Director: Malik Bendjelloul
"Searching for Sugar Man" es el documental que, entre otros premios, se llevó el oscar a mejor documental (claro) el año en que participó (no recuerdo cuál), y ahora la veo de pura casualidad, dado que no tenía idea de que estaba entre mis archivos, pero como he estado con documentales estos últimos días, me dije que ya era hora de verlo, y es que ya han pasado los años. "Searching for Sugar Man" es el primer trabajo del sueco Malik Bendjelloul, por desgracia, también el último; es decir, el único: debido a una depresión, aproximadamente un año después el director se suicida, dejando un proyecto inconcluso, si mal no recuerdo. "Searching for Sugar Man" trata sobre la misteriosa y elusiva figura de Rodríguez, un músico de Detroit que en su tiempo nunca tuvo el reconocimiento que merecía, aunque ya verán que la cosa no es tan melancólica ni oscura, aunque sí que está relativamente bien narrada. Cumple lo suyo, cuanto menos.
Sí señor, probablemente lo mejor del documental (como documental) sea su guión, su montaje, su estructura, si bien no es la gran cosa como documental. Aunque alguien bien informado pudiera adelantarse de inmediato a los trucos del relato y no dejarse sorprender, un desconocedor (como yo) verdaderamente se introduce en este mar de preguntas y misterios que nos van cayendo encima sin cesar, acompañadas de pistas falsas y efectivos mecanismos de suspenso e incluso de thriller. ¿Quién es Rodríguez, qué pasó con él? ¿El mundo conspiró en su contra? Ciertamente, él es lo más interesante: su música y las bellas letras que transportan, su personalidad y su humanidad. Lo que le rodea es bastante humo, a decir verdad. De todas formas está claro que es mucho mejor la historia de Sixto Rodríguez que el documental mismo, bastante normalito en su ejecución formal y algo irritante en su relato, bastante abierto e impreciso en ocasiones, incluso efectista, con secuencias llenas de información no realmente útil. Es tan abierto que ni siquiera sé por dónde empezar, pero tengan por seguro que hay por lo menos cinco tramas, cinco estilos y cinco tonos. Debe ser por la decisión de narrar la historia de Rodríguez desde la historia de los fans, que son variados y muy entusiastas, aunque luego cansan. A mí más me importaba Rodríguez, pero entre que está vivo o está muerto, entre que los productores buenos y los sinvergüenzas, entre que los fanáticos que nos cuentan por varios minutos sus penurias durante el repugnante apartheid para concluir que Rodríguez fue su puto dios, finalmente es mejor dejarse llevar porque el director necesita más el fanatismo que la figura del prácticamente mítico cantautor: "analizarlo" desde su influencia. Es como con el documental de Vivian Maier, aquella fotógrafa que nunca tuvo reconocimiento en vida hasta que un sujeto se encontró con sus fotos y, de tan buenas que eran, decidió exponerlas y más tarde hacer un documental sobre cómo él descubrió a una gran artista cuya biografía se toca tangencialmente. En todo caso parece feo no encantarse con un documental tan ameno y bonito, hasta inspirador, como si estuviese atacando a Rodríguez aunque claramente no sea así; de hecho, me hubiese gustado que el documental fuera tan sencillo y humilde como el mismo Rodríguez, aunque no hay que negar que encontrarse con estas insólitas historias es motivo para celebrarlo como el acontecimiento del siglo. Aunque intentaba replicar la atmósfera de su música, el documental nunca termina de ser una auténtica balada o algo por el estilo, que pensaba iba a ser el camino, y que creo hubiera quedado mejor. En cualquier caso es un documental que vale la pena ver, primero porque descubre a un músico genial (no es difícil escuchar sus dos álbumes de estudio después) y segundo, porque sin duda alguna le hace justicia a un sujeto que merece reconocimiento, tanto por su calidad artística como humana. Siempre resulta agradable ver estas historias de personas talentosas que no tuvieron el éxito merecido y que luego sí lo hacen (o no, lo cual es una puta lástima). Ahí tenemos "Anvil: The story of Anvil", que ya no recuerdo cómo es como documental, pero que sigue la misma lógica: injusticia, redescubrimiento, triunfo tardío, mucha emoción y final auspicioso que se extiende en el tiempo.
Sí señor, probablemente lo mejor del documental (como documental) sea su guión, su montaje, su estructura, si bien no es la gran cosa como documental. Aunque alguien bien informado pudiera adelantarse de inmediato a los trucos del relato y no dejarse sorprender, un desconocedor (como yo) verdaderamente se introduce en este mar de preguntas y misterios que nos van cayendo encima sin cesar, acompañadas de pistas falsas y efectivos mecanismos de suspenso e incluso de thriller. ¿Quién es Rodríguez, qué pasó con él? ¿El mundo conspiró en su contra? Ciertamente, él es lo más interesante: su música y las bellas letras que transportan, su personalidad y su humanidad. Lo que le rodea es bastante humo, a decir verdad. De todas formas está claro que es mucho mejor la historia de Sixto Rodríguez que el documental mismo, bastante normalito en su ejecución formal y algo irritante en su relato, bastante abierto e impreciso en ocasiones, incluso efectista, con secuencias llenas de información no realmente útil. Es tan abierto que ni siquiera sé por dónde empezar, pero tengan por seguro que hay por lo menos cinco tramas, cinco estilos y cinco tonos. Debe ser por la decisión de narrar la historia de Rodríguez desde la historia de los fans, que son variados y muy entusiastas, aunque luego cansan. A mí más me importaba Rodríguez, pero entre que está vivo o está muerto, entre que los productores buenos y los sinvergüenzas, entre que los fanáticos que nos cuentan por varios minutos sus penurias durante el repugnante apartheid para concluir que Rodríguez fue su puto dios, finalmente es mejor dejarse llevar porque el director necesita más el fanatismo que la figura del prácticamente mítico cantautor: "analizarlo" desde su influencia. Es como con el documental de Vivian Maier, aquella fotógrafa que nunca tuvo reconocimiento en vida hasta que un sujeto se encontró con sus fotos y, de tan buenas que eran, decidió exponerlas y más tarde hacer un documental sobre cómo él descubrió a una gran artista cuya biografía se toca tangencialmente. En todo caso parece feo no encantarse con un documental tan ameno y bonito, hasta inspirador, como si estuviese atacando a Rodríguez aunque claramente no sea así; de hecho, me hubiese gustado que el documental fuera tan sencillo y humilde como el mismo Rodríguez, aunque no hay que negar que encontrarse con estas insólitas historias es motivo para celebrarlo como el acontecimiento del siglo. Aunque intentaba replicar la atmósfera de su música, el documental nunca termina de ser una auténtica balada o algo por el estilo, que pensaba iba a ser el camino, y que creo hubiera quedado mejor. En cualquier caso es un documental que vale la pena ver, primero porque descubre a un músico genial (no es difícil escuchar sus dos álbumes de estudio después) y segundo, porque sin duda alguna le hace justicia a un sujeto que merece reconocimiento, tanto por su calidad artística como humana. Siempre resulta agradable ver estas historias de personas talentosas que no tuvieron el éxito merecido y que luego sí lo hacen (o no, lo cual es una puta lástima). Ahí tenemos "Anvil: The story of Anvil", que ya no recuerdo cómo es como documental, pero que sigue la misma lógica: injusticia, redescubrimiento, triunfo tardío, mucha emoción y final auspicioso que se extiende en el tiempo.
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