Director: Luc Besson
"Transcendence" y "Lucy" tienen más cosas en común que sólo ser películas de ciencia ficción: ambas llegan a lo mismo pero desde dos veredas completamente opuestas. Ya me referiré más detalladamente sobre esto en algún parrafillo que estará lleno de spoilers -que será precedido de un aviso para los que no hayan visto ninguna de las dos películas y no quieran saber nada al respecto-. ¿Qué más puedo decir por ahora? Que ambas son películas entretenidas y en determinado punto, divertidas e hilarantes -no por que sean graciosas sino porque algunas cosas que suceden dan un poco de risa... pero en buena onda, casi nulo desdén-, y que sirven para alguna tarde aburrida que necesite de cualquier impulso con tal de mantenerte despierto. A "Lucy" le han dado bastante duro en todos lados, pero no me ha parecido un esperpento; al contrario, aunque peca de excesiva e inverosímil, incluso de pretenciosa -sobre todo en el tramo final-, no es más que una efectiva película de acción. Me la he pasado bien.
Lucy vive en Taiwán porque se fue a estudiar algo relacionad--- bueno, eso realmente no importa. Ciertos líos la involucran con cierta droga que le dan ciertos poderes sobrehumanos una vez ocurra cierto accidente que la meta en problemas con ciertos mafiosos que la persiguen incansablemente. Lucy está contra el tiempo.
Anoche soñé que escribía esta entrada, o en su defecto que la estaba revisando antes de subirla. En el momento del sueño me sentía bastante mal porque apenas había escrito un par de parrafillos de unas pocas líneas cada uno, y pensé que no era realmente una entrada propia de mí, acostumbrado a divagar y alargarme -aunque tampoco tanto, ¿o sí?-. Quizás ese sea mi gran miedo. De todas formas, no hay mucho que decir respecto a "Lucy", salvo que Scarlett Johansson es lo mejor -me gusta más al inicio cuando está híperexpresiva, aunque se entiende su inexpresividad progresiva-, y que no es más que una película de acción decente y bien llevada*, correctamente filmada -las escenas de persecución y las balaceras están bastante bien, ¿no?-, con una muy disfrutable banda sonora, y que les hará pasar un grato rato si es que no se la toman realmente en serio; es decir, si se aferran más al hecho de que es una cinta de acción en vez de un fallido y pretencioso intento de existencialismo y filosofía mainstream -en otras palabras: pura cháchara-. Porque claro, ¿quién se cree que unos mafiosos pueden crear una droga que haga que desarrolles la inteligencia hasta el 100% -un mito urbano, a todo esto-? En serio es para reír: décadas de avances científicos no son nada comparado a la ambición y venalidad criminal que, en su infinita sabiduría, crea la herramienta definitiva para el superhumano. Lo digo: la venta de dicha droga es un tiro por la culata. Pero incluso si hacemos la vista gorda a eso, lo que sigue les parecerá más hilarante: mientras más capacidad cerebral tenga Lucy, más superpoderes va adquieriendo, cada cual más inverosímil que el anterior. Muchos dicen que las drogas son la llave de la puerta que nos separa de otros mundos, pero los estadios a los que lleva la droga de esta película son como un poco mucho, ¿no creen? En fin, si no hacen caso de esta vertiente filosófico-existencial y prefieren disfrutar de la vertiente más terrenal y relativa a la trama -el simple hecho de huir, enfrentar, llegar al clímax-, pues les garantizo un buen rato. Es más, todo el cuento existencial puede incluso ser un aliciente o un suplemento que haga todo más ameno y divertido. Eso sí, tengo que admitir que lo mejor siempre se encontrará en las partes menos fantasiosas, como todo el inicio en ese hotel lleno de mafiosos. Lo dicho: relájense, no se crean que estarán ante una gran película -ni mucho menos que tendrá un apabullante trasfondo-, y disfruten la ligereza que es "Lucy".
*Hay baches en el guión, pequeños eso sí, un poco obvios y que invitan a los listillos de siempre a cuestionarse toda la película y su devenir -el diablo está en los detalles, dicen-; si ustedes son de los demasiado fijones, pues no puedo hacer nada para convercerlos.
Ahora bien, por acá me pondré bien bocón y comenzaré con los spoilers, no tanto para reflexionar en torno a los sucesos de "Lucy" -de poco valor reflexivo, ya se dijo- como para comparar un par de cosas con "Transcendence", miren que ambas cintas tienen más en común que la ciencia ficción meramente especulativa, Morgan Freeman recitando líneas de memoria -y siendo el hombre con buenas intenciones, voz paternal y actitud conciliadora: encasillamiento total, digo yo, aunque no lo quiero menoscabar...-, y que no fueron muy bien recibidas por el grán público y la excelsa crítica. Primero que todo: no son esperpentos. Simplemente son películas correctas dentro del estándar al que pertenecen. Si sus directores tuvieran más credibilidad y mejor reputación -y no fueran tan mainstreams; dicho de otro modo, si fuesen autores de tomo y lomo-, pues quizás ahí la decepción se habría asomado y golpeado fuerte. Pero no es el caso, y yo me pregunto: ¿quién espera la octava maravilla cinematográfica de parte del Hollywood actual? No le pidamos peras al olmo, ahí tienen otro dicho.
Pero en fin, volviendo al hilo principal formado de spoilers: "Transcendence" y "Lucy" llegan exactamente al mismo punto pero desde dos veredas totalmente opuestas. ¿Cuál es el punto al que llegan? El superhumano. ¿Cómo llegan?
Johnny Depp -el de "Transcendence"- lo hace a través de la mente y el espíritu como una entidad que es capaz de controlar la materia una vez establecido el contacto entre lo físico y lo metafísico; una vez consumado ese enlace, controlas el mundo entero... y para su propio bien -esa era la idea pero los brillantes científicos, entre ellos el bienintencionado Morgan Freeman, mandaron todo a la mierda-. Scarlett Johannson, por su parte, lo hace a través de lo meramente fisiológico: el desarrollo celular que otorga poderes sobre uno mismo, el otro, y finalmente la materia. Se sugiere que ya somos geniales pero no sabemos cómo aprovechar esa genialidad, que de todas formas no parece traer consigo un bien común; en "Transcendence" se sugiere que como humanidad podemos mejorar en pos de un mundo más sano.
Entonces tenemos el mismo estadio final: el superhumano. Si me preguntan, me parece mucho más verosímil el camino propuesto en "Transcendence", primero porque lo logran los científicos, y porque se hace a través de un proceso mejor descrito y mucho más posible que el que unos mafiosos manden a crear una droga a quién sabe qué laboratorio de segunda. Además, el superhumano de "Lucy" tiene poderes incluso más grandes que el de Johnny Depp, llegando a viajar en el tiempo y encontrarse con sus antepasados simios. ¡Si hasta hacen que Lucy sea una especie de monolito! Poco faltó para que Besson pusiera un bebé espacial gigante... Si hubiesen aterrizado las habilidades de Lucy, quizás la cosa habría sido algo más creíble -super(fuerza, velocidad, inteligencia) es aceptable, pero ¿omnipresencia...?-.
Para ir terminando, conclusiones valorativas: comparando -puede que suene ilógico-, "Transcendence" es mucho mejor que "Lucy" porque todo su cuento trascendental y existencial está nulamente tratado, por lo que su desarrollo no luce forzado ni tampoco pretencioso, al contrario de "Lucy", en la que la especulación es tanta -a pesar de lo vacua- que uno acaba por atragantarse con toda esa pretenciosidad sin sustento.
Pero no estoy molesto. ¿Me ven molesto? Ambas son películas aceptables y correctas. Ya lo he dicho un montón.
Igual para qué seguir... simplemente quería traer a colación esa similitud que me pareció interesante.
Lucy vive en Taiwán porque se fue a estudiar algo relacionad--- bueno, eso realmente no importa. Ciertos líos la involucran con cierta droga que le dan ciertos poderes sobrehumanos una vez ocurra cierto accidente que la meta en problemas con ciertos mafiosos que la persiguen incansablemente. Lucy está contra el tiempo.
Anoche soñé que escribía esta entrada, o en su defecto que la estaba revisando antes de subirla. En el momento del sueño me sentía bastante mal porque apenas había escrito un par de parrafillos de unas pocas líneas cada uno, y pensé que no era realmente una entrada propia de mí, acostumbrado a divagar y alargarme -aunque tampoco tanto, ¿o sí?-. Quizás ese sea mi gran miedo. De todas formas, no hay mucho que decir respecto a "Lucy", salvo que Scarlett Johansson es lo mejor -me gusta más al inicio cuando está híperexpresiva, aunque se entiende su inexpresividad progresiva-, y que no es más que una película de acción decente y bien llevada*, correctamente filmada -las escenas de persecución y las balaceras están bastante bien, ¿no?-, con una muy disfrutable banda sonora, y que les hará pasar un grato rato si es que no se la toman realmente en serio; es decir, si se aferran más al hecho de que es una cinta de acción en vez de un fallido y pretencioso intento de existencialismo y filosofía mainstream -en otras palabras: pura cháchara-. Porque claro, ¿quién se cree que unos mafiosos pueden crear una droga que haga que desarrolles la inteligencia hasta el 100% -un mito urbano, a todo esto-? En serio es para reír: décadas de avances científicos no son nada comparado a la ambición y venalidad criminal que, en su infinita sabiduría, crea la herramienta definitiva para el superhumano. Lo digo: la venta de dicha droga es un tiro por la culata. Pero incluso si hacemos la vista gorda a eso, lo que sigue les parecerá más hilarante: mientras más capacidad cerebral tenga Lucy, más superpoderes va adquieriendo, cada cual más inverosímil que el anterior. Muchos dicen que las drogas son la llave de la puerta que nos separa de otros mundos, pero los estadios a los que lleva la droga de esta película son como un poco mucho, ¿no creen? En fin, si no hacen caso de esta vertiente filosófico-existencial y prefieren disfrutar de la vertiente más terrenal y relativa a la trama -el simple hecho de huir, enfrentar, llegar al clímax-, pues les garantizo un buen rato. Es más, todo el cuento existencial puede incluso ser un aliciente o un suplemento que haga todo más ameno y divertido. Eso sí, tengo que admitir que lo mejor siempre se encontrará en las partes menos fantasiosas, como todo el inicio en ese hotel lleno de mafiosos. Lo dicho: relájense, no se crean que estarán ante una gran película -ni mucho menos que tendrá un apabullante trasfondo-, y disfruten la ligereza que es "Lucy".
*Hay baches en el guión, pequeños eso sí, un poco obvios y que invitan a los listillos de siempre a cuestionarse toda la película y su devenir -el diablo está en los detalles, dicen-; si ustedes son de los demasiado fijones, pues no puedo hacer nada para convercerlos.
Ahora bien, por acá me pondré bien bocón y comenzaré con los spoilers, no tanto para reflexionar en torno a los sucesos de "Lucy" -de poco valor reflexivo, ya se dijo- como para comparar un par de cosas con "Transcendence", miren que ambas cintas tienen más en común que la ciencia ficción meramente especulativa, Morgan Freeman recitando líneas de memoria -y siendo el hombre con buenas intenciones, voz paternal y actitud conciliadora: encasillamiento total, digo yo, aunque no lo quiero menoscabar...-, y que no fueron muy bien recibidas por el grán público y la excelsa crítica. Primero que todo: no son esperpentos. Simplemente son películas correctas dentro del estándar al que pertenecen. Si sus directores tuvieran más credibilidad y mejor reputación -y no fueran tan mainstreams; dicho de otro modo, si fuesen autores de tomo y lomo-, pues quizás ahí la decepción se habría asomado y golpeado fuerte. Pero no es el caso, y yo me pregunto: ¿quién espera la octava maravilla cinematográfica de parte del Hollywood actual? No le pidamos peras al olmo, ahí tienen otro dicho.
Pero en fin, volviendo al hilo principal formado de spoilers: "Transcendence" y "Lucy" llegan exactamente al mismo punto pero desde dos veredas totalmente opuestas. ¿Cuál es el punto al que llegan? El superhumano. ¿Cómo llegan?
Johnny Depp -el de "Transcendence"- lo hace a través de la mente y el espíritu como una entidad que es capaz de controlar la materia una vez establecido el contacto entre lo físico y lo metafísico; una vez consumado ese enlace, controlas el mundo entero... y para su propio bien -esa era la idea pero los brillantes científicos, entre ellos el bienintencionado Morgan Freeman, mandaron todo a la mierda-. Scarlett Johannson, por su parte, lo hace a través de lo meramente fisiológico: el desarrollo celular que otorga poderes sobre uno mismo, el otro, y finalmente la materia. Se sugiere que ya somos geniales pero no sabemos cómo aprovechar esa genialidad, que de todas formas no parece traer consigo un bien común; en "Transcendence" se sugiere que como humanidad podemos mejorar en pos de un mundo más sano.
Entonces tenemos el mismo estadio final: el superhumano. Si me preguntan, me parece mucho más verosímil el camino propuesto en "Transcendence", primero porque lo logran los científicos, y porque se hace a través de un proceso mejor descrito y mucho más posible que el que unos mafiosos manden a crear una droga a quién sabe qué laboratorio de segunda. Además, el superhumano de "Lucy" tiene poderes incluso más grandes que el de Johnny Depp, llegando a viajar en el tiempo y encontrarse con sus antepasados simios. ¡Si hasta hacen que Lucy sea una especie de monolito! Poco faltó para que Besson pusiera un bebé espacial gigante... Si hubiesen aterrizado las habilidades de Lucy, quizás la cosa habría sido algo más creíble -super(fuerza, velocidad, inteligencia) es aceptable, pero ¿omnipresencia...?-.
Para ir terminando, conclusiones valorativas: comparando -puede que suene ilógico-, "Transcendence" es mucho mejor que "Lucy" porque todo su cuento trascendental y existencial está nulamente tratado, por lo que su desarrollo no luce forzado ni tampoco pretencioso, al contrario de "Lucy", en la que la especulación es tanta -a pesar de lo vacua- que uno acaba por atragantarse con toda esa pretenciosidad sin sustento.
Pero no estoy molesto. ¿Me ven molesto? Ambas son películas aceptables y correctas. Ya lo he dicho un montón.
Igual para qué seguir... simplemente quería traer a colación esa similitud que me pareció interesante.
En fin, eso es todo amigos.
Ustedes deciden si dejarse llevar por la acción irreflexiva o dejarse ofender por lo vacío del trasfondo.
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