Creador: Peter Chung
Hablar de temporadas puede sonar un poco difícil considerando que la primera dura, en total, doce minutos (distribuidos en seis cápsulas de dos minutos), mientras que la segunda, alrededor de veinte (dividido en cinco cápsulas). Hay una tercera que consta de diez episodios de veintidós minutos cada uno, pero esa la dejaremos para otra ocasión. A decir verdad, me puse a ver "AEon Flux" por falta de tiempo, y es que entre el ocio, la lectura de cómics y el transitar por la ciudad buscando algún restaurant que atendiera normalmente hoy (ya que no hay suministro de agua hasta mañana en la medianoche porque las lluvias complicaron a las pobres empresas de agua, que por muy millonarias que sean no son capaces de prever estas situaciones, y claro, como imbéciles tenemos que aceptar su ineptitud y seguir pagando mes a mes sus "servicios"), además de haber despertado tarde, lo cierto es que el tiempo se me pasó volando. Pero lo bueno es que "AEon Flux" vale la pena y es una interesante propuesta cuya breve duración no significa que merezca ser tratada con ligereza.
"AEon Flux" debe sonar más por la película protagonizada por Charlize Theron, un fracaso en crítica y taquilla, que por su original transmitido en MTV a mediados de los noventa. No estoy muy seguro de la cronología de la serie, pero al parecer todo comenzó con esta primera temporada transmitida como algo experimental, para ver si funcionaba, y como tuvo éxito entre los espectadores, luego se hicieron los cinco cortos de la segunda temporada para, respondiendo al nuevo éxito acumulado, lanzar la más "compuesta" tercera temporada. Temporada, temporadas y más temporadas. No es que yo haya pensado tal cosa, ni tampoco es que esté acusando a nadie (pues nadie me ha hablado ni de la película ni de la serie), pero es totalmente erróneo pensar que los elementos más o menos distintivos de "AEox Flux" son simples efectismos para acaparar a una audiencia joven y ávida de cosas raras, "vanguardistas". Al contrario, Peter Chung demuestra coherencia narrativa y estética en cada aventura o misión de la protagonista, una agente/espía/lo-que-sea que se infiltra en una ciudad para asesinar a su líder. Pero esa es la trama de la primera temporada, así que mejor vayamos por orden.
Todo comienza con esta mujer, ataviada en un ridículamente pequeño y sexualizado traje, que va asesinando tiradores enemigos mientras se infiltra en esta distópica ciudad, aparentemente totalitaria, con el objetivo de llegar hasta su líder y mandarlo de un balazo al cielo. En su camino verá interesantes cosillas tales como un virus que se infiltra en el sangre de las personas, personajes que tienen sexo y otros sucesos que naturalmente no les voy a relatar, miren que la alerta de spoiler es cada vez mayor y más histérica. En cualquier caso, "AEox Flux" es puro simbolismo, o en su defecto, el vehículo de un mensaje nada frívolo y pueril (éso, o puede que sufra del síndrome expuesto en ese capítulo de "South Park" en que los cuatro amigos escriben un libro soez con el sólo objetivo de escribir un libro soez y lleno de asquerosidades y vulgaridades, sólo que éste es publicado y la sociedad lo interpreta como una alegoría del capitalismo, el patriarcado y cuanta cosa más). Porque tras la atractiva seguidilla de escenas genéricamente exageradas, fetichistas, sexuales, irónicas, absurdas, grotescas y alucinógenas, Peter Chung parece describir un mundo, ciertamente hermético y gris, en el cual se conjugan distintas facetas de la sociedad (así a secas, aunque podría decir estadounidense u occidental), tan llena de secretos y mesías y salvadores y conspiraciones, tan encantada con la imagen vendida y consumidos por la realidad escondida. Además Chung juega y subvierte inteligentemente convenciones de género y relato, ejecutando sus dictámenes con ironía y retorcimiento; así, ésta será una particular "misión perfecta", en donde la protagonista se puede despachar fácilmente a docenas de soldados bien equipados como si fueran hormigas (sólo que éstos, que yacen en un mar de sangre, son humanos con familias y sueños rotos) y luego tropezarse con problemas inexplicables considerando su asumida preparación.
La segunda temporada consiste en cinco cortos independientes entre sí que elevan aún más la cuota de absurdo e ironía, aunque no por ello (y por la carencia de una trama unificadora) pierde fuerza en su contenido, si bien hay cápsulas más complejas que otras en este aspecto. La gracia de esta temporada es que en las cinco cápsulas la protagonista muere al hacer su misión, ya saben, fallando en su labor (y eso que era una agente casi perfecta). Como ven, las convenciones del género de misiones imposibles se retuercen y desvían aún más de la sofisticación y perfección de los planes y sus involucrados, centrándose en el equívoco de las mismas. Con ello, vale la pena decir que estas historias son más trepidantes y veloces, algo diferentes al ritmo relativamente pausado y observador que a veces desplegaba la primera temporada. Y Chung lleva a cabo interesantes juegos narrativos, utiliza con cuidado contrapesos dramáticos; en cierta forma, podemos decir que depura su narración, equilibrando bien el ingenio y la madurez: no vale la pena impresionar si se fuerza y ridiculiza la historia. Ejemplo de todo lo anterior es aquella cápsula titulada "War", en la que la agente especial se encuentra en una guerra en la que los dos bandos se aniquilan salvajemente mientras nosotros vamos conociendo el destino de distintos soldados de un lado y otro, hasta que nos damos cuenta de que la guerra es un círculo de sinsentido que nunca acabará. La cápsula titulada "Tide" destaca por su estructura narrativa "repetitiva" y el sentido del humor que le imprime al desarrollo del relato. En cualquier caso, ninguna cápsula contiene todo lo anteriormente descrito de manera total, sino que cada una destaca por alguna peculiaridad que aprovecha al máximo; sin embargo, aunque unas tengan más A que B y viceversa, no se puede afirmar que son irregulares y cojas.
A propósito, no hay diálogos en lo absoluto. En la tercera sí los hay, pero eso será harina de otro costal. De momento creo que se ha dicho (relativamente) suficiente de "AEon Flux". Media hora y pueden disfrutar de las dos primeras temporadas de esta interesante serie que experimenta con cuanta cosa se le ocurra, aunque, claro, no sea la cumbre de la experimentación. No obstante, y para terminar con algo positivo, sí nos encontramos ante una propuesta coherente e inteligente.
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