Director: David Cronenberg
Uf, me he despertado y por alguna razón me siento completamente mareado y dominado por una tremenda sensación de náusea. No creo que en ello tenga que ver "Rabid", cuarto largometraje de David Cronenberg, aunque, como es habitual en su cine, sí estamos ante un filme asquerosillo y algo desagradable. Al igual que "Shivers", ésta la vi al desayuno, aunque me siento más mareado de la cabeza que del estómago. Nada que un buen chapuzón no pueda remediar, espero...
Marilyn Chambers es una mujer que, tras un accidente de tránsito, es internada en la clínica de un doctor que anda investigando qué tan provechosos pueden ser los injertos de piel, experimento que aprovecha de aplicar a la accidentada mujer. Los resultados serán del todo desastrosos, y una epidemia dará inicio.
En un inicio Cronenberg quería que Sissy Spacek fuera la protagonista (no es de extrañar el poster de "Carrie" en la captura del final), pero fue desechada por diversos motivos, y la elección de Marilyn Chambers, reputada actriz porno de la época, fue avalada por Ivan Reitman, que acá ejerce de productor. No es que Cronenberg se quejara, puesto que Chambers nos deja una estimable interpretación y el mismo director alabó el esfuerzo que puso en su trabajo. Igual es inevitable preguntarse cómo hubiera sido "Rabid" con Spacek de protagonista.
Hace poco leí en una entrevista (a propósito de su primera novela, "Consumidos") que Cronenberg decía que no tiene obsesiones, pues las obsesiones son insanas y todo eso, por lo tanto, no es conveniente decir que en "Rabid" siguen presentes las "obsesiones" características de su etapa de body-horror (las clínicas privadas, los experimentos fallidos, la relación mente-cuerpo, la conducta social, los impulsos sexuales...), mejor señalar que el director continúa tratando y explorando en sus preocupaciones e intereses. Si hubiera que definir "Rabid" en una de esas frases ideales para la contratapa del VHS, diría que es como "Shivers" pero a mayor escala y más sofisticado (salvando las diferencias argumentales, claro). ¿Cómo es esto? Sencillo: si en "Shivers" un parásito convertía a los humanos portadores en seres amorales e irracionales (y con un impulso sexual atávico), más o menos como a los cruzados de "Crossed" (una más o menos buena idea de Garth Ennis terriblemente escrita), que comenzaban a invadir el edificio en que vivían para luego apuntar a la ciudad, en "Rabid" el asunto consiste en que la protagonista es portadora de algo similar a la rabia, enfermedad que va transmitiendo por toda la ciudad mientras los infectados se convierten en violentos individuos. Hasta podrían formar un díptico. Como sea, ahí está: Cronenberg reflexionando sobre la condición humana. A propósito, en la misma entrevista que traje a colación el director señala el porqué de su interés en el cuerpo humano como fuente o etapa final de todos los males que sufren sus personajes: el canadiense señala que discutir la condición humana es discutir el cuerpo humano puesto que todo aquello a lo que se somete, entiéndase deformaciones y mutilaciones y parásitos, es real y en lo que cree, pues el cuerpo es el principal hecho de la existencia humana y no otra respuesta sobrenatural. A mí me parece muy elocuente y bien argumentado, tanto en ejecución cinematográfica como en discurso. Les dejaría un enlace pero no recuerdo de qué manera llegué a la entrevista...
En cuanto a lo formal, Cronenberg sigue demostrando que es un genio del montaje, y es que la manera en que va superponiendo escenas y armando grandes secuencias contribuye enormemente a la creación y mantención de la atmósfera tan serena a la vez que rebosante de inquietud. Es el estilo preciso y distanciado de Cronenberg, que no cree en la manipulación de la audiencia como en la invitación a que el espectador se sumerja en estos depravados y sinuosos viajes en donde explora la naturaleza de la violencia, el miedo, entre otras características humanas poco halagadoras. El terror de Cronenberg no descansa tanto en la técnica (o el truco) como en el tratamiento intelectual de la historia (si bien el uso del montaje, del encuadre y del sonido es providencial). Me ha gustado además que, tal como en "Shivers", el relato no se configure como una historia de tres domesticados actos sino como una progresiva pesadilla o espiral de violencia que obedece a su propia naturaleza irrevocable y terminante: el infectado, luego de unas cuantas horas de furia irracional, o cae muerto o en coma, pero no vuelve a ser el tranquilo trabajador que era. "Rabid" es simple supervivencia, es intentar esquivar el derrumbe de la sociedad civilizada; ciertamente el personaje de Marilyn Chambers y su preocupado novio permiten que el relato tenga un arco que pueda concluir, aunque debo decir que aunque la idea es buena, el final-final es demasiado precipitado y como que le da un frenazo al singular y parsimonioso clímax. Aún así, "Rabid" es otra notable película de Cronenberg, que nuevamente nos deja escenas e imágenes impactantes en noventa "frenéticos" minutos.
Cronenberg es un grande, eso me queda más claro que nunca ahora que he visto su primera etapa.
Marilyn Chambers es una mujer que, tras un accidente de tránsito, es internada en la clínica de un doctor que anda investigando qué tan provechosos pueden ser los injertos de piel, experimento que aprovecha de aplicar a la accidentada mujer. Los resultados serán del todo desastrosos, y una epidemia dará inicio.
En un inicio Cronenberg quería que Sissy Spacek fuera la protagonista (no es de extrañar el poster de "Carrie" en la captura del final), pero fue desechada por diversos motivos, y la elección de Marilyn Chambers, reputada actriz porno de la época, fue avalada por Ivan Reitman, que acá ejerce de productor. No es que Cronenberg se quejara, puesto que Chambers nos deja una estimable interpretación y el mismo director alabó el esfuerzo que puso en su trabajo. Igual es inevitable preguntarse cómo hubiera sido "Rabid" con Spacek de protagonista.
Hace poco leí en una entrevista (a propósito de su primera novela, "Consumidos") que Cronenberg decía que no tiene obsesiones, pues las obsesiones son insanas y todo eso, por lo tanto, no es conveniente decir que en "Rabid" siguen presentes las "obsesiones" características de su etapa de body-horror (las clínicas privadas, los experimentos fallidos, la relación mente-cuerpo, la conducta social, los impulsos sexuales...), mejor señalar que el director continúa tratando y explorando en sus preocupaciones e intereses. Si hubiera que definir "Rabid" en una de esas frases ideales para la contratapa del VHS, diría que es como "Shivers" pero a mayor escala y más sofisticado (salvando las diferencias argumentales, claro). ¿Cómo es esto? Sencillo: si en "Shivers" un parásito convertía a los humanos portadores en seres amorales e irracionales (y con un impulso sexual atávico), más o menos como a los cruzados de "Crossed" (una más o menos buena idea de Garth Ennis terriblemente escrita), que comenzaban a invadir el edificio en que vivían para luego apuntar a la ciudad, en "Rabid" el asunto consiste en que la protagonista es portadora de algo similar a la rabia, enfermedad que va transmitiendo por toda la ciudad mientras los infectados se convierten en violentos individuos. Hasta podrían formar un díptico. Como sea, ahí está: Cronenberg reflexionando sobre la condición humana. A propósito, en la misma entrevista que traje a colación el director señala el porqué de su interés en el cuerpo humano como fuente o etapa final de todos los males que sufren sus personajes: el canadiense señala que discutir la condición humana es discutir el cuerpo humano puesto que todo aquello a lo que se somete, entiéndase deformaciones y mutilaciones y parásitos, es real y en lo que cree, pues el cuerpo es el principal hecho de la existencia humana y no otra respuesta sobrenatural. A mí me parece muy elocuente y bien argumentado, tanto en ejecución cinematográfica como en discurso. Les dejaría un enlace pero no recuerdo de qué manera llegué a la entrevista...
En cuanto a lo formal, Cronenberg sigue demostrando que es un genio del montaje, y es que la manera en que va superponiendo escenas y armando grandes secuencias contribuye enormemente a la creación y mantención de la atmósfera tan serena a la vez que rebosante de inquietud. Es el estilo preciso y distanciado de Cronenberg, que no cree en la manipulación de la audiencia como en la invitación a que el espectador se sumerja en estos depravados y sinuosos viajes en donde explora la naturaleza de la violencia, el miedo, entre otras características humanas poco halagadoras. El terror de Cronenberg no descansa tanto en la técnica (o el truco) como en el tratamiento intelectual de la historia (si bien el uso del montaje, del encuadre y del sonido es providencial). Me ha gustado además que, tal como en "Shivers", el relato no se configure como una historia de tres domesticados actos sino como una progresiva pesadilla o espiral de violencia que obedece a su propia naturaleza irrevocable y terminante: el infectado, luego de unas cuantas horas de furia irracional, o cae muerto o en coma, pero no vuelve a ser el tranquilo trabajador que era. "Rabid" es simple supervivencia, es intentar esquivar el derrumbe de la sociedad civilizada; ciertamente el personaje de Marilyn Chambers y su preocupado novio permiten que el relato tenga un arco que pueda concluir, aunque debo decir que aunque la idea es buena, el final-final es demasiado precipitado y como que le da un frenazo al singular y parsimonioso clímax. Aún así, "Rabid" es otra notable película de Cronenberg, que nuevamente nos deja escenas e imágenes impactantes en noventa "frenéticos" minutos.
Cronenberg es un grande, eso me queda más claro que nunca ahora que he visto su primera etapa.
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