Directora: Deniz Gamze Ergüven
Era de esperar que las complicaciones técnicas escalaran y me arruinaran la retrospectiva de John Ford, pero en un par de días volveré con plena seguridad de que entonces nada nos molestará. De momento, habrá que adelantar algunos objetivos, como por ejemplo comentar las nominadas al oscar por mejor película extranjera (o de habla no inglesa), que este año tienen una particularidad, silenciada dentro de tanto griterío y lloriqueo victimista: de las cinco nominadas hay tres que son los debuts de sus directores. "Saul fia", "Theeb" y la presente "Mustang" son los primeros pasos que acompañan a "Krigen" y "El abrazo de la serpiente", de directores con filmografía anterior. ¿Cuál ganará? A priori parece que "Saul fia" tiene todas las de ganar, tanto por la cantidad de ruido que ha generado como por tratar del holocausto, aunque "Mustang", si bien algo más modesta, sí tuvo su importante repercusión, seguida de cerca por "El abrazo de la serpiente"... las otras dos se han mantenido más o menos escondidas del gran público, si bien la jordana ha recibido bastantes premios, incluso más que la húngara. En fin, de ser posible, algún día daremos nuestro humilde veredicto, así podremos discutir, ¿no? Pero antes vayamos paso a paso...
Cinco hermanas huérfanas que viven con su abuela y su tío comienzan a enfrentarse a los embates de la madurez, el crecimiento y todo lo que ello conlleva, con el valor agregado de que son criadas y educadas bajo un estricto régimen musulmán, con reglas y costumbres que ellas detestan y que parecen el fin de sus vidas tal como la conocen.
Niñas que juegan con niños en el mar, niñas que ensucian la moral de su fe y de su familia; niñas que derechamente eluden la tradición, niñas que traen deshonor a sus vidas; niñas que quieren vivir lo más tranquila y libremente posible, niñas que deben ser corregidas a como de lugar. En principio "Mustang" puede ser otra película más, al estilo coming of age, en donde niños y niñas disgustados con la conservadora disciplina familiar y social intentan romper moldes y enfrentarse a la autoridad, pero ello en principio solamente, pues luego del enunciado vienen las particularidades de cada película: de dónde vienen, quiénes protagonizan, qué quieren, etc. No es lo mismo una película de gente gringa indiferente a la religión que una película turca (o francesa, qué sé yo) en donde la fe aparentemente determina las conductas de casi todos (estamos hablando de un pequeño pueblo, no de la multiculturalidad de la capital); no es lo mismo que protagonicen hombres a que protagonicen mujeres; y, ciertamente, no es lo mismo una historia de niñas en entorno musulmán que una historia de niños bien cuyo mayor drama es caminar por las calles de los suburbios sin saber qué hacer (y eso que excluimos un montón de realidades: no es lo mismo los niños que crecen en medio de la guerra del narcotráfico -"Sicario"-, en China o en África). La directora se mete de lleno en la realidad, la cotidianidad de estas chicas, y la muestra y desnuda sin ningún pudor; sin miedos ni complejos, sin ambigüedades ni medias tintas ni mucho menos una políticamente correcta visión conciliadora: ciertamente la realizadora no apunta a la religión en sí como al ejercicio de la fe, que desde sus "maravillosas" intenciones deviene en un auténtico infierno, nada exagerado, pero crudo y violento de todas formas. Lo más desolador es ver la progresiva oscuridad y gravedad en que se sumergen las protagonistas, que en un inicio se oponen en clave infantil, es decir, niñas cuyos reparos apuntan más hacia la imposibilidad de divertirse, para más tarde oponerse con una posición mucho más adulta, aún cuando el tiempo acontecido no es precisamente amplio, en donde la punta de lanza de su discurso va sobre defender la dignidad, la autonomía, los derechos de la mujer y de la vida: entre otras cosas, no casarse con un desconocido involuntariamente, no obligarse a vestir o hacer tal o cual cosa, etc. La voz en off de la menor, de acotada pero certera presencia, luego de las iniciales travesuras, denota el estupor y la desolación que sus ojos expresan al ver cómo las ventanas y patios, inicialmente libres y abiertos, se van cercando con rejas y demás: "la casa ahora parece verdaderamente una cárcel". Para continuar con el proceso, de niñas deben dar un brusco paso a mujer, pero no cualquier mujer: una esposa modelo, una ama de casa ejemplar ("ahora la casa se convirtió en una fábrica de esposas"), una señora que debe ver telenovelas y tejer en vez de descansar mirando un partido de fútbol. Eso sí, hay que apuntar que puede que este discurso también se cargue de manera más o menos exclusiva a las aisladas provincias rurales que en la ciudad, que es retratada como el sueño de libertad, el verdadero punto de partida para la vida deseada, aunque no todo lo que brilla es oro (y ésa podría ser otra película...).
En cualquier caso, lo más importante es lo que más vemos: la vida de las chicas, no tanto los discursos preconcebidos que fuercen el relato: toda acción se inicia en el sentir de las protagonistas, no en una máxima que caiga del cielo, que sería lo mismo que hacen sus tutores, ¿no?: imponer por la fuerza. Supongo que ahí está la clave: que cada uno saque conclusiones, pues la directora tiene una historia que contar, y vaya que lo hace con propiedad y habilidad, retratando una realidad pero todo como consecuencia de la impecable ejecución de su historia.
La puesta en escena de Deniz Gamze Ergüven construye y expresa con contundente naturalidad, fluidez y honestidad esta dura cotidianidad, el quiebre que comienza a alterar el rumbo de las hermanas y tambalear el sinuoso camino a la madurez. Es curioso que, sabiendo apenas un par de cosas de cada hermana, éstas generen tanta empatía e identificación: la furia es contagiosa, oh sí. Por lo demás, la trama está muy bien escrita, o si no no me explico cómo es que sucesos tan simples adquieren tanta importancia y emoción, nerviosismo (en un inicio, porque luego la cosa se pone realmente dura y tensa, ya no tan divertida). De momento "Mustang" es mi favorita, y es que la pérdida de la inocencia, cuando está bien rodada, es algo terrible de ver...
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