martes, 3 de mayo de 2016

Naega Salinbeomida - 2012


Director: Jung Byung-gil

¿Recuerdan esa vez cuando comenté "New World", un thriller surcoreano, diciendo que además iba a comentar otras dos películas del mismo país y del mismo tipo? ¿Recuerdan que, como es usual, no llevé a cabo tal intención? Pues bueno, hoy vengo a saldar esa vieja deuda y comentaré esos dos thrillers coreanos, así acabamos con esto de una buena vez. "Confession of Murder" es el segundo largometraje de Jung Byung-gil, aunque el primero de ficción. Yo no estaría muy emocionado por su futuro como guionista y director, a decir verdad, cualquier cosa que haga de ahora en adelante me interesa un rábano, un pepino, un pimiento, un comino...


Un policía que persigue a un asesino en serie ve frustrado sus intentos de justicia, y el tiempo pasa sin que solucione nada. Sin embargo, un buen día aparece un sujeto que dice ser el asesino en serie y que, para colmo de colmos, escribe un libro narrando sus días de asesino serial. De hecho, el colmo de colmos es que no lo puedan arrestar, pero no vendré a explicarles toda la cosa. El punto es que el policía quiere atrapar al asesino, y tendrá que ingeniárselas para ello.


"Confession of murder" es una película muy jocosa y desinhibida, desvergonzadamente ridícula y pueril. Hay secuencias rodadas con buena mano, que generan frenetismo, y cómo no, si en sus dos horas de metraje se suceden toda clase de eventos extraordinarios a una velocidad de muchos kilómetros por minuto; no hay tiempo para descansar ni menos para pensar, sólo para la acción y el torrente de imaginativas (¿?) ocurrencias. El resultado final, como conjunto, es poco creíble y hasta sonrojante, pero al instalarse como un thriller de trama enrevesada propia del típico juego del gato y el ratón, supongo que no había otra forma de hacerla. Quizás un poco más seria, no sé, aunque eso habría jugado en contra del ligero e infantil tono, pero no sé... La cosa comienza con una pelea que está bastante bien, pero luego salimos con la conferencia de prensa del escritor asesino (irrisoria, sí) y todo un circo mediático que tiene como ejes centrales al policía y al autor best-seller, miren que la ley no sólo no lo puede encerrar sino que le permite que la sociedad lo ame como a un verdadero ídolo. También entran en juego unos familiares de las víctimas que quieren venganza y un tercer elemento que clama ser el verdadero autor de los crímenes, así que como ven, los enredos están a la orden del día. Como típico thriller que es, al final se explica todo con lujo de detalle, y como buenos surcoreanos que son, mediante una moralina y sensiblería baratas que llegan a hacer vomitar. Material de telenovela acá, amigos, ciertamente blandita ejecución televisiva. Las explicaciones son bastante rebuscadas e inconexas, pero oigan, es un thriller de estos enredados así que cualquier cosa vale con tal de ir atando cabos. Lo que sí tiene la película es un apropiado manejo del efectismo más vulgar, por lo que de repente todo cobra grandilocuente importancia, hasta lo más mínimo, y uno comienza a morderse las uñas y aguantarse las ganas de mear mientras en mi mente ronda un "uy, uy, ¿qué pasará? ¡Mi vida depende de ello, por dios!". Ahora podríamos salir con el cuento de la crítica social, superficial y frívola, capaz de idolatrar asesinos gracias a los malditos medios preocupados de los rating y las ventas, y para qué hablar de la maldita justicia, cuyas malditas reglas le permiten al asesino salirse con la suya y escribir su libro, en primer lugar. En realidad esta película es muy compleja e inteligente, si lo pensamos bien. Yo me puse a verla porque quería relajar la mente y "evadirme", pero viejo, quedé tan agotado con su magistral y memorable despliegue visual y narrativo que no pude más, caí rendido sin apelaciones. Les digo que tengan cuidado, si quieren verla entonces prepárense bien, mental y físicamente. Yo, a todas luces, no volveré a verla, pero es que es mucha carne para tan poco gato.

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