Director: Kinji Fukasaku
Una vez hablando con un amigo, me dice que Fukasaku declaró que se sentía algo defraudado y arrepentido de varias películas suyas porque las hizo para tener trabajo más que por pasión. En pocas palabras, el director nipón no estaba muy feliz con que algunos elementos de su filmografía llevasen su firma. Tal parece que no dio ningún nombre exacto, algo un poco lamentable pero que entrega la entretenida posibilidad de especular cuáles son esas películas suyas que no le hacen gracia que existan. ¿Será "Graveyard of Honor", la cinta de esta entrada, una de ellas? Debió haber sido importante en su momento, considerando el amplio trasfondo real que tiene o el hecho de que varios la incluyen entre las mejores 50 películas japonesas de todos los tiempos -un poco audaz, ¿no?-, pero con lo mala que es no me extrañaría que Fukasaku se refiriese a ella mientras daba esas declaraciones. Y yo me pregunto si se podía esperar algo distinto, algún toque de superlativa inspiración o ilimitada genialidad, de una película de un director que entre 1970 y 1975 hizo, creo que no exagero, unas cuatro películas de yakuza por año. Más de alguna le habrá salido buena, pero viejo, en otras el cansancio se nota desde el primer minuto. Tristemente, tal es el caso de la presente película.
"Graveyard of Honor" es la historia de Rikio Ishikawa, un yakuza que existió en la vida real, un hombre loco y violento que vivió de cagada en cagada, no sólo arruinando su vida sino la de quienes le rodearon. Un ser despreciable como pocos que, sin embargo, alcanzó el status de leyenda debido a su desparpajo y temeridad. La película es un repaso a su vida y, probablemente, un intento por inmiscuirse en la mente de este particular espécimen.
Realmente no hay mucho que decir: "Graveyard of Honor" es una pésima película por donde se le mire.
Primero, la dirección de Fukasaku denota una falta de energía tremenda: ya desde el primer minuto la película se devela cansina, haciendo que sus aparentemente inofensivos 90 minutos se vuelvan una maldita eternidad. Decir que lo de Fukasaku es piloto automático sería demasiado premio para una película con una construcción estética nula, sin intención narrativa en esas imágenes carentes de emoción, por lo demás, que sólo contienen el hastío del realizador, única sensación que se logra transmitir a quien tuvo la mala idea de sentarse a verla. Es un verdadero suplicio tener que ver una película tan apagada, "narrada" sin ritmo alguno ni identidad o actitud.
Segundo, no hay nada que contar, no hay trama o algún tipo de conflicto que sustente 90 minutos de película. Con un simple "repaso a los acontecimientos relevantes de la vida del protagonista" no alcanza para darle interés a la historia o establecer una construcción dramática, y aunque Rikio el deleznable se una a una familia Yakuza, luego se haga amigo de maleantes independientes y se meta en problemas con su familia y la de otros, entre otras varias desavenencias, el que no haya algún tipo de tesis o mirada sobre él hace que todo sea un caótico cúmulo de despropósitos. Gran cantidad de acontecimientos no es sinónimo de calidad o de estar contando algo, es más, es como si se estuviese intentando esconder -infructuosamente, claro- que en realidad nadie tiene ni puta idea que está haciendo... digo, además de ser un "estudio" sobre el yakuza este, tildado de leyenda al final de la película -aunque sin admiración, creo, igual no podría estar seguro-, ¿tiene algo que ver con la rivalidad de posguerra entre chinos y japoneses?, ¿tiene que ver con la corrupción política?, ¿tiene que ver con algún aspecto, por muy mínimo que sea, de la sociedad japonesa? Por supuesto que no: la película es plana y somera a más no poder, al igual que su protagonista -a quien ya repasaremos dentro de poco- y el resto de los personajes... verlos todos juntos es un espectáculo patético. En todo caso, el problema principal es que, a fin de cuentas, "Graveyard of Honor" no es una película yakuza -lo cual habría hecho más aceptable el ir y venir de mafiosos, aunque no pondría las manos al fuego por esa posibilidad-; en realidad es una película sobre Rikio Ishikawa, y ya se sabe que ésta no profundiza ni en la personalidad del maníaco ni en las consecuencias de sus acciones -o sea, las vemos pero nada más allá, no hay reflexión-.
Además, y esto no lo entiendo, de nuevo vemos a un protagonista de Fukasaku violar a una japonesa que, con todo, acaba enamorada y sacrificándose con tal de salvar a su héroe, su príncipe azul, su salvador -su única función: no la vemos hacer nada más, ni siquiera ser una persona-. Súmenle a ello lo ridículo que se ve que una multitud de policías y yakuzas -juntos y revueltos- intenten atrapar a Rikio y que éste, tan sólo con un pedazo de vidrio, haga que todos estos se asusten como ratas. ¿Cómo se explica que vayan a atrapar a un criminal buscado por la ley/enemigo de los yakuza sin un arma de fuego? No es la única escena así... Y lo peor es que esto está basado en la vida de Rikio, ¡en la realidad!, lo que me deja... cómo decirlo, atónito, cuanto menos. Incluso aunque los hechos hayan sucedido de verdad, no me explico que nadie se haya detenido a pensar si más que una película en realidad estuviesen redefiniendo el concepto de "vergüenza ajena".
Pero lo más grave de todo, incluso más que no tener opinión sobre el protagonista o el Japón de la época, que dirigir sin ganas ni respeto por un espectador deseoso de una buena película de yakuzas, es el aura de trascendencia con el que se reviste la intrascendencia inherente del relato. ¿Por qué razón? Por el protagonista, una escoria despreciable, el típico antihéroe bendecido con un carisma que en este caso brilla por su ausencia, a cuya existencia se le impregna un aire de heroísmo, sobre todo al final cuando la cosa se pone más "amarga" para el pobrecillo. Y a pesar de que no se tenga una mirada clara sobre el sujeto ni su entorno, aún así persiste esa dudosa intención redentora e indulgente por parte de los responsables de esta bazofia, como si el pobre fuese una víctima de las circunstancias -¿cuáles, si se puede saber? ¿No ser un jefe yakuza aunque fuese su sueño de infancia?- y que este mundo era demasiado cruel para él. ¿Una película apologética hacia su infame figura? Me da la impresión que casi le ponen de título "La balada de Rikio", aunque el verdadero no ayude: significa, según el traductor de google, "cementerio de honor". Vamos, que su lugar de eterno descanso contiene todo el honor que le caracterizó en vida; además, su lápida -uy, uy, ¡spoiler!: el hombre muere- lleva grabada las palabras "justicia" y otra que no recuerdo. Un ejemplo este sujeto, tenemos que aprender de él... Sobra decir que Rikio no retribuye los "esfuerzos" que los responsables emplean para hacerlo parecer simpático: su (merecido) sufrimiento no conmueve en nada y su (inmerecida) felicidad -merecidamente escasa- no alegra ni un ápice; lo único que logra generar es rechazo, y del grande.
Todo mal.
En fin, no vale la pena seguir escribiendo sobre esta esperpéntica película de la cual no se puede rescatar nada de nada. El continuo deseo de que la cinta acabara es indescriptible, casi tanto como esa fascinación por la figura de Rikio que la película intenta provocar en el espectador -o quizás no lo haga: quizás sea deliberadamente horrible con tal de que nadie quiera ser como él... ¿un riesgo necesario?-. En resumidas cuentas, ahórrense la mala experiencia. La vida es demasiado bella como para desperdiciarla en basuras como esta.
"Graveyard of Honor" es la historia de Rikio Ishikawa, un yakuza que existió en la vida real, un hombre loco y violento que vivió de cagada en cagada, no sólo arruinando su vida sino la de quienes le rodearon. Un ser despreciable como pocos que, sin embargo, alcanzó el status de leyenda debido a su desparpajo y temeridad. La película es un repaso a su vida y, probablemente, un intento por inmiscuirse en la mente de este particular espécimen.
Realmente no hay mucho que decir: "Graveyard of Honor" es una pésima película por donde se le mire.
Primero, la dirección de Fukasaku denota una falta de energía tremenda: ya desde el primer minuto la película se devela cansina, haciendo que sus aparentemente inofensivos 90 minutos se vuelvan una maldita eternidad. Decir que lo de Fukasaku es piloto automático sería demasiado premio para una película con una construcción estética nula, sin intención narrativa en esas imágenes carentes de emoción, por lo demás, que sólo contienen el hastío del realizador, única sensación que se logra transmitir a quien tuvo la mala idea de sentarse a verla. Es un verdadero suplicio tener que ver una película tan apagada, "narrada" sin ritmo alguno ni identidad o actitud.
Segundo, no hay nada que contar, no hay trama o algún tipo de conflicto que sustente 90 minutos de película. Con un simple "repaso a los acontecimientos relevantes de la vida del protagonista" no alcanza para darle interés a la historia o establecer una construcción dramática, y aunque Rikio el deleznable se una a una familia Yakuza, luego se haga amigo de maleantes independientes y se meta en problemas con su familia y la de otros, entre otras varias desavenencias, el que no haya algún tipo de tesis o mirada sobre él hace que todo sea un caótico cúmulo de despropósitos. Gran cantidad de acontecimientos no es sinónimo de calidad o de estar contando algo, es más, es como si se estuviese intentando esconder -infructuosamente, claro- que en realidad nadie tiene ni puta idea que está haciendo... digo, además de ser un "estudio" sobre el yakuza este, tildado de leyenda al final de la película -aunque sin admiración, creo, igual no podría estar seguro-, ¿tiene algo que ver con la rivalidad de posguerra entre chinos y japoneses?, ¿tiene que ver con la corrupción política?, ¿tiene que ver con algún aspecto, por muy mínimo que sea, de la sociedad japonesa? Por supuesto que no: la película es plana y somera a más no poder, al igual que su protagonista -a quien ya repasaremos dentro de poco- y el resto de los personajes... verlos todos juntos es un espectáculo patético. En todo caso, el problema principal es que, a fin de cuentas, "Graveyard of Honor" no es una película yakuza -lo cual habría hecho más aceptable el ir y venir de mafiosos, aunque no pondría las manos al fuego por esa posibilidad-; en realidad es una película sobre Rikio Ishikawa, y ya se sabe que ésta no profundiza ni en la personalidad del maníaco ni en las consecuencias de sus acciones -o sea, las vemos pero nada más allá, no hay reflexión-.
Además, y esto no lo entiendo, de nuevo vemos a un protagonista de Fukasaku violar a una japonesa que, con todo, acaba enamorada y sacrificándose con tal de salvar a su héroe, su príncipe azul, su salvador -su única función: no la vemos hacer nada más, ni siquiera ser una persona-. Súmenle a ello lo ridículo que se ve que una multitud de policías y yakuzas -juntos y revueltos- intenten atrapar a Rikio y que éste, tan sólo con un pedazo de vidrio, haga que todos estos se asusten como ratas. ¿Cómo se explica que vayan a atrapar a un criminal buscado por la ley/enemigo de los yakuza sin un arma de fuego? No es la única escena así... Y lo peor es que esto está basado en la vida de Rikio, ¡en la realidad!, lo que me deja... cómo decirlo, atónito, cuanto menos. Incluso aunque los hechos hayan sucedido de verdad, no me explico que nadie se haya detenido a pensar si más que una película en realidad estuviesen redefiniendo el concepto de "vergüenza ajena".
Pero lo más grave de todo, incluso más que no tener opinión sobre el protagonista o el Japón de la época, que dirigir sin ganas ni respeto por un espectador deseoso de una buena película de yakuzas, es el aura de trascendencia con el que se reviste la intrascendencia inherente del relato. ¿Por qué razón? Por el protagonista, una escoria despreciable, el típico antihéroe bendecido con un carisma que en este caso brilla por su ausencia, a cuya existencia se le impregna un aire de heroísmo, sobre todo al final cuando la cosa se pone más "amarga" para el pobrecillo. Y a pesar de que no se tenga una mirada clara sobre el sujeto ni su entorno, aún así persiste esa dudosa intención redentora e indulgente por parte de los responsables de esta bazofia, como si el pobre fuese una víctima de las circunstancias -¿cuáles, si se puede saber? ¿No ser un jefe yakuza aunque fuese su sueño de infancia?- y que este mundo era demasiado cruel para él. ¿Una película apologética hacia su infame figura? Me da la impresión que casi le ponen de título "La balada de Rikio", aunque el verdadero no ayude: significa, según el traductor de google, "cementerio de honor". Vamos, que su lugar de eterno descanso contiene todo el honor que le caracterizó en vida; además, su lápida -uy, uy, ¡spoiler!: el hombre muere- lleva grabada las palabras "justicia" y otra que no recuerdo. Un ejemplo este sujeto, tenemos que aprender de él... Sobra decir que Rikio no retribuye los "esfuerzos" que los responsables emplean para hacerlo parecer simpático: su (merecido) sufrimiento no conmueve en nada y su (inmerecida) felicidad -merecidamente escasa- no alegra ni un ápice; lo único que logra generar es rechazo, y del grande.
Todo mal.
En fin, no vale la pena seguir escribiendo sobre esta esperpéntica película de la cual no se puede rescatar nada de nada. El continuo deseo de que la cinta acabara es indescriptible, casi tanto como esa fascinación por la figura de Rikio que la película intenta provocar en el espectador -o quizás no lo haga: quizás sea deliberadamente horrible con tal de que nadie quiera ser como él... ¿un riesgo necesario?-. En resumidas cuentas, ahórrense la mala experiencia. La vida es demasiado bella como para desperdiciarla en basuras como esta.
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