martes, 27 de diciembre de 2016

Westworld - Temporada 1


Creadores: Jonathan Nolan & Lisa Joy

Un gran día el 27 de diciembre: Sydney Greenstreet, Thea von Harbou, Marlene Dietrich, Michel Piccoli, Gérard Depardieu, John Amos y Gaspar Noé, todos ellos ligados al mundo del cine, nacieron un día como hoy. También Hayley Williams, Mick Jones, Joan Manuel Serrat, Chyna y Juan Luis Sanfuentes (presidente número diecisiete de Chile... no es que lo conociera, pero como curiosidad no está mal, ¿eh?). Y, desde luego, su buen amigo Jimmy FDZ. De seguro se me quedan muchos en el tintero. Un 27 de diciembre también es el día en que se despidieron de este mundo Hal Ashby, George Roy Hill, Alan Bates, Jerzy Kawalerowicz, Harry Carey Jr. y, hoy mismo, Carrie Fisher. Vaya día, viejo. Lo coronaremos comentando "Westworld", otra de las grandes series de HBO, la cual tuve la necesidad de ver una segunda vez, por eso la demora. ¿Ustedes creen que algún día a alguien se le ocurra hacer realidad un parque como Westworld? Una larga estadía en sus dependencias sería un excelente regalo de cumpleaños, déjenme decirles. Oh, como me decía un extraño en Omegle, se vale soñar...


Es curiosa la forma en que, vistos los episodios una segunda vez, a uno le da la impresión que ya desde el segundo capítulo (por no exagerar y decir el primero) se nos está revelando qué es lo que pasó, está pasando y pasará, aunque el interés no decrezca en ningún momento. Sin embargo, como debe ser, la primera vez es del todo fascinante e intrigante, elusiva y sugerente. Y recursiva, con imágenes y acciones que se repiten aunque siempre transmitiendo algo nuevo, un matiz agregado, rasgos acentuados, trazos en relieve. Además, tiene todo este componente filosófico y existencial de si los robots tiene consciencia, si sus experiencias y/o vidas son desechables o si, al contrario, valen tanto como la de un humano de carne y hueso. Nada que no se haya visto antes, pero tratado desde un ángulo diferente y rico en posibilidades, reflexiones. Nunca deja de ser interesante cuando se nos muestran las distintas capas que compone una imagen, un cuadro, un texto, una realidad, un mundo, una vida. La escena en que Anthony Hopkins le muestra a Evan Rachel Wood el famoso cuadro de Miguel Ángel, La creación de Adán, me recuerda a aquella de "Ex Machina" en que Oscar Isaac analiza en torno a uno de los cuadros de Pollock. A propósito, qué reparto y qué personajes. Imposible resistirse a la compleja personalidad de cada uno de ellos, desde el magnífico Robert Ford de Hopkins, pasando por el hombre oscuro de Ed Harris o el Bernard de Jeffrey Wright (actor solvente pero sobrevalorado), hasta llegar a la monumental Dolores de Evan Rachel Wood, de la que me he enamorado incluso más que cuando hizo de vampiro en "True Blood". Y claro, la brutal y avasalladora Armistice de Ingrid Borso Berdal, que tiene pocas escenas pero memorables. Pero no sólo el atractivo inherente de cada uno o los variados tipos de relatos que representan nos deslumbran, sino que también ese conjunto trágico y melancólico que conforman, siempre al filo del abismo o de la catarsis, como si su propia naturaleza (o concepción) artificial los condenara al sinsentido y al vacío, a un círculo de humillación y despojo del que inconscientemente anhelan e intentan escapar, haciendo de nosotros cómplices del engaño, de la burla, del chiste. El dolor y la desilusión tras las miradas de Hopkins y Harris, la pueril ingenuidad tras los bellos ojos de Dolores, la tierna determinación en el rostro del Teddy de James Marsden, el insondable deseo de libertad del resto de robots... En fin, grandes personajes en grandes tramas que tienen de todo: melodrama, ultraviolencia, cyberpunk (en fondo al menos), conspiraciones, rebeliones, sorpresas, etc. Imposible quedar indiferente y no gozar con este abultado y cuidado cóctel de pasiones y rencores.
La verdad es que no vale la pena ni analizar su entramado argumental (no tan complejo como se presenta, pero inevitablemente delicioso y atrayente) ni mucho menos alabar su impecable ejecución formal, solamente quería dejar unas cuantas sensaciones que se me ocurrieron ahora mismo, porque, francamente, no tenía idea de qué hablar sobre "Westworld". Lo cierto es que es genial y que no se puede olvidar, porque siempre hay algo que nos sigue atrayendo a este parque en donde se urden los más complejos e imprevisibles planes. Lo mejor es que "Westworld" es una serie con integridad, que no busca epatar al manipulable público de hoy que espera que uno de sus tuits aparezca en estas notas que "analizan" cada episodio o cada giro, sino que, más bien, a través de sus elementos narratológicos busca sumergirse en los intrincados pasadizos de la mente y el alma humana y explorarlos a placer, aunque todo esto venía a cuento a raíz de los comentados giros argumentales, que no son forzosos movimientos narrativos cuyo fin es impresionar sin más, sino que son el natural y fluido desarrollo de sus propias premisas e historias, razón por la cual resultan tan geniales y sorprendentes (aunque, lo admito, el giro del séptimo episodio todos lo vieron venir... ¿o no?). A disfrutar se ha dicho.
Y bueno, a partir de ahora intentaré ver algunas de las series más comentadas de este 2016. Retomar las ridículas "American Crime Story" (me quedé en la mitad) y "Preacher", ver si "Stranger Things" es la gran cosa, saldar mi deuda con otras producciones de HBO, terminar "Outcast" y atreverme con otras series inexploradas. Ponerme al día con "Homeland", que se viene su sexta temporada y yo aún no veo ni la cuarta ni la quinta. Claro que esto ya no lo hago en lo que queda de año, pero ¿acaso se viene algo bueno en Enero, en materia televisiva?

2 comentarios:

  1. Bueno, primero felicitarte por lo del cumple. Y luego entrando ya en el intríngulis de Westworld –que la tengo reciente- te daré mis impresiones.

    La serie es interesante, buena fotografía, buenos actores y una curiosa premisa inicial sobre el mundo de los robots y la ciencia ficción. Ahora bien, creo que la serie aunque intenta no hundirse con los giros de guión, si que creo que se va deshinchando poco a poco y al final en el último capítulo aunque intenta remontar con los giros, creo que no alcanza. Me temo que una vez los espectadores hayan visto el final de la primera temporada, que no acaba de saciar, muchos de ellos abandonen el visionado de la segunda temporada, y la serie sufrirá una caída en picado de audiencia (bueh, aunque por supuesto aquí hago un poco de pitoniso).

    A mí es que hay muchas cosas que no me terminan de encajar: por ejemplo recuerdo un momento allá al final que la madame de Westworld pide que le borren el recuerdo de su hija, y le dicen que eso es imposible porque perdería la consciencia que tiene; en cambio a Bernardt no tienen ningún reparo en borrarle el recuerdo de haber matado a la directora (y éste si no tiene nada de consciencia desde luego lo parece).

    Al principio cualquier desvío del guión de cualquier personaje es analizado por los científicos muy concienzudamente, sin embargo al final los anfitriones parecen comenzar a ir un poco por libres, y allí parece que nadie se dé cuenta de los comportamientos extraños de éstos. Como si ya nadie se preocupase de vigilar atentamente lo que sucede en cada rincón del parque temático (por otra parte sólo así es la única manera que me parece factible llevar algo así a cabo, porque si no me suena tipo Parque Jurásico (que comparte creador) que una y otra vez parece que el resultado es catastrófico y siempre alguien se empeña en volver a crearlo siempre de nuevo.

    Los giros me parecieron un poco previsibles, y aunque se cargan de palabrería filosófica para darles un poco de empaque, creo que al final no dejan de ser más que fachada.

    ¿De verdad en la segunda temporada van a abrir nuevos escenarios temáticos con el “pifostio” que ya se ha montado en esta primera ocasión?

    Bueh, y podría seguir con esta monserga…., yo hubiera preferido seguramente menos acción fuera del parque, y más acción en los escenarios (jugando con la recuperación de la consciencia de los robots y su posterior estudio por los científicos, pero sin llegar al descontrol que se ha llegado al final de la temporada con los robots pululando libremente por las instalaciones de control).

    Y una última apreciación, aunque la actriz que hace Dolores no lo hace mal, con ese nombre, ¿no hubiera sido más conveniente buscar en el proceso de casting alguna actriz de rasgos raciales más mexicanos?

    Ah! Y felices fiestas!

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  2. La sensación que comparto con varios conocidos es que, en efecto, el conflicto central de esta temporada, así como sus tramas y demás ramificaciones, concluyen al final del décimo episodio, pues los robots se rebelaron y conocen todo eso de la consciencia. Quizás más adelante trate de humanos que se hacen pasar por robots para matarlos, quién sabe, jojo. Leí por ahí que los creadores tienen suficiente material para cinco temporadas. Habrá que confiar en ellos.
    Jaja, sí, la trama de Maeve no es la más fuerte de la temporada, después de todo la seguridad dentro de las instalaciones parece ser la mar de deficiente (por no mencionar el poco criterio a la hora de contratar empleados), pero es bastante entretenido ver cómo se alía con el bandido y su bestial camarada del tatuaje de la serpiente. La intriga de los accionistas y todo eso era muy secundaria, pero supongo que debía entregar cierta información y, después de todo, nos muestra el lado maquiavelico del buen Ford.
    Sobre la Madame y Bernard, entendí que a ella no se le podía borrar a su hija porque dicho recuerdo era parte de su núcleo central de personalidad, lo que en cierta forma configuraba gran parte de su ser, mientras que a Bernard no le afectaría borrar el recuerdo de matar a su subordinada, no así si se quisiera borrar los recuerdos de su hijo muerto. Pero vaya uno a saber, el tal Arnold confundió todas las cosas.
    Lo del nombre de Dolores debió haber sido capricho de los creadores. Me gusta más la actriz que el nombre, es cierto.
    Yo igual iría a un parque así (el de Westworld, claro, no me interesan tanto los dinosaurios), y no sólo para matar y tirar a lo loco (soy muy pudoroso, además, lo digo por los que vigilan con las cámaras...), sino que para vivir una gran aventura. Estoy seguro de que lo primero que haría es ser cazador de recompensas.
    Saludos y felices fiestas también, y que los días venideros sean mejores que los que ya fueron. Veamos qué nos dicen las estrellas...

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Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...