sábado, 25 de octubre de 2014

Shotgun Stories - 2007


Director: Jeff Nichols

   Después de tres posts dedicados exclusivamente a lo que son series de televisión estadounidenses -les adelanto que el lunes o el martes se dejará caer mi comentario sobre la temporada final de "Boardwalk Empire", que me tiene expectante-, ahora pretendo hacer tres posts dedicados a este joven director que con cada una de sus películas ha recibidio excelentes comentarios. "Shotgun Stories" es su opera prima y, debo decirlo, qué gran manera de comenzar una carrera cinematográfica. No es la octava maravilla pero sí es una gran prueba del talento de este hombre, un talento que me atrevo a aventurar se incrementa con cada película -o mejor dicho, depura-. Pero no lo sé... supongo que eso es lo que voy a descubrir en este par de días. Ya era hora.


   "Shotgun Stories" relata la disputa que surge entre dos bandos de medio-hermanos, los Hayes, unidos por el mismo padre, un sujeto conflictivo y que ha dejado marcas en las personalidades de sus críos. Por un lado tenemos a Son, Boy y Kid, y por el otro tenemos a Cleaman, Mark, Steven y John. Todo comienza cuando el padre muere y en el funeral se dicen unas cosas que no agradan mucho a algunos. La ofensa cala hondo y el resentimiento cada vez va tomando formas más violentas.


  "Shotgun Stories" es de esas películas que me hacen enojar tremendamente, pero no por que sean malas ni nada relativo a la -incuestionable- calidad, sino porque los hechos relatados se sienten tan reales que uno de inmediato toma una posición ante todo lo que poco a poco se va sucediendo; estar indiferente durante y al final de la historia es imposible. Y mucho menos ante una disputa entre medio-hermanos, por ejemplo, con sus peleas verbales e incluso físicas; con los trucillos marca de la casa de cobardes que, aún así, se permiten hacer daño; con las provocaciones y los diálogos punzantes, etc. Jeff Nichols se asoma como un director preocupadísimo de los estados emocionales y mentales de sus personajes, construyendo los conflictos en base a todo lo que surja del interior de los mismos, y también escondiendo otros cuantos en ese vasto y oscuro terreno que es la psiquis humana. El relato de "Shotgun Stories" es tremendamente sencillo y simple, tanto en su premisa como en su posterior desarrollo, pero donde hay sobriedad y austeridad de medios y de dispositivos narrativos, también encontramos emoción tratada con potencia y contundencia, pero por sobre todo honestidad, que es lo que fortalece los dos aspectos mencionados antes. Porque detrás de este conflicto entre dos grupos de medio-hermanos también se logran vislumbrar otros aspectos de la vida misma: además del honor familiar y el rencor como elemento cuya única consecuencia es la violencia y el sufrimiento, la búsqueda de felicidad y tranquilidad personal, el miedo ante la seguridad amenazada, la dignidad menoscabada, y los valores inherentes a una existencia eminentemente rural: trabajar duro y proteger a la familia; en suma, un interesante retrato del sureste estadounidense -la trama toma lugar en Arkansas-: un paisaje humano y un paisaje geográfico llevado a cabo a través de un feudo en el cual hay mucho en juego, y el cual también hace un interesante contraste entre esa paz de la naturaleza -ríos, campos, caminos- y la violencia humana. Y subrayo "humana" porque, a fin de cuentas, eso es lo que es "Shotgun Stories": un relato humano, con toda esa complejidad intrínseca. Y es que con un relato humano ya tiene suficiente para hacer miles de historias, ¿no les parece?


  El gran acierto de Jeff Nichols a la hora de filmar esta historia de disputas y rencores es esa parsimonia que tiene, que permanece prácticamente inalterable durante todo el metraje, ya sea en los momentos más bellos o los más agobiantes, en los cuales, eso sí, dicha parsimonia se fractura un poco en pos de generar esa tension tan necesaria. En cualquier caso, tampoco Nichols hace uso de vanos efectismos para hacer sentir mal al espectador, pues esa sencillez en la imagen, que en cierta forma no toma partido por ningún bando sino que simplemente acoge este conflicto, es suficiente para generar el malestar que nace inmediatamente luego del funeral. Y ese malestar no es otro más que la constante sensación de que todo va a salir terriblemente mal, una espina clavada en el pecho que no hace más que inyectar veneno progresivamente, sin la necesidad de estridencias; la tensa calma es más sobrecogedora que cualquier baño de sangre para los propósitos de Jeff Nichols, que quiere reflejar simplemente a la familia en peligro y las reacciones que se generan a partir de ello. En otras palabras, esta no es realmente una historia de acciones sino que de reflexiones, las cuales no le quedan grande a su director ni a la película misma.
  Por lo demás, el hombre tiene una gran sensibilidad estética; si no me creen contemplen las imágenes y, lo que según yo, subyace a ellas: la esencia de la trama, ese conflicto entre elementos que son más grandes que nosotros, pero que podemos llamar, a ambos, naturaleza: la humana y la del mundo, que continúa sin importarle mucho qué sucede con la primera. En cualquier caso, ambas naturalezas interactúan y en cada imagen eso queda manifestado.


  En todo caso, tengo que decir que el final no me ha gustado mucho, no porque Nichols haya perdido el pulso narrativo o haya  terminado todo con un ridículo circo, sino porque simplemente no estoy de acuerdo con los hechos. Pero eso es bonito: que hayan diferentes miradas y cosmovisiones al respecto. La suya no le quita, de ninguna forma, contundencia y honestidad a su relato, que, independiente de cómo haya sido desarrollado y concluido, a nivel general tiene una atmósfera de derrota: ¿quién puede ganar con algo así?, ¿cómo sentirse calmado al respecto? Las pulsiones más fundamentales e incluso atávicas entran en juego, y uno no puede mirar para el lado. De todas formas, mencionaba lo de la derrota por los tres hermanos protagonistas, cuyos nombres ya revelan el interés que el padre -y madre, sin duda- tenía en ellos: Son, Boy y Kid ¡Qué imaginación y cariño para bautizar a tus hijos! En cierta forma veo a este relato como uno de olvidados: personas y lugares alejados de la mano de Dios o de lo que sea que nos gobierne -tiene que haber un ente superior, ¿cierto? ¿CIERTO?-.

  Para ir finalizando, menciono brevemente la notable actuación de Michael Shannon, un actor que tiene un semblante extraño pero evocador: dominado por la furia y también por la tristeza; el asunto es que tiene un rostro muy particular que expresa mucho con poco, algo que en este caso está genial pues se condice con la energía interna del relato, que a propósito, está muy bien llevado por Nichols, tanto en el guión como en la dirección, con mano firme y sin dudas ni pasos en falso... por el contrario: con señales y sutiles pistas de qué historia se teje incluso antes de los hechos de la película, algo que sin duda complementa a la perfección lo que vemos. Buen ritmo y buen tempo, qué más se puede pedir en una película -a grandes rasgos-. En fin, muy bonita película la de este joven director, con un talento que estoy a punto de seguir descubriendo y, espero, disfrutando. Por ahora la invitación les queda a ustedes: recomiendo, con vehemencia, "Shotgun Stories".

Capturas sureñas

2 comentarios:

  1. Hace mucho tiempo tengo a 'Take Shelter' mirándome desde la estantería, pero todavía no la he metido en el DVD, y no es por falta de ganas, pero nunca me pongo con ella. Creo que tras tu muy encarecida recomendación antes voy a intentar ver este primer trabajo.

    Saludos.

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    Respuestas
    1. Comprendo esa sensación de que haya "algo" que, en cierta forma, te impida ver películas, y no me gusta nada, con lo que me gusta ver películas a mí... Ojalá puedas ver pronto la filmografía de este director, que es de esos casos en que uno debe apurarse antes de que sigan sacando películas, jeje, no nos pueden ir ganando la pulseada.
      Ahí dirás qué tal te parece.
      Muchos saludos.

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