viernes, 16 de diciembre de 2016

Busanhaeng - 2016


Director: Yeon Sang-ho

Oficialmente ya estamos en la segunda mitad de diciembre, y vaya que se viene intensa creo yo. Antes éstos solían ser tiempos de vacaciones, pero oigan, hace mucho que dejamos de ser niños. Como sea, el otro día hablaba con un buen amigo y me decía que planeaba ir con su novia a ver "Busanhaeng", que acá le pusieron "Estación Zombie" (¿es mi idea o le sobra una "e" al final?), la cual ha sido un completo éxito allá por donde la exhiben, así que me dije, ¿por qué no verla ahora, en especial porque lleva tanto tiempo en mi computador?


El director es Yeon Sang-ho, que antes se había dedicado solamente a la animación. "The king of pigs" y "The fake" preceden a "Train to Busan", y la que le sigue es una precuela animada titulada "Seoul Station". Eso sí, debo decir que lo de precuela me suena raro, porque si ocurre antes que "Train to Busan" y en ésta explota el apocalipsis zombi, ¿entonces de dónde salen todos sus muertos vivientes? Quizás sea una estupidez lo que digo, después de todo lo más probable es que la acción sea simultánea a la de la presente. ¿Acaso importa? Lo cierto es que "Train to Busan" es una excelente película de zombis, cine de entretenimiento de calidad, alta calidad. Una película intensa, frenética, de ritmo apabullante que, sin embargo, no sólo destaca por sus secuencias de acción sino que también por su notable manejo del suspenso, en especial al inicio, que es el momento en el que el director construye un estado de incertidumbre total, el cual constituye el pilar fundamental del tono y del relato, pues dicha incertidumbre se apodera progresiva y agresivamente de los personajes y del espectador, y francamente, incluso cuando hay códigos que se siguen al pie de la letra, no sabemos qué demonios puede suceder: el caos, la confusión, el desorden, que todos los planes no salgan como lo previsto... en serio, ¿acaso hay algún personaje a salvo? Por lo demás, la sensación de impotencia e indefensión es patente, y más que heroicidad, el de "Train to Busan" es un relato de supervivencia desesperada y, por momentos, mezquina, pero siempre infartante. Y claro, aunque estemos ante una horda de zombis ultra-rabiosos, el enemigo humano no puede faltar, y, se los aseguro, lo van a odiar con todo. A propósito, si bien son relativamente esquemáticos (nada reprochable, es una simple observación, después de todo nadie se queda fuera de ciertas tendencias), los personajes presentan una potente construcción que no sólo los deja como el egoísta, el imbécil, el cobarde, qué sé yo, sino que de verdad, por simple que parezca, profundiza en sus motivaciones y el porqué de sus acciones; dicho de otra forma, son personajes dotados de personalidad y entidad narrativa propia: no actúan porque "así debe pasar", sino que porque así lo sienten y así lo creen: son de verdad. Uno empatiza al cien por ciento, y con esas interpretaciones cómo no, viejo. En serio, aunque todos lo hacen de lujo, la niña es brutalmente sensacional. Y lo mejor es que la película termina justo donde debe terminar, sin saber si el infierno ha acabado o no, porque eso de que toda la humanidad se salva es puro cuento de Hollywood.
Excelente "Train to Busan", realmente buena. No se la pierdan. A todo esto, ¿creen que repitan la misma fórmula allá en Corea del sur? ¿Cuánto tardarán los gringos en replicarla en sus tierras? Vamos, quiero sus apuestas.

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