Director: Tom McCarthy
Era obvio que "Truth" iba a ser acompañada de la otra película periodística basada en hechos reales de la temporada: "Spotlight", la que la crítica ha preferido, por sobre la otra, para premiar a destajo. ¿Por qué? Si fuera un experto en teorías conspirativas, tengan por seguro que de inmediato comenzaría a explicarles de qué va el entuerto, aunque si he de decir algo, pienso que influye el hecho de que "Spotlight" sea un triunfo y "Truth" una derrota, y que la segunda le toca las pelotas a Bush. En cualquier caso, me gusta más la película del debutante James Vanderbilt; la de McCarthy se ve bien y vale la pena, sobre todo porque no es mala del verbo mala, pero no es una gran película y, está claro, no merece la cantidad de premios que ha recibido y que pueda llegar a recibir. ¿Quién soy para determinar esto? Vamos, no sean duros conmigo...
Spotlight es una sección especializada en importantes investigaciones que se encuentra con una historia de un cura violador de niños que podría ser el inicio de algo mucho mayor: no sólo una cantidad ridícula de curas pederastas, sino que también toda una red de protección por parte de la Iglesia y otras entidades poderosas que esconden tales hechos de la verdad pública. Para publicar se necesitan pruebas y datos, y eso es lo que nuestros héroes modernos encontrarán contra viento y marea.
La primera escena es francamente asquerosa e indignante: un cura está bajo arresto en una estación de policía mientras que en otra habitación una mamá es convencida por otro cura, con la presencia de los niños abusados, para que mantenga el abuso cometido en la oscuridad. Llega un ayudante de fiscal o algo así y al rato los dos hombres de dios se van raudos al demonio... perdón, a sus casas, con sus uniformes puestos y sus cruces colgando, así como si nada hubiesen hecho. El resto de la película también tiene un par de escenas que golpean lo suyo, mayoritariamente cuando las víctimas deciden contar cómo fue qué fueron abusadas en primer lugar. Aparte de eso, "Spotlight", que está ejecutada con solvencia y efectividad, con buen ritmo y un reparto en términos globales mejor aprovechado y delegado (si es que le concedemos a ésta un triunfo sobre "Truth"), no destaca mucho, pues lo que queda sería lo de siempre: personas investigando, chocando con muros impuestos por otros (desde luego), hablando con otras personas, tomando café y comiendo comida chatarra, algunos quejándose de su vida personal (nulamente mostrada, en todo caso: todo recae en la investigación y sus pormenores, en lo iterativo del caso), etc. Si "Truth" trata sobre las personas y un estado de las cosas, "Spotlight" trata sobre la investigación como tal, decisión que le resta interés y fuerza dramática con el correr de los minutos, pues siendo un caso real, sabemos que toda adversidad fue superada y que el reportaje, efectivamente, llegó a publicarse (el relato de "Truth", por otra parte, incluso estando basado en hechos reales, se permite eludir la secuencia previsible de hechos, a menos que seas un conocedor del caso). El tema, entonces, radica en cómo la investigación sufrió baches y por qué, lo que tampoco es nada nuevo: peces gordos de todos lados que protegen a la institución y no a los feligreses: hoy en día estas cosas, aunque indignen, no causan mayor impresión, ergo, la película es un relato de pulso constante y sólido pero, no lo sé, plano en su expresión, falto de energía, lo que sea: apuesta, quizás, por un realismo poco emocionante pero altamente denunciante y a veces con tendencia a pontificar (curiosa palabra para el contexto dado). No es que me haya cansado y adormilado, de hecho estaba bastante interesado en todo, pero de manera circunstancial, no por una gran labor narrativa del director. A todo esto, en un punto salen a la luz los centros de tratamiento, eufemismo para casas donde mandan a los curas fallados de la mente que han hecho cosas malas, que es lo que vimos en "El Club", indudablemente una película cien veces mejor y más dura. No hay mucha ciencia sobre "Spotlight": se ve bien, sin mayores problemas, demuestra que fue hecha por un equipo competente que sabe trasladar literalmente lo sucedido en un guión y luego en imágenes con pulso, pero no va más allá de la superficie (realmente no hay reflexión, no hay aporte y discusión, aunque me llamó la atención la presencia de la lealtad localista de Boston) y se queda con lo que deja contentos a todos, que son los datos que aparecen cuando nos vamos a negro: "tal tipo renunció, el otro fue arrestado, la sociedad mejoró, etc.", preludio perfecto para los aplausos y deseos de nominación. Me da la impresión de que "The big short", también dirigida por un Mc (Adam McKay), va por los mismos derroteros formales y discursivos, pero de momento habrá que esperar, pues mañana comienza otro mes y, con él, nuevos propósitos: aunque vimos buenas piezas en esta retrospectiva, admito que me cansé del maldito 2015. Ahí se ven...
Spotlight es una sección especializada en importantes investigaciones que se encuentra con una historia de un cura violador de niños que podría ser el inicio de algo mucho mayor: no sólo una cantidad ridícula de curas pederastas, sino que también toda una red de protección por parte de la Iglesia y otras entidades poderosas que esconden tales hechos de la verdad pública. Para publicar se necesitan pruebas y datos, y eso es lo que nuestros héroes modernos encontrarán contra viento y marea.
La primera escena es francamente asquerosa e indignante: un cura está bajo arresto en una estación de policía mientras que en otra habitación una mamá es convencida por otro cura, con la presencia de los niños abusados, para que mantenga el abuso cometido en la oscuridad. Llega un ayudante de fiscal o algo así y al rato los dos hombres de dios se van raudos al demonio... perdón, a sus casas, con sus uniformes puestos y sus cruces colgando, así como si nada hubiesen hecho. El resto de la película también tiene un par de escenas que golpean lo suyo, mayoritariamente cuando las víctimas deciden contar cómo fue qué fueron abusadas en primer lugar. Aparte de eso, "Spotlight", que está ejecutada con solvencia y efectividad, con buen ritmo y un reparto en términos globales mejor aprovechado y delegado (si es que le concedemos a ésta un triunfo sobre "Truth"), no destaca mucho, pues lo que queda sería lo de siempre: personas investigando, chocando con muros impuestos por otros (desde luego), hablando con otras personas, tomando café y comiendo comida chatarra, algunos quejándose de su vida personal (nulamente mostrada, en todo caso: todo recae en la investigación y sus pormenores, en lo iterativo del caso), etc. Si "Truth" trata sobre las personas y un estado de las cosas, "Spotlight" trata sobre la investigación como tal, decisión que le resta interés y fuerza dramática con el correr de los minutos, pues siendo un caso real, sabemos que toda adversidad fue superada y que el reportaje, efectivamente, llegó a publicarse (el relato de "Truth", por otra parte, incluso estando basado en hechos reales, se permite eludir la secuencia previsible de hechos, a menos que seas un conocedor del caso). El tema, entonces, radica en cómo la investigación sufrió baches y por qué, lo que tampoco es nada nuevo: peces gordos de todos lados que protegen a la institución y no a los feligreses: hoy en día estas cosas, aunque indignen, no causan mayor impresión, ergo, la película es un relato de pulso constante y sólido pero, no lo sé, plano en su expresión, falto de energía, lo que sea: apuesta, quizás, por un realismo poco emocionante pero altamente denunciante y a veces con tendencia a pontificar (curiosa palabra para el contexto dado). No es que me haya cansado y adormilado, de hecho estaba bastante interesado en todo, pero de manera circunstancial, no por una gran labor narrativa del director. A todo esto, en un punto salen a la luz los centros de tratamiento, eufemismo para casas donde mandan a los curas fallados de la mente que han hecho cosas malas, que es lo que vimos en "El Club", indudablemente una película cien veces mejor y más dura. No hay mucha ciencia sobre "Spotlight": se ve bien, sin mayores problemas, demuestra que fue hecha por un equipo competente que sabe trasladar literalmente lo sucedido en un guión y luego en imágenes con pulso, pero no va más allá de la superficie (realmente no hay reflexión, no hay aporte y discusión, aunque me llamó la atención la presencia de la lealtad localista de Boston) y se queda con lo que deja contentos a todos, que son los datos que aparecen cuando nos vamos a negro: "tal tipo renunció, el otro fue arrestado, la sociedad mejoró, etc.", preludio perfecto para los aplausos y deseos de nominación. Me da la impresión de que "The big short", también dirigida por un Mc (Adam McKay), va por los mismos derroteros formales y discursivos, pero de momento habrá que esperar, pues mañana comienza otro mes y, con él, nuevos propósitos: aunque vimos buenas piezas en esta retrospectiva, admito que me cansé del maldito 2015. Ahí se ven...
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