jueves, 8 de octubre de 2015

Kenkei tai Soshiki Bōryoku - 1975


Director: Kinji Fukasaku

  O de manera más sencilla, "Cops vs. Thugs", directo y preciso título que nos dice de inmediato por dónde (o de dónde hacia dónde) van los tiros, aunque en verdad la cosa es más ambigua (no necesariamente compleja) y enredada de lo que parece, pero ya hablaré de eso. "Cops vs. Thugs" es muchas cosas, en su mayoría buenas, ninguna realmente mala, pero al fin y al cabo un conjunto regular y aceptable, que cumple lo que promete pero que, por alguna razón, no va más allá de sus enunciados: no es del todo provechoso con sus propios prometedores (y ya no cumplidos) elementos. Va a entretener, sin duda, y a pesar de que tiene mucha crítica, no se siente la oscura y pesimista energía de, por ejemplo, la magistral "Yakuza Graveyard", comentada hace unos cuantos días.


  Un policía anda por ahí evitando que los yakuzas de poca monta hagan cosas malas, pero justo dos clanes rivales comienzan una guerra que iniciada por pequeñeces y que crece a niveles de poder realmente altos e intocables, y vaya que fuerzas menores como la amistad o la dignidad se verán lastradas por el poder, como siempre (¿?).


  Me he demorado unos cuantos días en comentar esta película, así que ya no sé qué siento, con exactitud, sobre "Cops vs. Thugs", más por el lado de mis ya vagas impresiones que del de algunos hechos particulares sobre la narración o el fondo, aunque a decir verdad el conjunto entero de este post está en el terreno de lo ambiguo y lo confuso. Lo primero es que me ha gustado; eso es lo que siento ahora mismo: es una película que se disfruta lo justo, sí; pero, sacando capturas, me di cuenta de que, efectivamente, habían pocos y breves pasajes que se me antojaban flojos y que no aportaban al panorama general, lo que a su vez generaba más insatisfacción porque la inutilidad (qué palabra tan fea. No aplica al caso pero no se me ocurre otra) iba de la mano con cierto cansancio estético que, curiosamente, en el resto del metraje destaca por su audacia y en ocasiones fuerza discursiva. Conclusión: el relato no es del todo magistral, hay un par de ramas argumentales excedentes, luego el mismo Fukasaku no les saca jugo al ejecutarlos, pero, a grandes rasgos, insisto, la película tiene ritmo y cuenta una trama interesante, de buenas a primeras repetida, pero en el fondo necesaria y con un sello propio.
  ¿De qué trata "Cops vs. Thugs"? No se dejen llevar por el título: ¿policías y ladrones? No señor, de todas formas, ¿tal distinción significa "bien versus mal"? Uf... La cosa es, más bien, una guerra de yakuzas apoyados, en una esquina, por la policía, y en la otra, por el poder político; en cierta forma, unos yakuzas están seguros en las calles mientras que los otros están protegidos en el sistema, gran chaleco blindado de los criminales, amos y señores de los justos y los protectores, a fin de cuentas devenidos en corruptos e indignos de sus cargos, traidores a la gente que juraron proteger y servir. Naturalmente el protagonista, de lado de los policías, genera más simpatías (salpicada a sus amigos yakuza) que los antagonistas, unos políticos depravados y abusadores, pero no hay que engañarse: están todos metidos en la mierda, gran conflicto de fondo que construye el aura que rodea la película, la atmósfera que alimenta las imágenes. No obstante, esta guerra avanza retroalimentándose con la historia de amistad entre el protagonista policía y su buen amigo yakuza, descansando en el viejo drama de la amistad/lealtad trascendida por juramentos de sangre versus la ética, si bien, hay que persistir en esto, ya nadie sabe para quién trabaja o, en realidad, para qué: todos son animales perdidos y primitivos. Nadie se salva. Aunque el relato esté hecho correctamente (centrado en un apropiado complot que se va descubriendo progresivamente, y que involucra grandes empresas e intereses), debo decir que hay un cambio de tono o de dirección dramática que me hace un poco de ruido, y es que la primera mitad es una guerra declarada, una que avanza con ritmo y seguridad entre disparos, acusaciones y demás, que luego se convierte en una especie de extraña balada sobre la amistad y el trabajo, dejando la guerra en un segundo plano, por ende, diluyendo en algo el relato que hasta entonces no nos hacía descansar. Este cambio lo considero brusco, y aunque no estoy en contra de tales experimentos y giros, debo decir que éste en particular no termina de convencer porque la relación entre este policía y el yakuza no es lo suficientemente sólida en tanto elemento narrativo (sus particularidades se anunciaban únicas pero luego resultan ser de dominio público, es decir, sus cualidades como motor narrativo se revelan fútiles y hasta prescindibles) (se entiende el porqué de la amistad/lealtad, pero no es que le sobre empatía al asunto, que es lo que necesita para sostenerse en este punto) como para aguantar cuarenta o cincuenta minutos (además, la guerra ya parece estar finiquitada para ese entonces, el ganador ya no necesita enunciación, lo que incrementaría, en teoría, lo trágico de esta amistad imposible; es decir, el relato en sí mismo, el gran relato de guerra, pierde intensidad e interés, más aún, pierde energía para sustentar el correr de los minutos).
  Sumado a lo anterior, que no quita que el visionado siga siendo suficientemente consistente, lo que considero más grave (sin que la situación sea realmente grave en su sentido más terrible) es que la ejecución de Fukasaku, enérgica y con buen pulso, no tiene la misma contundencia ni esa oscura y nihilista mirada vertida en cada potente imagen de "Yakuza Graveyard", en la que de verdad era desalentador ver al protagonista, en cierta forma un idealista (de malas maneras), desentrañar lo podrido del sistema. En ésta el mensaje sigue, se agrega el toque melancólico de la amistad (y de nuevo nos evitamos un romance soso, gracias a dios), pero, y esto es cosa mía, como que falta la mala sangre y la furia. Con todo, considero que es una película recomendable, a menos, claro, que no tengan querencia por ver gran cantidad de japoneses en una imagen, gritándose mientras se matan o se abrazan o, en fin... Los dejo a su criterio, pero estamos ante una de las buenas películas de Fukasaku, quien ya me va cayendo mejor a pesar de que siempre se le ha apreciado (y no por ser el director de la asquerosa "Battle Royal").

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