Directores: René Laloux & Philippe Caza
Vaya que he comido basuras hoy día, pero no me quejo, en realidad me siento algo feliz por ello; me ha bajado un sueño de aquellos, eso sí. Está bien, después de todo, ahora me dieron ganas de despertarme temprano, así puedo ir a la piscina cuando está vacía y luego seguir aprovechando la mañana, que ahora con el cambio de hora está más luminosa y fresquita. Ya veremos si soy lo suficientemente disciplinado... Hoy es el último día que dedicamos a René Laloux, y sólo comentaremos el presente cortometraje y su tercer largo, que es también el último, pues todo lo demás que hizo es imposible de encontrar. Según la descripción de YouTube, "La prisonnière" (codirigido con el historietista Caza) es un boceto que luego iba a ser una película, pero los seis minutos que dura son estupendos, qué duda cabe; además, no sabemos si tal información es fidedigna o no. El resultado, tal cual es, es irreprochable.
Dos niños huyen de un mundo en estragos en donde la guerra y la muerte reinaban. Ya no hace falta imaginar ese mundo, por eso se le dedica tan sólo un par de palabras y ni siquiera una imagen. Laloux ya ha retratado ese mundo antes, y con qué fiereza.
Los niños llegan a una sociedad que se denomina guardiana del desierto, la cual celebra al silencio como máxima virtud, como cualidad suprema del orden y la armonía. No puede haber ningún maldito ruido, pues es caos y tumulto. Los niños ni siquiera pueden escuchar el mar, pues los habitantes de esta sociedad de inmediato les cubren las orejas. En efecto, una sociedad rígida, gris, totalitaria. Laloux ya ha advertido en imágenes los peligros del ser uniforme, del todo uniforme. La uniformidad coarta la vida; la diferencia e individualidad construyen la vida.
Los niños huyen de un lugar lleno de muerte y llegan a otro carente de vida. El viaje no puede acabar ahí, el viaje debe continuar.
Los niños ven a una mujer atrapada en una torre alta, la miran con curiosidad. Los niños siguen interesados en el mar, no aguantan más y se deciden a escuchar. Escuchar las olas, dejar que entren, que limpien e inunden la ciudad: una invitación a la vida, a vivir, a estar vivo. Aparentemente, al final, el orden no siempre gana.
Los niños encuentran el camino a una vida de verdad, emprenden el viaje.
Dos niños huyen de un mundo en estragos en donde la guerra y la muerte reinaban. Ya no hace falta imaginar ese mundo, por eso se le dedica tan sólo un par de palabras y ni siquiera una imagen. Laloux ya ha retratado ese mundo antes, y con qué fiereza.
Los niños llegan a una sociedad que se denomina guardiana del desierto, la cual celebra al silencio como máxima virtud, como cualidad suprema del orden y la armonía. No puede haber ningún maldito ruido, pues es caos y tumulto. Los niños ni siquiera pueden escuchar el mar, pues los habitantes de esta sociedad de inmediato les cubren las orejas. En efecto, una sociedad rígida, gris, totalitaria. Laloux ya ha advertido en imágenes los peligros del ser uniforme, del todo uniforme. La uniformidad coarta la vida; la diferencia e individualidad construyen la vida.
Los niños huyen de un lugar lleno de muerte y llegan a otro carente de vida. El viaje no puede acabar ahí, el viaje debe continuar.
Los niños ven a una mujer atrapada en una torre alta, la miran con curiosidad. Los niños siguen interesados en el mar, no aguantan más y se deciden a escuchar. Escuchar las olas, dejar que entren, que limpien e inunden la ciudad: una invitación a la vida, a vivir, a estar vivo. Aparentemente, al final, el orden no siempre gana.
Los niños encuentran el camino a una vida de verdad, emprenden el viaje.
Me gustó mucho el corto de Rene. 8) Lo ví en el junio de este año y creo que esta es una de mis favoritas.
ResponderBorrarUna consulta.
Definis este corto como ciencia ficcion o fantasia?
Mmmm... Yo diría que es de fantasía más que de ciencia ficción, sobre todo por el carácter místico del escenario y el conflicto y su discurso, pero vamos, tampoco soy un especialista, jaja. A veces la línea entre fantasía y ciencia ficción es bastante difusa, ahí está un poco la gracia, ¿no?
BorrarSaludos.