Directores: Ben Maddow, Sidney Meyers & Joseph Strick
Pero que fin de semana más aburrido, damas y caballeros. De no ser por el s02e07 de "The Knick" y el s02e09 de "The Leftovers" (que veré en un rato) entonces este habría sido uno de los fines de semana más aburridos del año, y ojo que también darán el final de la primera mitad de la sexta temporada de "The Walking Dead", aunque de eso hablaremos en 24 horas. Esperemos que una buena hora de natación me despeje mañana por la mañana, para eludir el riesgo de morir de aburrimiento. Ver "The savage eye" tampoco ayudó mucho, y menos el que me haya decepcionado tanto. Yo de verdad esperaba una película estimulante, pero lo que encontré fue mucha palabrería y poco cine. Una lástima.
Una mujer recién divorciada llega a Los Angeles a vivir una nueva y refrescante vida, pero sus intenciones chocan con sus sentimientos, que no son tan libres e independientes como ella quería/esperaba, además de que la ciudad no es tan paradisíaca como se lo imaginaba.
El título es fenomenal y describe bien la propuesta de los tres directores: ser una mirada crítica y ácida de la sociedad estadounidense a través de una de sus ciudades más representativas y/o conocidas: Los Angeles, California. E insisto en ello: el ojo salvaje. Genial, ¿no? La película, entonces, se articula en esa pequeña trama de la mujer divorciada que quiere rehacer su vida para así poder pasear por distintos lugares, físicos y socioculturales, a la postre el material del que están hechas las reflexiones. Al inicio se anuncian varios mecanismos narrativos la mar de interesantes y prometedores, pero que al poco rato se tornan repetitivos y cansinos, o mejor dicho, pierden la gracia primeramente expuesta. Para empezar, el motor narrativo es estrictamente la palabra, es decir, una voz narradora nos sumerge en sus reflexiones (con delirios literarios) mientras también dialoga con la voz en off de la señora en cuestión, estableciendo una relación en inicio intrigante: ¿será la voz de su consciencia, será una voz suprema que se comunica únicamente con ella? Lo importante es que este diálogo le da dinamismo al relato, en un inicio logra escarbar en la superficie de las imágenes, de las personas y lugares retratados. Estas voces, que si bien reflexionan en torno a las imágenes que vamos viendo con ellos, no provienen de la imagen en sí; quizás escuchemos ruidos ambientales y a lo más un par de palabras importantes de algún personaje menor, pero a grandes rasgos las imágenes no necesitan de sus propios sonidos para explicarse y justificarse, pues ahí están las voces narradoras para darles un sentido acorde a lo que dicen. A propósito de la imagen, se dice que "The savage eye" es un documental ficcionado o dramatizado, y la verdad es que no lo sé; lo cierto es que está filmado con un estilo a lo cinéma verité, es decir dando la impresión de que los directores filman sin interponerse en ningún momento a la acción, sin buscar influir en la misma, pero uno sabe que la cosa está más planificada que, digamos, un buen y meticuloso plan. Quizás el material que no involucra a la señora divorciada es, efectivamente, real o documental, pero el resto no, y ciertamente no la película en su conjunto.
Habiendo dicho esto, ¿de qué trata la película? De dos cosas, principalmente, las cuales se relacionan mucho entre sí. La primera cosa sería la señora divorciada, que llega a Los Angeles con sueños de libertad y catarsis pero que poco a poco se ve acechada por los fantasmas de su divorcio y de sus propios sentimientos hacia un marido que nunca dejó de querer, y que se interpone con su otra vena sedienta de nuevas aventuras propias de un territorio tan rico y excitante como Los Angeles, ciudad llena de diversas posibilidades. La otra cosa sería la crítica al estilo de vida estadounidense, con su culto a la violencia, al cuerpo perfecto, al juego, a la religión, etc.: lo usual, nada nuevo bajo el sol. Estas dos líneas se unen en el gran drama de la señora divorciada, incluso peor que sus ambiguos sentimientos hacia su ex: la abstracción de la realidad, la absorción que su ideal de Los Angeles le causa en su vida: el horror de la nada, el vacío, el sinsentido, el despropósito, la contradicción vital: una mujer que llega pensando que tendrá una vida mejor en tan brillante ciudad que, siguiendo cada punto de esa ruta no escrita que sigue ciegamente cada foráneo, se da cuenta de que no encontrará ni la paz ni su nueva vida, sino que lo mismo de siempre.
El problema es que pasamos de un inicio prometedor, con una crítica tan incisiva como ingenua, pero que al poco rato, a una promesa incumplida: más que una reflexión decente, la cosa se vuelve un cúmulo de frases "bonitas" pero vacuas, sin ninguna reflexión ni observación que ofrecer: es la repetición del estilo consumiendo su sustancia y gastando sus cartuchos en los primeros diez-quince minutos de metraje. La trama se vuelve inane, la crítica también, las imágenes también (aunque hay propuesta de montaje, se nota que el texto era el gran interés de los responsables, descuidando las otras importantes herramientas cinematográficas), y "The savage eye" se vuelve un filme fallido y cansino, que más que actividad cerebral lo que causa es sopor. Si quieren ver una propuesta más o menos similar que de verdad funciona y estimule los sentidos, vean (perdón por repetirme con esta referencia) "Un homme qui dort". ¿El ojo salvaje? Ya quisieran...
Habiendo dicho esto, ¿de qué trata la película? De dos cosas, principalmente, las cuales se relacionan mucho entre sí. La primera cosa sería la señora divorciada, que llega a Los Angeles con sueños de libertad y catarsis pero que poco a poco se ve acechada por los fantasmas de su divorcio y de sus propios sentimientos hacia un marido que nunca dejó de querer, y que se interpone con su otra vena sedienta de nuevas aventuras propias de un territorio tan rico y excitante como Los Angeles, ciudad llena de diversas posibilidades. La otra cosa sería la crítica al estilo de vida estadounidense, con su culto a la violencia, al cuerpo perfecto, al juego, a la religión, etc.: lo usual, nada nuevo bajo el sol. Estas dos líneas se unen en el gran drama de la señora divorciada, incluso peor que sus ambiguos sentimientos hacia su ex: la abstracción de la realidad, la absorción que su ideal de Los Angeles le causa en su vida: el horror de la nada, el vacío, el sinsentido, el despropósito, la contradicción vital: una mujer que llega pensando que tendrá una vida mejor en tan brillante ciudad que, siguiendo cada punto de esa ruta no escrita que sigue ciegamente cada foráneo, se da cuenta de que no encontrará ni la paz ni su nueva vida, sino que lo mismo de siempre.
El problema es que pasamos de un inicio prometedor, con una crítica tan incisiva como ingenua, pero que al poco rato, a una promesa incumplida: más que una reflexión decente, la cosa se vuelve un cúmulo de frases "bonitas" pero vacuas, sin ninguna reflexión ni observación que ofrecer: es la repetición del estilo consumiendo su sustancia y gastando sus cartuchos en los primeros diez-quince minutos de metraje. La trama se vuelve inane, la crítica también, las imágenes también (aunque hay propuesta de montaje, se nota que el texto era el gran interés de los responsables, descuidando las otras importantes herramientas cinematográficas), y "The savage eye" se vuelve un filme fallido y cansino, que más que actividad cerebral lo que causa es sopor. Si quieren ver una propuesta más o menos similar que de verdad funciona y estimule los sentidos, vean (perdón por repetirme con esta referencia) "Un homme qui dort". ¿El ojo salvaje? Ya quisieran...
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