero de ésta salí humildemente convencido de mí mismo. "Stockholm" es precisa y potente, básicamente hace lo que quiere con uno en los momentos justos (siempre en realidad). Creo que Sorogoyen está cerca de estrenar algo nuevo, habrá que poner atención.
      Saludos.

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