lunes, 14 de septiembre de 2015

Strange days - 1995


Directora: Kathryn Bigelow

  Y por fin llegó el día en que pude ver, con total agrado y gozo, "Strange days", cyberpunk puro y duro con todas sus letras, toda su mitología y esencia y actitud, cyberpunk del de verdad. ¡Del de verdad! No podía ser otra persona más que Bigelow la que dirigiera esta valiente e imparable genialidad, la única que podía dirigir con avasalladora personalidad visual una obra como ésta, y menos mal que lo hizo ella toda vez que la idea nació de la mentecita de James Cameron, quien co-escribió el guión con no sé quién. ¿Se imaginan "Strange Days" al estilo Cameron? Uf... Claro, no me refiero al de "Terminator", sino al de "Titanic" o "Avatar"... Los astros se alinearon y nos salvamos de tal debacle, y en vez de eso tenemos este cyberpunk que llega directo al cerebro y por vía intravenosa, como debe ser. El cyberpunk, amigos míos, es pura actitud. Quizás de aquí a quince años salga un librito llamado "In CYBERPUNK we trust", personal manifiesto y análisis cyberpunk en el que un hombrecito llamado Jimmy hará un repaso a este maravilloso subgénero y de paso aclarará qué demonios es, todo con tal de que la gente pare de hablar mierdas que no le hacen justicia a su rico y estimulante universo conceptual y estético, aunque basta con ver las obras más representativas (las correctas, claro, muchos hasta parten mal de ahí) para entender y definir la esencia del cyberpunk cinematográfico, y de eso hablaremos después del salto, qué mejor que con una obra representativa como "Strange days".


  Lenny Nero es un ex-policía que se dedica a traficar experiencias, como él dice, a través de un pequeño aparato que se coloca sobre la cabeza y que va conectado a una especie de reproductor al que se le inserta un disco que tiene la experiencia en cuestión (un encuentro sexual, una caminata en la playa, un asalto a un vietnamita...), y por lo que la gente paga muy bien, porque no sólo vemos la experiencia del otro sino que la sentimos en toda su magnitud. Es ilegal, y será peor aún cuando una de estas experiencias sea la clave para entender una conspiración que abarca a la sociedad distópica de Los Angeles en su totalidad. ¿Seguimos con ganas de hacer tales negocios, hermano?


  Pequeño off-topic que se me vino a la mente preparándome la cena: en un capítulo de "Black Mirror", una de las series más ultrasobrevaloradas del nuevo milenio que vivimos, debido a que la gente no cree en los políticos surge un candidato que es un oso virtual, manejado por un humano, si bien la gente se queda con el ícono. Charlie Brooker, el creador de la serie y escritor del infame episodio, un sujeto que me cae muy mal por presuntuoso y arrogante (se cree la gran mierda y no ha inventado nada ni elaborado críticas inteligentes o novedosas), ahora se las dará de profeta cuando ese payaso de Donald Trump suba en las encuestas, y será peor cuando el incluso aún más imbécil de Kanye West (qué puto desagrado escribir su puto nombre... puaj...) intente hacer lo mismo por el 2020. Y la sociedad, tonta como es, dirá que es un genio moderno, un visionario... De no creer... A todo esto, "Black Mirror" no es cyberpunk. Un par de episodios tienen un elemento característico de este maravilloso subgénero, pero no tiene ni la actitud ni el resto de rasgos esenciales, y no me pondré a listar porqué esta mediocre serie no es parte del cyberpunk.

  En este post no comentaré únicamente "Strange days" como película, también la comentaré como cyberpunk, y para eso dejaré escrito qué pienso yo que es el cyberpunk puro y duro, porque es la única forma de escribir sobre la película y, más aún, disfrutarla en toda su genialidad, complejidad y esplendor. No se vale tener la mitad de la experiencia cuando te ofrecen algo apabullante, ¿no? Uno quiere todo el maldito vendaval de emociones y sensaciones, nada de medias tintas. ¿Por qué? Pues porque "Strange days" es, ya lo he dicho y no me cansaré de repetirlo, cyberpunk hasta la médula.
  El cyberpunk es carne versus máquina, es naturaleza versus tecnología dentro del cuerpo humano como campo de batalla, lucha extendida a su mente y espíritu, si bien todo parte de lo táctil y sensual. Primero partimos con un brazo biónico que tiene fuerza y precisión, luego con un ojo de alta definición y más, posteriormente un súper hígado que aguanta cantidades infernales de alcohol, finalmente con un cerebro resistente a tumores. Poco a poco el cuerpo es más máquina que carne o, digamos, humano. Pero ¿qué es humano, es cuerpo o es mente? "Strange days" plantea, de manera completamente natural y fluida (para con el concepto como para con la trama en sí: grandioso), es decir sin gritar a los cuatro vientos que está cuestionando o reflexionando en torno a algo (como lo hace el tonto de Brooker, de historias forzadas y mecánicas, sin corazón), todo lo anterior y algo más: lo sensual versus lo virtual, y no me refiero a "la realidad virtual" de "Tron" o así (que no me parece del todo cyberpunk aunque debería revisitarla para estar seguro), sino a una sensación virtual que suple la sensación producto de los sentidos, lo que surge inmediatamente cuando aquellos que usan la máquina de Nero se excitan si están "viviendo" un encuentro sexual. De hecho hay un sujeto sin piernas cuya experiencia es la de otra persona trotando en la playa, bella escena que contiene gran magnitud de cyberpunk: no es real su sensación, el tipo no tiene piernas, pero esa experiencia no inventada pero no suya le otorga la sensación. ¿Cómo es posible, hasta qué extremos llegaremos? ¿Es posible fabricar consciencia?
  El cyberpunk es caos, es decadencia, es depravación, es locura generalizada, es dilatada opresión, es contracultura: el cyberpunk es antisociedad. El cyberpunk no tiene límites, no es corrección, no es luminoso, no es complaciente, no es sobornable, no es bello, no es ideal; todo lo contrario, el cyberpunk es suciedad, es imperfección, es distopía. Para profundizar más, el cyberpunk es un futuro no muy lejano en que lo importante no es la tecnología en sí ni sus avances sino lo invasiva que resulta (véase el punto anterior), y además de ello, es un futuro no muy lejano en que la sociedad no es dominada por personas sino que por entes inhumanos llamados multinacionales, entes que juegan con las vidas de las personas sin que éstas se den cuenta, entes que producen tecnología a costa de la naturaleza humana. "Strange days" es caos, actitud y depravación, sin embargo no tiene multinacionales, lo cual de todas formas no es grave porque tiene, justamente, la ACTITUD: presenta esta sociedad perdida y condenada.
  El cyberpunk es conspiración, es misterio, es intriga, es cacería, es degradación moral. "Strange days" lo tiene. El relato cyberpunk debe tener una línea meramente argumental en la que subyazca la línea filosófica, ambas debiendo incluir el contexto pero sin explicitarlo ni forzarlo: el relato cyberpunk fluye entre los recovecos argumentales, los recovecos de su sociedad y lo intrincado de su mente y espíritu. "Strange days" no es la definición de complejidad filosófica, pero tiene una cuidada trama de la que surge con total naturalidad el componente humano y reflexivo, sin mencionar la potente ambientación. Desde luego tenemos otros elementos narrativos como la marginalidad de los personajes y los lugares en los que nos movemos, pero listar cada uno no viene al caso ahora (a futuro sí, como ya está dicho).
  Por último, el cyberpunk es algo para adultos. Nada de concesiones morales o estilísticas o qué sé yo. El cyberpunk por definición no debe dejarse llevar por nada ni nadie, todo lo contrario. ¿"Strange days"? Pues ya verán lo inofensiva que es...
  ¿Saben qué película tiene todo lo anterior multiplicado por mil? Así es: "Blade Runner", el cyberpunk por antonomasia, por excelencia, el cyberpunk definitivo, el que le dio cuerpo y forma en el cine, el único arte que puede contener y potenciar todo este universo, pues si lo olvidaron, el cyberpunk es también visual, un (anti)espectáculo a los ojos.

  "Strange days" es un festín de violencia, excelente banda sonora, más que apropiado y equilibrado tono (adulto, a veces cómico, a veces bastante serio y sublime...), soberbia atmósfera y ambientación, poderosa mística y personalidad, pulso narrativo potente y apabullante, de estimulante visualidad..., a fin de cuentas un mayúsculo goce a los sentidos. Ralph Fiennes está perfecto, hasta Juliette Lewis me cayó bien (y eso que no me cae bien, mucho menos la quiero ver desnuda). El ritmo es fenomenal, el tempo de cada imagen también lo es, la trama tiene tantos elementos aprovechados... Lo único que me irritó levemente fue que el giro final, aparte de haberlo visto venir, no es realmente inspirado ni propio de una historia que si bien es sencilla en sus redes era compleja en su fondo: lo que parecía ser una lucha contra la podrida fachada moral de los poderosos se reduce a celos amorosos y líos de faldas, aunque lo primero tampoco se abandona; no obstante, lo segundo sigue aturdiendo. ¿Saben cuál hubiera sido un final cyberpunk? Que la amiga de Lenny Nero reprodujera la experiencia de la discordia en la pantalla gigante, frente a toda la gente celebrando la llegada del nuevo milenio, para que quedara aún más la cagada: no sólo se muestra la verdad, sino que se escupe a la mala, y en tu cara... Ese final hubiera sido perfecto, memorable e incontenible. No obstante, no voy a criticar esta película que durante 140 minutos te enloquece sin parar. ¿Qué no te parece del todo convincente el giro final? Amigo, también tienes la ambientación, tienes... bueno, tienes todo lo demás. No se puede no disfrutar de "Strange days".

  Finalmente, nótese y analícese que todas estas cosas escritas están prestas para el debate, además de haber sido formuladas con más corazón que lógica (en In CYBERPUNK we trust lo tendrán todo mucho mejor escrito, de manera más concienzuda y apropiada), así que si piensan que estoy loco o soy un completo idiota que no entiende algo que le apasiona, allá ustedes: los leeré/escucharé, mas no me convencerán de lo contrario. Si quieren ver cyberpunk, vean "Blade Runner", "Strange days", "A.D. Police Files", "Parasite Dolls", las "Ghost in the shell" de Mamoru Oshii, "Burst City", "Bubblegum Crisis Tokyo 2040", "Tetsuo", lean la magnífica "Transmetropolitan", jueguen "Snatcher", esperen la llegada del seguramente titánico "Cyberpunk 2077"... Sólo así se puede hablar y disfrutar del cyberpunk, miren que así debe ser.

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