Director: Ryan Gosling
Ryan Gosling, el protagonista de "Drive" y "Only God Forgives" -entre otras-, decidió ponerse detrás de las cámaras y probar suerte como director, encargándose de un guión escrito por él mismo. El hombre no es nada tímido, eso está claro; y no lo digo por el hecho de dar el salto a la dirección, algo que puede hacer cualquiera que tenga dinero y contactos, sino por el resultado final, que para mí es, por decirlo suavemente, bochornoso. Hay que tener cara para hacer esto, una tremenda personalidad... Mucha gente se ensañó con esta película cuando fue proyectada no recuerdo en qué festival, algo que me hizo tomar una posición comprensiva para con la opera prima de Gosling, pero claro, todo apoyo logra mantenerse hasta que llega el momento de la verdad, la inspección de las evidencias. Y las evidencias no pueden ser más claras: "Lost River" es chatarra pura y dura, aborrecible a más no poder.
Una familia en la pobreza, tanto que el banco amenaza con quitarles la casa en la que viven. ¿La familia? Una madre llamada Billy, la que se niega a abandonar la casa por un apego emocional fuerte como un roble; un hijo mayor llamado Bones, adolescente que se dedica a robar cables de cobre para tener algo de dinero para la familia; y el menor, prácticamente inconsciente de la situación en que está inmerso, Frankie. Los dos primeros tendrán sus respectivos enemigos a la hora de intentar traer estabilidad al hogar, enemigos bastante peligrosos y lujuriosos...
Ay, dios... Admito que la cosa avanza rápido y que los noventa minutos se pasan volando, y eso es lo mejor que se puede decir de esta película: que no hace que su vacuidad total -una suma de lo intelectual, filosófico, cinematográfico...- eternice los de por sí insufribles minutos. Si a velocidad normal la cosa es francamente para el olvido, ¿se imaginan si todo se sintiera a velocidad de tortuga? Dios nos libre de tal sufrimiento, aunque lamentablemente las desgracias, es decir ver malas películas, no se pueden erradicar de este mundo. Será. En fin... ¿En qué iba? Maldición, me pierdo...
Lo primero: Gosling -o la prensa- ha vendido su película como una historia o un viaje fantástico, mágico. Lo cierto es que eso es lo que intenta, obviamente sin lograrlo ni un poquito, pero desde lo cien por ciento real; es decir, no hay nada sobrenatural en su sentido tangible u observable -como un hada, un hechizo luminoso-, simplemente la sensación de que estamos en un cuento de hadas. Un mal cuento de hadas. Estructurado como tal -con malos muy malos y buenos muy nobles-, pero desde la "sensación surreal" que provocan los hechos, que no se desligan de su ámbito terrenal y pobremente humano. No quiero redundar. Ésta es la historia de una familia que quiere subsistir y que debe enfrentarse a distintos retos que impiden que cumplan con su objetivo, o al menos que dificultan todo de manera tortuosa e inhumana: un rival que quiere quitar del camino a Bones, un empleo moralmente cuestionable para la madre, etc. Nada irreal, nada mágico: sólo la cruel realidad de muchos. Podría ser, fácilmente, una película de los Dardenne en el sentido de que ante una terrible urgencia -una deuda que pagar- los personajes deben movilizarse para no quedarse literalmente en la fría y oscura calle, pero el asunto es que, vuelvo a lo escrito hace un par de líneas, Gosling lo hace parecer todo como un cuento de hadas, pero sin serlo de verdad, pues no importa si está escrito como tal o si circunstancialmente hay un par de elementos fantásticos -ambiguos, por lo demás, este tipo no se decide o, peor, no sabe a qué apuntar-, si no hay magia de fondo ni mucho menos una premisa -argumental y conceptual- entonces tu cuento no es de hadas ni por asomo. No hay una realidad deconstruida en formato fantástico, sólo un cúmulo de sinsentidos infantiles e ilegibles.
"Lost River" está completamente vacía, no tiene significación alguna: puro humo y nada más. Blablabla...
Pues bien, "Lost River" es una historia de una familia pobre que quiere sobrevivir y conservar su hogar que no logra ni empatizar con sus personajes ni hacer de su urgencia algo urgente para el espectador. La insostenible situación de estos miserables no constituye un agente de angustia para quien lo ve todo, y eso es imperdonable, pues generar impasibilidad cuando en realidad quieres provocar tristeza y algo de inspiración es una contra-experiencia cinematográfica. Una no-experiencia. Nada. Y, claro, todo esto es la punta del iceberg, recién.
Más abajo en la mierda, está el Ryan Gosling empecinado en desviar la nula mirada y hacer parecer todo como un cuento de hadas versión mal entendida, como una experiencia onírica y surreal, como si lo real y lo irreal conviviesen en el mismo mundo siendo nosotros incapaces de delimitar la difusa línea que separa lo uno de lo otro. La ambigüedad, el estar descolocado, la extrañeza... Eso es lo que la imagen nos intenta generar con patética desesperación pero más que merecida infructuosidad. Porque verán, Gosling cree que para generar todo lo descrito se necesita caos visual, una orquesta de lo ilógico e inconexo, lucecitas de neón mezcladas con una banda sonora empalagosa y permanente... Básicamente, artificios vanos y sin aporte alguno. El problema es que no basta con tener una camarita "sofisticada" y "pulcra", lo que hace parecer a Gosling más un simple y asqueroso esnob que un virtuoso, pues si quieres crear una atmósfera donde confundas realidad y fantasía se debe, primero que todo, tener claro si esa atmósfera nace de los propios personajes -lo cual acá no aplica pues Gosling no sabe cómo meterse en sus personajes ni exteriorizar sus miedos y percepciones, y más importante, porque el mundo que los envuelve es lo realmente "aterrador"- o más bien si está ahí, en lo real; Gosling se aboca a lo segundo creyendo que lugares y personajes raros -que hablan raro y se visten raro y dicen cosas raras- con pasados comunes raros e "inexplicables" es la indiscutible fuente de fantasía, cuando hasta lo más real y natural puede ser fantástico, o si no lean "Madame Bovary". En fin, que confundo fantasía con cuento de hadas y puedo parecer yo el imbécil... Digamos, simplemente y para no extenderme más en este asuntillo, que Gosling no sabe crear una atmósfera acorde a su propuesta de el bien versus el mal, ni tampoco narrar una historia decentemente. Lo que pudo haber sido un inteligente contraste entre el que unos vivan en casas que se caen a pedazos mientras que otros derrochan en divertidos y sangrientos pero socialmente irresponsables e inconscientes espectáculos, de lo difícil que es aceptar que ello suceda, se convierte en una oda al onanismo autocomplaciente e irreflexivo. Un quiero y no puedo de los más lamentables del último tiempo.
Para que se imaginen un poco cómo es "Lost River" -porque no vale la pena intentar descifrar de qué se trata, pues no trata de nada aunque se plantee como la gran cosa, la cosa definitiva-, piensen en "Upstream Color" de Shane Carruth, con quien Gosling comparte muchos males conceptuales y cinematográficos, el más notorio el abusar de una grandilocuencia plástica que no suple la falta de narrativa y dirección, con artificios tan cursis como el sobreponer una ruidosa banda sonora a la acción para que la melodía intente insuflar trascendencia existencial a un cadáver podrido, o una cámara con querencia a buscar el rayo más brillante del sol o los primeros planos más cercanos posible. El típico cine indie estadounidense, el que intenta hacerse notar y reconocer de la manera más fácil posible para los impresionables de siempre -los que aplauden cualquier estupidez sólo por ser bonita formalmente hablando- pero que no tiene ni puta mierda que contar.
Sólo porque Gosling me cae bien, ya voy a ir terminando esto: "Lost River" es un pomposo y vacío ejercicio de un joven que intentó pasarse de listo con insignificantes ínfulas de, indignante decirlo, la nada misma. ¿Por qué? Porque "Lost River" es, literalmente, la nada misma: ni metáfora sobre la empobrecida a la vez que derrochadora sociedad actual ni un enroscado elogio al amor de una madre o un hijo/hermano. Nada. No hay una visión sobre el mundo, sobre la vida, sobre el cine; tampoco hay personalidad ni identidad cinematográfica, sólo intentos de emular a otros directores que sí logran lo que se proponen, ya sea porque tienen una forma propia de hacer cine o porque son dueños de una idea del mundo que propicie una nutrición recíproca con lo primero. Esta película estuvo a punto de no verse debido a lo mucho muy mala que es, y mejor que así hubiese sido, que se hubiese quedado olvidada en la ignominiosa oscuridad histórica, con tal de no haberla visto...
Lo primero: Gosling -o la prensa- ha vendido su película como una historia o un viaje fantástico, mágico. Lo cierto es que eso es lo que intenta, obviamente sin lograrlo ni un poquito, pero desde lo cien por ciento real; es decir, no hay nada sobrenatural en su sentido tangible u observable -como un hada, un hechizo luminoso-, simplemente la sensación de que estamos en un cuento de hadas. Un mal cuento de hadas. Estructurado como tal -con malos muy malos y buenos muy nobles-, pero desde la "sensación surreal" que provocan los hechos, que no se desligan de su ámbito terrenal y pobremente humano. No quiero redundar. Ésta es la historia de una familia que quiere subsistir y que debe enfrentarse a distintos retos que impiden que cumplan con su objetivo, o al menos que dificultan todo de manera tortuosa e inhumana: un rival que quiere quitar del camino a Bones, un empleo moralmente cuestionable para la madre, etc. Nada irreal, nada mágico: sólo la cruel realidad de muchos. Podría ser, fácilmente, una película de los Dardenne en el sentido de que ante una terrible urgencia -una deuda que pagar- los personajes deben movilizarse para no quedarse literalmente en la fría y oscura calle, pero el asunto es que, vuelvo a lo escrito hace un par de líneas, Gosling lo hace parecer todo como un cuento de hadas, pero sin serlo de verdad, pues no importa si está escrito como tal o si circunstancialmente hay un par de elementos fantásticos -ambiguos, por lo demás, este tipo no se decide o, peor, no sabe a qué apuntar-, si no hay magia de fondo ni mucho menos una premisa -argumental y conceptual- entonces tu cuento no es de hadas ni por asomo. No hay una realidad deconstruida en formato fantástico, sólo un cúmulo de sinsentidos infantiles e ilegibles.
"Lost River" está completamente vacía, no tiene significación alguna: puro humo y nada más. Blablabla...
Pues bien, "Lost River" es una historia de una familia pobre que quiere sobrevivir y conservar su hogar que no logra ni empatizar con sus personajes ni hacer de su urgencia algo urgente para el espectador. La insostenible situación de estos miserables no constituye un agente de angustia para quien lo ve todo, y eso es imperdonable, pues generar impasibilidad cuando en realidad quieres provocar tristeza y algo de inspiración es una contra-experiencia cinematográfica. Una no-experiencia. Nada. Y, claro, todo esto es la punta del iceberg, recién.
Más abajo en la mierda, está el Ryan Gosling empecinado en desviar la nula mirada y hacer parecer todo como un cuento de hadas versión mal entendida, como una experiencia onírica y surreal, como si lo real y lo irreal conviviesen en el mismo mundo siendo nosotros incapaces de delimitar la difusa línea que separa lo uno de lo otro. La ambigüedad, el estar descolocado, la extrañeza... Eso es lo que la imagen nos intenta generar con patética desesperación pero más que merecida infructuosidad. Porque verán, Gosling cree que para generar todo lo descrito se necesita caos visual, una orquesta de lo ilógico e inconexo, lucecitas de neón mezcladas con una banda sonora empalagosa y permanente... Básicamente, artificios vanos y sin aporte alguno. El problema es que no basta con tener una camarita "sofisticada" y "pulcra", lo que hace parecer a Gosling más un simple y asqueroso esnob que un virtuoso, pues si quieres crear una atmósfera donde confundas realidad y fantasía se debe, primero que todo, tener claro si esa atmósfera nace de los propios personajes -lo cual acá no aplica pues Gosling no sabe cómo meterse en sus personajes ni exteriorizar sus miedos y percepciones, y más importante, porque el mundo que los envuelve es lo realmente "aterrador"- o más bien si está ahí, en lo real; Gosling se aboca a lo segundo creyendo que lugares y personajes raros -que hablan raro y se visten raro y dicen cosas raras- con pasados comunes raros e "inexplicables" es la indiscutible fuente de fantasía, cuando hasta lo más real y natural puede ser fantástico, o si no lean "Madame Bovary". En fin, que confundo fantasía con cuento de hadas y puedo parecer yo el imbécil... Digamos, simplemente y para no extenderme más en este asuntillo, que Gosling no sabe crear una atmósfera acorde a su propuesta de el bien versus el mal, ni tampoco narrar una historia decentemente. Lo que pudo haber sido un inteligente contraste entre el que unos vivan en casas que se caen a pedazos mientras que otros derrochan en divertidos y sangrientos pero socialmente irresponsables e inconscientes espectáculos, de lo difícil que es aceptar que ello suceda, se convierte en una oda al onanismo autocomplaciente e irreflexivo. Un quiero y no puedo de los más lamentables del último tiempo.
Para que se imaginen un poco cómo es "Lost River" -porque no vale la pena intentar descifrar de qué se trata, pues no trata de nada aunque se plantee como la gran cosa, la cosa definitiva-, piensen en "Upstream Color" de Shane Carruth, con quien Gosling comparte muchos males conceptuales y cinematográficos, el más notorio el abusar de una grandilocuencia plástica que no suple la falta de narrativa y dirección, con artificios tan cursis como el sobreponer una ruidosa banda sonora a la acción para que la melodía intente insuflar trascendencia existencial a un cadáver podrido, o una cámara con querencia a buscar el rayo más brillante del sol o los primeros planos más cercanos posible. El típico cine indie estadounidense, el que intenta hacerse notar y reconocer de la manera más fácil posible para los impresionables de siempre -los que aplauden cualquier estupidez sólo por ser bonita formalmente hablando- pero que no tiene ni puta mierda que contar.
Sólo porque Gosling me cae bien, ya voy a ir terminando esto: "Lost River" es un pomposo y vacío ejercicio de un joven que intentó pasarse de listo con insignificantes ínfulas de, indignante decirlo, la nada misma. ¿Por qué? Porque "Lost River" es, literalmente, la nada misma: ni metáfora sobre la empobrecida a la vez que derrochadora sociedad actual ni un enroscado elogio al amor de una madre o un hijo/hermano. Nada. No hay una visión sobre el mundo, sobre la vida, sobre el cine; tampoco hay personalidad ni identidad cinematográfica, sólo intentos de emular a otros directores que sí logran lo que se proponen, ya sea porque tienen una forma propia de hacer cine o porque son dueños de una idea del mundo que propicie una nutrición recíproca con lo primero. Esta película estuvo a punto de no verse debido a lo mucho muy mala que es, y mejor que así hubiese sido, que se hubiese quedado olvidada en la ignominiosa oscuridad histórica, con tal de no haberla visto...
Con las ganas que le tenía desde el principio y la mala crítica que ha tenido en general... Solo consigo que me dé cada vez más pereza... Pero tarde o temprano la veré, pq adoro a Gosling, solo por eso. Mientras tanto seguiré contemplando el poster de la peli, que me parece una maravilla.
ResponderBorrarSaludos.
Pues vaya que ha sido feroz la crítica, en ocasiones alcanzando un nivel de ensañamiento extremo. A mí me cae muy bien Gosling y tomaba una posición conciliadora, pero creo que me puse tan malo como los "especialistas"... Si Gosling vuelve a dirigir, espero que verdaderamente sea un autor y no un replicador de modelos preexistentes y con éxito ya consolidado. Aunque no puedo decir que haya mucha esperanza en su opera prima...
BorrarSaludos.