Creador: Charlie Brooker
Director: Joe Wright
Dos episodios más y damos por finiquitada nuestra relación con "Black Mirror", al menos momentáneamente, pues no tengo ganas de ver la primera temporada, que es la que más me gusta (tiene dos buenos episodios de tres, lo que le da un porcentaje superior en comparación). "Nosedive" es el título del capítulo dirigido por Joe Wright, director de "Pride and Prejudice" y "Atonement", por mencionar sólo dos títulos suyos (si tuviera que mencionar dos más, ésos serían "Anna Karenina" y "Hanna"). Como dije ayer, estamos en la mitad buena de este tercer ciclo, o para ser más específico, ante el segundo mejor episodio de los seis que se estrenaron hace casi una semana. Miren que emocionado estoy.
Se pueden decir muchas cosas a favor de "Black Mirror". Se pueden hacer infinitas lecturas sobre sus historias, sobre sus lecciones. Sin ir más lejos, la misma serie incurre permanentemente en una irritante palabrería que no ofrece segundas lecturas ni ambigüedades, sólo la superficial y plana visión de su observador creador, de quien, no lo duden (quienes ya se hayan paseado por el blog se habrán dado cuenta), no cansaré de despacharme a gusto. Curiosamente, "Nosedive" es un episodio que oscila durante todo su metraje entre la perpetua reafirmación de su propio discurso "crítico" y un desenfado libre de ataduras, y es que por un lado se nos presenta esta sociedad en donde cada persona tiene una puntuación del 1 al 5, siendo 1 para la escoria más repugnante y 5 para las personas más admiradas (de acuerdo a los que votan, claro), en la cual se desenvuelve una Bryce Dallas Howard que se esfuerza al máximo para tener un puntaje que le permita codearse con los millonarios y poderosos (porque, a todas luces, una persona pobre será incapaz de llegar a tener puntaje superior a 4 por más amable que sea, después de todo se evalúa la apariencia y el poder adquisitivo/ostentoso), mientras que por el otro lado tenemos esa llama casi extinta que tiene la protagonista en su interior: la que le grita que deje de sonreír como tonta y se comporte como un ser humano real. Como dije, lo primero está presente de inicio a fin: personas que fingen ser simpáticas con las otras para tener un buen puntaje (prácticamente, la nueva moneda), el culto a las máscaras y los disfraces, etc. Sin embargo, lo mejor lo encontramos en lo segundo, en esa pulsión subyacente que poco a poco se va apoderando de la protagonista, que deberá decidir entre su estabilidad social o la autenticidad personal cuando una vieja amiga de la infancia le pida ser dama de honor en su boda próxima a celebrarse, ocasión ideal para lucirse ante los influyentes. Su plan perfecto no saldrá del todo bien y, bueno, ya se imaginarán la debacle que vivirá. La gracia del episodio radica en que va directamente a lo suyo, es decir muestra la delirante caída de la protagonista sin perder el foco ni irse por las ramas. No se intenta engañar ni epatar a nadie con melosos y pedantes enunciados filosóficos, lo cual lo atribuyo al mismo Wright y sus dos guionistas (entre los que no se encuentra Brooker, ahora acreditado solamente como autor de la idea original).
Con lo disfrutable y entretenido que es este episodio, tengo un pequeño reproche que hacer: está bien que nos burlemos de la falsa amabilidad de la gente y todas esas cosas, pero ser más "real" no necesariamente significa ir gritando "fuck you" a lo loco o ser grosero y maleducado gratuitamente, pero dado que "Nosedive", más que un cansino análisis sociológico, pretende ser una divertida y satírica anécdota, supongo que se lo perdono un poco. Por lo demás, la protagonista presenta un adecuado tratamiento y está interpretada con férrea personalidad e intención por Bryce Dallas Howard. Pudo haber caído en la caricatura y el bochorno, pero no lo hizo y por ello (por ella, mejor dicho) brindamos.
Ahora bien, no confundamos brillante con entretenido: "Nosedive" es un relato entretenido y fluidamente escrito, pero no es brillante ni inteligente. Que conste. (Y si piensan distinto, recuerden que no es necesario gritar y ponerse insolente, ésas son mentiras que nos dicen en los reality shows: en verdad, para ser real, lo primero es no ir a un reality show, pero eso es otra historia, y una bien distinta).
Se pueden decir muchas cosas a favor de "Black Mirror". Se pueden hacer infinitas lecturas sobre sus historias, sobre sus lecciones. Sin ir más lejos, la misma serie incurre permanentemente en una irritante palabrería que no ofrece segundas lecturas ni ambigüedades, sólo la superficial y plana visión de su observador creador, de quien, no lo duden (quienes ya se hayan paseado por el blog se habrán dado cuenta), no cansaré de despacharme a gusto. Curiosamente, "Nosedive" es un episodio que oscila durante todo su metraje entre la perpetua reafirmación de su propio discurso "crítico" y un desenfado libre de ataduras, y es que por un lado se nos presenta esta sociedad en donde cada persona tiene una puntuación del 1 al 5, siendo 1 para la escoria más repugnante y 5 para las personas más admiradas (de acuerdo a los que votan, claro), en la cual se desenvuelve una Bryce Dallas Howard que se esfuerza al máximo para tener un puntaje que le permita codearse con los millonarios y poderosos (porque, a todas luces, una persona pobre será incapaz de llegar a tener puntaje superior a 4 por más amable que sea, después de todo se evalúa la apariencia y el poder adquisitivo/ostentoso), mientras que por el otro lado tenemos esa llama casi extinta que tiene la protagonista en su interior: la que le grita que deje de sonreír como tonta y se comporte como un ser humano real. Como dije, lo primero está presente de inicio a fin: personas que fingen ser simpáticas con las otras para tener un buen puntaje (prácticamente, la nueva moneda), el culto a las máscaras y los disfraces, etc. Sin embargo, lo mejor lo encontramos en lo segundo, en esa pulsión subyacente que poco a poco se va apoderando de la protagonista, que deberá decidir entre su estabilidad social o la autenticidad personal cuando una vieja amiga de la infancia le pida ser dama de honor en su boda próxima a celebrarse, ocasión ideal para lucirse ante los influyentes. Su plan perfecto no saldrá del todo bien y, bueno, ya se imaginarán la debacle que vivirá. La gracia del episodio radica en que va directamente a lo suyo, es decir muestra la delirante caída de la protagonista sin perder el foco ni irse por las ramas. No se intenta engañar ni epatar a nadie con melosos y pedantes enunciados filosóficos, lo cual lo atribuyo al mismo Wright y sus dos guionistas (entre los que no se encuentra Brooker, ahora acreditado solamente como autor de la idea original).
Con lo disfrutable y entretenido que es este episodio, tengo un pequeño reproche que hacer: está bien que nos burlemos de la falsa amabilidad de la gente y todas esas cosas, pero ser más "real" no necesariamente significa ir gritando "fuck you" a lo loco o ser grosero y maleducado gratuitamente, pero dado que "Nosedive", más que un cansino análisis sociológico, pretende ser una divertida y satírica anécdota, supongo que se lo perdono un poco. Por lo demás, la protagonista presenta un adecuado tratamiento y está interpretada con férrea personalidad e intención por Bryce Dallas Howard. Pudo haber caído en la caricatura y el bochorno, pero no lo hizo y por ello (por ella, mejor dicho) brindamos.
Ahora bien, no confundamos brillante con entretenido: "Nosedive" es un relato entretenido y fluidamente escrito, pero no es brillante ni inteligente. Que conste. (Y si piensan distinto, recuerden que no es necesario gritar y ponerse insolente, ésas son mentiras que nos dicen en los reality shows: en verdad, para ser real, lo primero es no ir a un reality show, pero eso es otra historia, y una bien distinta).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...