viernes, 26 de febrero de 2016

7 women - 1966


Director: John Ford

  Llega el día viernes y con él la última película de Ford, de paso la número cincuenta que comentamos por acá, siendo el director más comentado de este blog. Hemos llegado al final de su filmografia pero no hemos visto todo lo que Ford dirigió, pues nos quedan, todavía, casi quince películas de los treinta y quién sabe cuántas más de los veinte y los diez. Para más adelante será. De momento, la retrospectiva de John Ford la dejamos en pausa, pues tengo intenciones de completar la obra de otro director, pero ya se darán cuenta de ello, mejor no nos adelantemos. Después de "Cheyenne Autumn" Ford iba a dirigir "Young Cassidy", pero a poco de comenzar la producción el hombre cayó enfermo y fue reemplazado por Jack Cardiff. Un año después, eso sí, nos deleita con "7 Women", probablemente lo más extraño y singular que haya filmado jamás, y por lo mismo (además de la magnífica calidad propia del director), un filme de esos que es imposible quitarse de la cabeza incluso aunque quisiera (y esta claro que uno no quiere). Excelente manera de despedir una tremenda obra cinematográfica, claro que sí.


  En una misión cristiana ubicada en algún punto rural de China, cerca de la frontera con Mongolia, Agatha Andrews dirige el lugar con mano dura y férrea disciplina cristiana, pero todo amenaza con cambiar cuando llegue una doctora de moral no tan intransigente como la de la señora jefa, y peor, surjan rumores de que un tal Tunga Khan, que anda haciendo cuanta atrocidad se le ocurra, puede llegar a desordenar el gallinero. Serán un par de días movidos para la misión, qué duda cabe.


  Sí señor, "7 Women" es lo más extraño que Ford ha filmado jamás, y es que todo elemento que encontramos en la película es una contundente invitación a la extrañeza y la sugestión. Con una atmósfera desquiciante, malsana y agobiante cargada de tensión, inestabilidad y locura, es imposible no sentirse descolocado e incómodo (pero en realidad profundamente fascinado e intrigado) con cada minuto que pasa, más aún cuando de fondo la inquietante y casi lisérgica banda sonora hace de las suyas, multiplicando el desequilibrio imperante que desprende la imagen y su corrosivo tempo. No se quedan atrás los integrantes del reparto, liderados por una fantástica Anne Bancroft (que acá ya la hemos visto y elogiado por sus roles en "Don't bother to knock" y "New York Confidential"), probablemente la más cuerda dentro de tanta fanática religiosa (Margareth Leighton lo hace genial como Agatha Andrews), embarazadas histéricas con sus ridículos esposos (un buen sujeto en todo caso) y adolescentes confundidas en todo sentido, entre otros tantos personajes que no tienen miedo a cruzar el umbral de la cordura o la "sobreactuación", que en el presente caso no aplica pues toda "exageración" comulga perfectamente con la demencial propuesta y ejecución; al contrario, tanto grito, risita desmedida y mirada perdida es un aliciente para el conjunto. Y, ciertamente, el guión construye magníficamente este clima de locura y perdición, primero estableciendo el equilibrio perfecto de Agatha Andrews, feliz de que antes de comer se dé las gracias a dios y esas cosas, para luego abofetearla sin compasión, no con una sino con dos figuras narrativas cargadas de confrontación: la doctora, una mujer que no sólo no es creyente sino que representa todo lo contrario a Andrews, poco a poco ensombrecida por su avasalladora personalidad y eficacia; y Tunga Khan, un elemento menos discursivo pero no por ello menos peligroso y elocuente, pues el caos externo que representa pone de manifiesto la debilidad discursivo-moral de Andrews de manera total y explícita: ahí donde la doctora sugería incoherencia, Tunga Khan da un certero golpe al centro de la doble moral de la jefa de la misión, que ve cómo su obra se desmorona frente a ella. Y ojo a la importancia de la joven Emma Clark, interpretada por Sue Lyon, que de ser una fiel alumna de Andrews pasa a ser íntima amiga (y admiradora) de la doctora, y no es que le chica sea cualquier cosa, pues la señora Andrews siente cosquillas cuando observa a su rubia debilidad. Ciertamente es muy interesante la inclusión del lesbianismo, tanto por su poder narrativo como por la "contenida" forma en que se expresa. No es de extrañar, dado el loable atrevimiento demostrado que, tal como la doctora que llega a cuestionar el anquilosado orden establecido, no tiene intención alguna de acomodarse a las normas de quién-sabe-quién. Pura autenticidad y energía contestataria rebosa "7 Women", cuyo final los dejará boquiabiertos, tanto por la contundencia de su discurso como por lo crudo que es por sí solo. ¿Acaso creían que Ford iba a despedirse con una obra correcta e inofensiva? No señor, lo hizo con "7 Women", un impensado pero inolvidable golpe a la cátedra que con trepidante y apabullante ritmo no deja títere con cabeza. Fenomenal.

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