Director: Damián Szifron
Una de las películas sensación del año pasado y también en lo que va de este. Tanta sensación que hasta muchos, quizás demasiados, pusieron el grito en el cielo cuando "Winter Sleep" del gran Nuri Bilge Ceylan se llevó el premio gordo (de Cannes, olvidé acotar) en vez de la cinta del argentino Damián Szifron. Si no gana el oscar a mejor película extranjera probablemente griten más, quién sabe. Desde luego, no me encuentro entre la fanaticada de esta película... una salvaje fanaticada -uy, que gracioso yo-. Debo decir que esta película me ha dejado una sensación agridulce: tenemos historias que realmente son tremendas como otras inocuas y completamente olvidables. En este caso no seré ni indulgente ni condenatorio, pues la situación no lo amerita; con la sola indiferencia basta... ¿Acabo de ver "Relatos Salvajes?
Pues ya se sabe: seis historias de personas más o menos comunes y corrientes que, por esas cosas de la vida, pierden los estribos y reaccionan de manera violenta a sus problemas. Me gusta, no me gusta, me gusta...
Relato 1: Muchas personas en un avión, todas ellas compartiendo algo en común: el gran agente de peligro que se mantiene en las sombras. Como relato introductorio me parece de lo más bien, primero porque el camino entre la más rutinaria normalidad hasta el más rimbombante de los peligros es creíble, progresivo y logra generar una sólida atmósfera, no de extrañeza pero sí de desorientación; y porque tiene un tono que sabe jugar con lo trágico como con lo absurdo, transformando una gracia en un terrible mal. Quizás su final sea demasiado... no sé, abrupto (¿?), obvio (¿?)... el punto es que despacha con desacertada rapidez lo que se había construido con cierta paciencia. No obstante, repito, como relato introductorio funciona y deja sentadas las bases de la película, especialmente desde lo moral y, obvio, lo narrativo. Además, es entretenido y tiene un ritmo interno bastante atractivo.
Relato 2: Este, que trata sobre una mesera que recibe a un cliente desagradable -hay pasado ahí, terrible pasado- y que se debate entre si dejar pasar todo lo que hizo el sujeto ese o hacer justicia por mano propia -la verdadera no existe, ya lo verán-, no me ha gustado mucho. Casi nada. La razón es simple: en este caso la atmósfera no logra generar suficiente tensión, principalmente porque los acontecimientos suceden de manera muy rápida, demasiado como para que el peligro y el dilema moral, bastante antojadizo, terminen de instalarse y cobrar fuerza. La cosa va primero sí, luego no, luego sí, luego no..., cada estado siendo tan fugaz como el anterior. Mucha acción y poca construcción.
Que el dilema moral no sea lo suficientemente fuerte es porque el pasado que se nos dice peca de, perdonen lo indiferente, simple y forzado. Y lo absurdo de las coincidencias tampoco aporta a un tono que no se sabe si oscuro o irónico o ambos. Y claro, el final es abrupto y un poco fácil, como un comodín para salir de apuros.
No señor, no me ha gustado este intento de thriller con comedia negra.
Relato 3: Acá la cosa va mejorando hasta llegar a regular. Un sujeto bien guapo, bien vestido y que conduce un buen auto, yendo por la carretera se encuentra con un gordo sucio, mal vestido y con una chatarra vehicular. Naturalmente, el encuentro no es cordial.
Lo que me parece interesante de este relato es el duelo que se genera entre ambos sujetos, tan innecesariamente obstinados que las cosas no pueden salir bien; además, el duelo está bien planteado desde lo narrativo y es filmado con buen pulso. Quizás no se sienta una tensión asfixiante, pero se logra algo útil en este caso: que queramos saber cómo terminará este duelo, y que ambos personajes generen interés. Por lo demás, los dos actores me han parecido solventes, especialmente el sujeto guapo, cuyos momentos de ira suprema son geniales.
Lo que me ha generado ruido es que no hay mucha base moral, de esa que parece querer alimentarse y aferrase la película, ese discurso del tipo "historias que delatan la rabia de la gente por culpa de una sociedad malparida" o qué sé yo. En este relato puede haber resentimiento, algún tipo de lucha de clases o así, pero sólo porque los sujetos son superficialmente diferentes. ¿El asunto es que todos, con mucho o poco dinero, son igual de imbéciles, de boludos, de salames? Digo, porque si te gritan "salame resentido" o algo similar por la ventana, tampoco es que inicies toda una persecución, ¿no? Los mortales tenemos mucho que perder para caer en juegos de niños.
Pero lo dicho, es un duelo interesante de ver.
Relato 4: Y llegamos, por fin, a los relatos que verdaderamente valen la pena de ver. En este caso, con un tremendo Ricardo Darín, padre de familia con buen empleo, que ve cómo todo se va al diablo debido a lo ridículo de la burocracia y algunos aspectos de las leyes y deberes ciudadanos. El vacío legal que mientras no haga daño y no genere ruido mediático, no estorba a nadie salvo los miserables que se parten el trasero y no pueden evadir la ley con impunidad.
Lo que hace genial a este relato es que tiene una base moral, social y cultural que logra sustentar con coherencia y sin cuestionamientos la indignación del personaje de Darín. Si estamos ante un drama social, viejo: es desalentadoramente cierto. Además el relato, que tiene mucho de furiosa protesta, está bien estructurado y filmado, y desde luego actuado.
Nada más que decir salvo que entre éste y el siguiente está mi favorito, o dicho de otra forma, los dos verdaderamente buenos y que merecen el tiempo empleado.
Relato 5: Otro drama social, y también político. Un chico rico, a todas luces niñito de papá y mamá, llega en la noche con el auto ensangrentado y algo abollado. Es obvio: el chico atropelló a alguien, y los padres, que no quieren que su retoño sea presa de la furia ciudadana y el peso de la ley, harán lo posible para salir más o menos indemnes de tal situación. Debo decirlo, este relato es aterrador... aterradoramente cierto, con una tensión asfixiante y un relato que no se repite ni da vueltas en torno a la misma cuestión: se permite variaciones morales que le dan algo de frescura; digo, es fácil caer en eso de que los ricos son demonios con patas de cabra y cuernos y todo eso... No me malentiendan, no defiendo en lo absoluto el actuar de esta gente que utiliza dinero y tráfico de influencias para salir de sus problemas, pero no todos -no necesariamente- son iguales... la gran mayoría sí, triste decirlo, pero no todos. Y creo que el director acierta en darle más capas a un asunto que se presta para la caricatura -algo que se roza en este caso, ¿no les parece?
Y bueno, sumado a esa siempre vigente realidad, el relato va sumando pequeños pero esclarecedores y dolorosos detalles que hacen del conjunto algo mucho más terrible e indignante de lo que ya es. Muy, muy desasosegante este relato, titulado "La propuesta".
La protesta es evidente: la justicia no existe realmente, y no son los culpables quienes pagan el alto precio.
Relato 6: Pero qué manera de arruinar, o no arruinar pero sí disminuir, la calidad de un momento para otro. Una boda se lleva a cabo y la feliz pareja parece tan sólida como esos edificios anti-terremotos. Pero las sospechas de la novia harán que, a pesar de las apariencias, la cosa comience a derrumbarse.
Digo que empieza bien porque las sospechas de la novia están muy bien filmadas y expresadas, sobre todo sus reacciones iniciales, que generan una apropiada tensión que amenaza con poner en jaque la fiesta... y nada más y nada menos que ante todo un grupazo de invitados. Un escándalo sería lo último que uno quisiera... Luego de la mitad del relato, que es el punto de quiebre, el asunto cae en una espiral de exageraciones difíciles de tomar en serio.
El final tiene algo que atrae, quizás por lo imprevisto, pero el camino a ello te deja atónito e incrédulo. ¿Qué pasó con esa tensión bien construida, con esa sutileza con que se decían y revelaban las cosas? Pues explotaron, así de simple: por puro (mal) gusto. Lo único que salva más o menos la función es que el lío se hace algo divertido, pero las contadas risas generadas no alcanzan a disfrazar el poco tino del director, quien deja caer una historia que al inicio prometía bastante. A eso le llamo no saber solucionar una historia.
Y para terminar, algunas consideraciones a nivel general: como conjunto, "Relatos Salvajes" no me parece una buena película, aunque sí es decente y pasable.
Lo que más me molesta es que, sin contar los relatos 4 y 5, no veo en ninguna parte eso de la furia de la sociedad actual que hace que la gente pierda los estribos y se convierta en bestias salvajes. Esa era la idea de la película, ¿o me equivoco? En otras palabras, no logro discernir hacia dónde va el director con su película; o si tiene alguna intención verdadera más allá de entretener "contando verdades", sin ir más lejos. Si en los relatos no destacables y los destacables a medias hay algo de protesta, o de crítica social y política, no la pude distinguir: el director es demasiado fino y sutil a la hora de introducir esos palos... bah, qué mentira. Si hay algo que se nota en esta cinta es que Szifron no tiene nada de comedido, y el éxito de los relatos 4 y 5 es más por lo certero de sus historias y lo que cuentan que por la dirección, "la mirada", del director, bastante convencional si me permiten la opinión.
"Relatos Salvajes" muestra -con las mencionadas dos excepciones- exabruptos. Nada más. Y exabruptos han habido en toda la historia de la humanidad, así que no me digan que esta película es especial por unirlas con un "fondo crítico en común". De no ser por los buenos relatos, ya estaría olvidada por mi parte. En todo caso, es una película correcta y, aunque no deja de ser una decepción -esperaba algo más mordaz, más crítico-, igual se ve con (algo de) agrado.
Pues ya se sabe: seis historias de personas más o menos comunes y corrientes que, por esas cosas de la vida, pierden los estribos y reaccionan de manera violenta a sus problemas. Me gusta, no me gusta, me gusta...
Relato 1: Muchas personas en un avión, todas ellas compartiendo algo en común: el gran agente de peligro que se mantiene en las sombras. Como relato introductorio me parece de lo más bien, primero porque el camino entre la más rutinaria normalidad hasta el más rimbombante de los peligros es creíble, progresivo y logra generar una sólida atmósfera, no de extrañeza pero sí de desorientación; y porque tiene un tono que sabe jugar con lo trágico como con lo absurdo, transformando una gracia en un terrible mal. Quizás su final sea demasiado... no sé, abrupto (¿?), obvio (¿?)... el punto es que despacha con desacertada rapidez lo que se había construido con cierta paciencia. No obstante, repito, como relato introductorio funciona y deja sentadas las bases de la película, especialmente desde lo moral y, obvio, lo narrativo. Además, es entretenido y tiene un ritmo interno bastante atractivo.
Relato 2: Este, que trata sobre una mesera que recibe a un cliente desagradable -hay pasado ahí, terrible pasado- y que se debate entre si dejar pasar todo lo que hizo el sujeto ese o hacer justicia por mano propia -la verdadera no existe, ya lo verán-, no me ha gustado mucho. Casi nada. La razón es simple: en este caso la atmósfera no logra generar suficiente tensión, principalmente porque los acontecimientos suceden de manera muy rápida, demasiado como para que el peligro y el dilema moral, bastante antojadizo, terminen de instalarse y cobrar fuerza. La cosa va primero sí, luego no, luego sí, luego no..., cada estado siendo tan fugaz como el anterior. Mucha acción y poca construcción.
Que el dilema moral no sea lo suficientemente fuerte es porque el pasado que se nos dice peca de, perdonen lo indiferente, simple y forzado. Y lo absurdo de las coincidencias tampoco aporta a un tono que no se sabe si oscuro o irónico o ambos. Y claro, el final es abrupto y un poco fácil, como un comodín para salir de apuros.
No señor, no me ha gustado este intento de thriller con comedia negra.
Relato 3: Acá la cosa va mejorando hasta llegar a regular. Un sujeto bien guapo, bien vestido y que conduce un buen auto, yendo por la carretera se encuentra con un gordo sucio, mal vestido y con una chatarra vehicular. Naturalmente, el encuentro no es cordial.
Lo que me parece interesante de este relato es el duelo que se genera entre ambos sujetos, tan innecesariamente obstinados que las cosas no pueden salir bien; además, el duelo está bien planteado desde lo narrativo y es filmado con buen pulso. Quizás no se sienta una tensión asfixiante, pero se logra algo útil en este caso: que queramos saber cómo terminará este duelo, y que ambos personajes generen interés. Por lo demás, los dos actores me han parecido solventes, especialmente el sujeto guapo, cuyos momentos de ira suprema son geniales.
Lo que me ha generado ruido es que no hay mucha base moral, de esa que parece querer alimentarse y aferrase la película, ese discurso del tipo "historias que delatan la rabia de la gente por culpa de una sociedad malparida" o qué sé yo. En este relato puede haber resentimiento, algún tipo de lucha de clases o así, pero sólo porque los sujetos son superficialmente diferentes. ¿El asunto es que todos, con mucho o poco dinero, son igual de imbéciles, de boludos, de salames? Digo, porque si te gritan "salame resentido" o algo similar por la ventana, tampoco es que inicies toda una persecución, ¿no? Los mortales tenemos mucho que perder para caer en juegos de niños.
Pero lo dicho, es un duelo interesante de ver.
Relato 4: Y llegamos, por fin, a los relatos que verdaderamente valen la pena de ver. En este caso, con un tremendo Ricardo Darín, padre de familia con buen empleo, que ve cómo todo se va al diablo debido a lo ridículo de la burocracia y algunos aspectos de las leyes y deberes ciudadanos. El vacío legal que mientras no haga daño y no genere ruido mediático, no estorba a nadie salvo los miserables que se parten el trasero y no pueden evadir la ley con impunidad.
Lo que hace genial a este relato es que tiene una base moral, social y cultural que logra sustentar con coherencia y sin cuestionamientos la indignación del personaje de Darín. Si estamos ante un drama social, viejo: es desalentadoramente cierto. Además el relato, que tiene mucho de furiosa protesta, está bien estructurado y filmado, y desde luego actuado.
Nada más que decir salvo que entre éste y el siguiente está mi favorito, o dicho de otra forma, los dos verdaderamente buenos y que merecen el tiempo empleado.
Relato 5: Otro drama social, y también político. Un chico rico, a todas luces niñito de papá y mamá, llega en la noche con el auto ensangrentado y algo abollado. Es obvio: el chico atropelló a alguien, y los padres, que no quieren que su retoño sea presa de la furia ciudadana y el peso de la ley, harán lo posible para salir más o menos indemnes de tal situación. Debo decirlo, este relato es aterrador... aterradoramente cierto, con una tensión asfixiante y un relato que no se repite ni da vueltas en torno a la misma cuestión: se permite variaciones morales que le dan algo de frescura; digo, es fácil caer en eso de que los ricos son demonios con patas de cabra y cuernos y todo eso... No me malentiendan, no defiendo en lo absoluto el actuar de esta gente que utiliza dinero y tráfico de influencias para salir de sus problemas, pero no todos -no necesariamente- son iguales... la gran mayoría sí, triste decirlo, pero no todos. Y creo que el director acierta en darle más capas a un asunto que se presta para la caricatura -algo que se roza en este caso, ¿no les parece?
Y bueno, sumado a esa siempre vigente realidad, el relato va sumando pequeños pero esclarecedores y dolorosos detalles que hacen del conjunto algo mucho más terrible e indignante de lo que ya es. Muy, muy desasosegante este relato, titulado "La propuesta".
La protesta es evidente: la justicia no existe realmente, y no son los culpables quienes pagan el alto precio.
Relato 6: Pero qué manera de arruinar, o no arruinar pero sí disminuir, la calidad de un momento para otro. Una boda se lleva a cabo y la feliz pareja parece tan sólida como esos edificios anti-terremotos. Pero las sospechas de la novia harán que, a pesar de las apariencias, la cosa comience a derrumbarse.
Digo que empieza bien porque las sospechas de la novia están muy bien filmadas y expresadas, sobre todo sus reacciones iniciales, que generan una apropiada tensión que amenaza con poner en jaque la fiesta... y nada más y nada menos que ante todo un grupazo de invitados. Un escándalo sería lo último que uno quisiera... Luego de la mitad del relato, que es el punto de quiebre, el asunto cae en una espiral de exageraciones difíciles de tomar en serio.
El final tiene algo que atrae, quizás por lo imprevisto, pero el camino a ello te deja atónito e incrédulo. ¿Qué pasó con esa tensión bien construida, con esa sutileza con que se decían y revelaban las cosas? Pues explotaron, así de simple: por puro (mal) gusto. Lo único que salva más o menos la función es que el lío se hace algo divertido, pero las contadas risas generadas no alcanzan a disfrazar el poco tino del director, quien deja caer una historia que al inicio prometía bastante. A eso le llamo no saber solucionar una historia.
Y para terminar, algunas consideraciones a nivel general: como conjunto, "Relatos Salvajes" no me parece una buena película, aunque sí es decente y pasable.
Lo que más me molesta es que, sin contar los relatos 4 y 5, no veo en ninguna parte eso de la furia de la sociedad actual que hace que la gente pierda los estribos y se convierta en bestias salvajes. Esa era la idea de la película, ¿o me equivoco? En otras palabras, no logro discernir hacia dónde va el director con su película; o si tiene alguna intención verdadera más allá de entretener "contando verdades", sin ir más lejos. Si en los relatos no destacables y los destacables a medias hay algo de protesta, o de crítica social y política, no la pude distinguir: el director es demasiado fino y sutil a la hora de introducir esos palos... bah, qué mentira. Si hay algo que se nota en esta cinta es que Szifron no tiene nada de comedido, y el éxito de los relatos 4 y 5 es más por lo certero de sus historias y lo que cuentan que por la dirección, "la mirada", del director, bastante convencional si me permiten la opinión.
"Relatos Salvajes" muestra -con las mencionadas dos excepciones- exabruptos. Nada más. Y exabruptos han habido en toda la historia de la humanidad, así que no me digan que esta película es especial por unirlas con un "fondo crítico en común". De no ser por los buenos relatos, ya estaría olvidada por mi parte. En todo caso, es una película correcta y, aunque no deja de ser una decepción -esperaba algo más mordaz, más crítico-, igual se ve con (algo de) agrado.
Es una pésima critica, el autor no entiende que la premisa del film es: "el que la hace la paga". Al parecer el tenia la idea de ver historias en las que -y a mi pesar- existiesen marcadas consignas y arengas ( que si no) de un discurso de critica social, claramente izquierdista. Cuando lo que tenemos no es un drama sino una comedia negra.
ResponderBorrarEstá claro que no es un drama y sí una comedia negra, pero ser comedia negra no implica restarle "seriedad" o "profundidad" al mensaje y/o tema que trate la peli (o que directamente no tenga mensaje), ni tampoco que el humor desplegado tenga que ser así de exagerado; la buena comedia negra, la bien entendida, es aquella que se burla/critica despiadadamente de algo serio pero ojalá de manera sutil y certera, donde más duela pero sin exagerar.
BorrarY sobre la premisa, puede que la haya entendido mal, pero es que me dejé llevar por una par de entrevistas del director en las que decía más o menos esas cosas: que la sociedad moderna nos tiene violentos, que nos convierte en seres mecánicos sin mucha humanidad, que importa más el status que la bondad, etc. Quizás todo termine en "el que la hace la paga", pero me parecía que el director pretendía construir algo más.
Quizás mi problema, y el de los demás para conmigo -o para los que no gustan de la peli-, es que no me reí con una cinta que aparentemente sólo quería lograr eso. Sí que me he reído con otras buenas, pero realmente buenas, comedias negras.
En fin... ah, y yo no llamaría "crítica" a mis entradas, más bien simples comentarios.