Director: Robert Towne
Casi se me olvida que hoy es el cumpleaños del gran Mel Gibson, pero por suerte lo recordé cuando todavía quedaba bastante tiempo para llevar a cabo un humilde y apropiado homenaje, que vendría siendo ver y comentar una película suya, ojalá una buena, lo que tampoco es muy difícil que digamos. "Tequila Sunrise" es la segunda película de Robert Towne (guionista de, entre otras, "The Yakuza" o la más célebre "Chinatown") y además el inicio de una trilogía, cuyas entregas están nueve años separadas entre sí, conformada por "Tequila Sunset" y "Tequila Midnight", y ojo que bien podría haber una cuarta entrega, pues aún hay plazo. Lo anterior era broma, pero no me digan que no sonrieron un poco. (He querido hacer esta broma desde que la vi por primera vez hacia varios meses atrás, cuando no supe cómo comentarla, si bien tampoco es que ahora mi mente se encuentre en mejor estado, así que creo que me puedo dar el gustillo). Sin que la película de Towne sea un prodigio memorable, sí resulta de lo más estimable por lo, bajo mi punto de vista, atípico de la propuesta y por ese cándido aire que desprende a cada momento, lo que a la postre nos hace disfrutar sin mayor complejo, y es que protagoniza el loco Mel.
Mel Gibson es un traficante de drogas retirado que, sin embargo, sigue siendo acechado por los fantasmas de sus días criminales, principalmente por la policía y/o agencias gubernamentales que no aceptan que el hombre esté viviendo de lo más tranquilo en una cómoda casa en la playa, frente al mar. La cosa se pone seria cuando un notorio traficante llamado Carlos, que sólo hace tratos con el loco Mel, se apronta a pisar suelo estadounidense para llevar a cabo sus negocios, y cómo nuestro hombre es el único que conoce su rostro (además de ser el probable contacto de Carlos), pues va a tener a cincuenta policías siguiéndole los talones.
"Tequila Sunrise" no es un thriller criminal ultra-glamuroso, aunque sí rebosa estilo por sus cuatro costados. Lo que verdaderamente quería decir es que "Tequila Sunrise" no es un thriller al uso, incluso cuando la trama está configurada, más o menos, como un thriller, efectivo y todo, relativamente común y corriente. Ya saben: sospechoso alerta y adelantado a sus frustrados perseguidores; todos los policías incompetentes menos, justamente, el que es amigo del sospechoso; la mencionada implicación que deviene en conflictos éticos y personales; la dama (una bella e hipnotizante Michelle Pfeiffer) que cae en los brazos de los dos antagonistas (aunque no enemigos); entre otros códigos genéricos que se siguen más o menos al pie de la letra. No hay problema en ello, pues en el más común de los casos obtendremos un resultado efectivo (porque las fórmulas, bien aplicadas, funcionan) y entretenido. Towne logra conformar una película efectiva y entretenida, sí, que tiene sentido del humor y un toque de melancolía, además, pero sobre la que se permite elaborar un relato que, aunque suene a contradicción, respeta tanto como contraviene sus códigos. Hay una suerte de ironía metatextual, como si Towne nos dijera "ok, ¿quieren esta y tal regla llevadas a cabos? Perfecto, lo tienen, pero no esperen solemnidad de mi parte ni mucho menos que todo sea lo que parezca", aunque tampoco llega a los niveles de socarronería de Shane Black ni a un desparpajo paródico más perjudicial que favorable. Lo de Towne es un justo y ambiguo equilibrio formal (y no estoy criticando a Black, por favor) sazonado de ingeniosos juegos narrativos que, finalmente, obedecen primordialmente a lo sentimental: menos policial, aún menos acción adrenalínica y electrizante, más cándido romance y calmo conflicto criminal.
Es cierto que, al menos para mí, el tramo final se me hace confuso y algo enredado, pero por sobre todo pienso que "Tequila Sunrise" es una amena, sencilla y sexy película sobre la amistad, los principios morales y la coherencia o autenticidad hacia nuestro propio ser (lo que resta importancia a si entendemos o no los tejemanejes finales). Nada muy complejo ni profundo, pero sí suficiente, en gran medida gracias a los personajes, particularmente el loco Mel (tan encantador y tierno como siempre) y Pfeiffer. Eso sí, tampoco hay que dejar de lado la apropiada dirección de Towne, cuyo gran logro es esa encantadora atmósfera que evita toda densidad y sublimidad, intensidad y frívolo glamour, y que prefiere centrarse y potenciar esa indescifrable e inasible relación que surge entre básicamente todos los personajes en juego. No, "Tequila Sunrise" no es una película violenta, cruda y oscura (aunque hayan muertes, sangre, sexo y lenguaje soez), más bien todo lo contrario, y vaya que resulta atractiva la propuesta. ¿Será un anti-thriller criminal el de Towne pero hecho con cariño y no cruel y burda parodia? No lo sé, dar respuestas no es mi tarea, aunque sentencias tendenciosas se me da mejor, así que... Lo cierto es que "Tequila Sunrise" es una película para disfrutar, relajarse y dejarse llevar por lo liviano (que no estúpido, superficial). En fin, lo mejor que les puedo decir es que no esperen un thriller al uso en "Tequila Sunrise", simplemente descansen y relajen la mente. Al menos así me he sentido yo.
Mel Gibson es un traficante de drogas retirado que, sin embargo, sigue siendo acechado por los fantasmas de sus días criminales, principalmente por la policía y/o agencias gubernamentales que no aceptan que el hombre esté viviendo de lo más tranquilo en una cómoda casa en la playa, frente al mar. La cosa se pone seria cuando un notorio traficante llamado Carlos, que sólo hace tratos con el loco Mel, se apronta a pisar suelo estadounidense para llevar a cabo sus negocios, y cómo nuestro hombre es el único que conoce su rostro (además de ser el probable contacto de Carlos), pues va a tener a cincuenta policías siguiéndole los talones.
"Tequila Sunrise" no es un thriller criminal ultra-glamuroso, aunque sí rebosa estilo por sus cuatro costados. Lo que verdaderamente quería decir es que "Tequila Sunrise" no es un thriller al uso, incluso cuando la trama está configurada, más o menos, como un thriller, efectivo y todo, relativamente común y corriente. Ya saben: sospechoso alerta y adelantado a sus frustrados perseguidores; todos los policías incompetentes menos, justamente, el que es amigo del sospechoso; la mencionada implicación que deviene en conflictos éticos y personales; la dama (una bella e hipnotizante Michelle Pfeiffer) que cae en los brazos de los dos antagonistas (aunque no enemigos); entre otros códigos genéricos que se siguen más o menos al pie de la letra. No hay problema en ello, pues en el más común de los casos obtendremos un resultado efectivo (porque las fórmulas, bien aplicadas, funcionan) y entretenido. Towne logra conformar una película efectiva y entretenida, sí, que tiene sentido del humor y un toque de melancolía, además, pero sobre la que se permite elaborar un relato que, aunque suene a contradicción, respeta tanto como contraviene sus códigos. Hay una suerte de ironía metatextual, como si Towne nos dijera "ok, ¿quieren esta y tal regla llevadas a cabos? Perfecto, lo tienen, pero no esperen solemnidad de mi parte ni mucho menos que todo sea lo que parezca", aunque tampoco llega a los niveles de socarronería de Shane Black ni a un desparpajo paródico más perjudicial que favorable. Lo de Towne es un justo y ambiguo equilibrio formal (y no estoy criticando a Black, por favor) sazonado de ingeniosos juegos narrativos que, finalmente, obedecen primordialmente a lo sentimental: menos policial, aún menos acción adrenalínica y electrizante, más cándido romance y calmo conflicto criminal.
Es cierto que, al menos para mí, el tramo final se me hace confuso y algo enredado, pero por sobre todo pienso que "Tequila Sunrise" es una amena, sencilla y sexy película sobre la amistad, los principios morales y la coherencia o autenticidad hacia nuestro propio ser (lo que resta importancia a si entendemos o no los tejemanejes finales). Nada muy complejo ni profundo, pero sí suficiente, en gran medida gracias a los personajes, particularmente el loco Mel (tan encantador y tierno como siempre) y Pfeiffer. Eso sí, tampoco hay que dejar de lado la apropiada dirección de Towne, cuyo gran logro es esa encantadora atmósfera que evita toda densidad y sublimidad, intensidad y frívolo glamour, y que prefiere centrarse y potenciar esa indescifrable e inasible relación que surge entre básicamente todos los personajes en juego. No, "Tequila Sunrise" no es una película violenta, cruda y oscura (aunque hayan muertes, sangre, sexo y lenguaje soez), más bien todo lo contrario, y vaya que resulta atractiva la propuesta. ¿Será un anti-thriller criminal el de Towne pero hecho con cariño y no cruel y burda parodia? No lo sé, dar respuestas no es mi tarea, aunque sentencias tendenciosas se me da mejor, así que... Lo cierto es que "Tequila Sunrise" es una película para disfrutar, relajarse y dejarse llevar por lo liviano (que no estúpido, superficial). En fin, lo mejor que les puedo decir es que no esperen un thriller al uso en "Tequila Sunrise", simplemente descansen y relajen la mente. Al menos así me he sentido yo.
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