Creadores: Carlton Cuse, Kerry Ehrin & Anthony Cipriano
Obviamente no íbamos a tardar tanto en ver la tercera temporada de "Bates Motel", cuyas dos primeras no me gustaron mucho que digamos, en cambio con esta tercera entrega sí me he convencido lo bastante como para afrontar el futuro con una mirada mucho más optimista e inspiradora, listo para superar los obstáculos de la vida y lograr ser esa persona capaz de dominar el universo. Puede que haya exagerado un poco, pero sí, me ha gustado esta tercera temporada, tanto que me puse a sacar capturas como loco (a diferencia de la entrada anterior, en donde simplemente robé capturas de otros lados) para que sientan esa vibra que surge de las imágenes extraídas por terceros, como si en la captura en cuestión conviviesen la energía inherente de la película o serie y el entusiasmo del capturador, aunque bien saben ustedes que saco capturas incluso de productos que aborrezco. Oh, bueno, qué puedo decir, el calor derrite un poco el cerebro.
Al principio de esta tercera temporada no me encontraba muy satisfecho; me preguntaba constantemente cuál era el aporte y el propósito de estos nuevos sucesos que, en cierta forma, partían de cero (ya no hay guerras de drogas, ya no hay sospechas sobre Norman Bates y todos estaban felices de que los problemas hubiesen desaparecido por completo), pero que no ofrecían nada distinto de lo ya visto. Por un lado Dylan Masset, medio hermano de Norman, se compra un pedazo de tierra donde quiere comenzar un negocio de marihuana medicinal, completamente legal y libre de peligros (en teoría), aunque su paz se perturba con la aparición del vecino, un sujeto de dudosas intenciones (e interpretado por el que hacía de Opie, oh pobre Opie, en "Sons of Anarchy"), y yo me preguntaba: ¿otra vez una guerra de drogas o algo por el estilo? Dame un respiro, viejo. Y por el lado de Norman y Norma, bueno, llega una bella huésped que puede que altere un poco la estabilidad de nuestro maldito Norman, con su erotismo y sensualidad, hasta que de repente, ¡sorpresa!, no más bella y sensual huésped. Típico.
Pero en el segundo episodio, "Bates Motel" se perfila de una manera diferente a sus dos temporadas previas, partiendo por una intriga verdaderamente interesante y ambigua (¿fue o no fue Norman Bates el culpable de éso que no sabemos?... en cualquier caso todos dudan, y las dudas generan tensión, y la tensión conduce a conflictos, y los conflictos...), y esta vez pienso que, probablemente, aquello que tanto me gustaba (casi lo único que me gustaba) de aquéllas, esto es la variedad de llamativos y desaforados personajes, fuera el causante de lo que no me gustaba nada, esto es lo superficial e insustancial de las tramas, de los conflictos, pues éstos se concentraban en simples fruslerías que a lo más podían poner en evidencia los problemas de Norman, cuando a todas luces el verdadero conflicto es cuán malvado se puede tornar Norman y por qué. Y es que, claro, Norman es un sujeto perturbado que tiene una cuanto menos curiosa relación con la realidad y Norma es una controladora compulsiva que causa más daño que bienestar, pero la serie poco y nada profundizaba (y más importante, problematizaba) estos aspectos tan cruciales de personalidad o de la relación entre ambos, apenas deconstruida. De esta forma, dichas temporadas se caracterizaban por presentar conflictos que rozaban en mayor o menor medida la dinámica familiar de los Bates (discusiones vanas), pero que no cuestionaba ni tambaleaba realmente sus cimientos afectivos, morales y psicológicos, y además, el famoso psicópata seguía siendo un frágil muchacho con lagunas involuntariamente violentas. Al contrario, esta tercera entrega reduce su número de personajes y tramas pero aumenta y complejiza considerablemente los conflictos internos de los Bates y mejora la manera en que éstos se desarrollan; de hecho, cada acontecimiento importante resquebraja y debilita no sólo la dinámica familiar de los Bates sino que la estabilidad mental de cada uno en particular, y por fin el maldito Norman va tomando forma como un desagradable, peligroso y desquiciado cabrón, sin mencionar los complicados e incluso difíciles rollos del resto de personajes, como el drama entre Norma y su hermano Caleb, cuyas escenas alcanzan sublimes cotas de calidad.
Por lo demás, en esta temporada la serie sí decide arriesgarse más tanto en lo enfermizo de su tono como en lo demencial e impactante de su escritura y sus imágenes, que no son nada del otro mundo pero que logran con creces su cometido de incomodar y conformar el psicótico entramado mental de Norman Bates, de nuevo, interpretado con seguridad por Freddie Highmore. Podríamos decir que esta tercera temporada de "Bates Motel" es un violento y psicológico melodrama familiar, mucho mejor que el pueril horror de las dos temporadas previas. Ahora todo es más coherente, y, pienso yo, quizás la cuarta temporada sea aún mejor. Ya veremos, ya veremos...
Pero en el segundo episodio, "Bates Motel" se perfila de una manera diferente a sus dos temporadas previas, partiendo por una intriga verdaderamente interesante y ambigua (¿fue o no fue Norman Bates el culpable de éso que no sabemos?... en cualquier caso todos dudan, y las dudas generan tensión, y la tensión conduce a conflictos, y los conflictos...), y esta vez pienso que, probablemente, aquello que tanto me gustaba (casi lo único que me gustaba) de aquéllas, esto es la variedad de llamativos y desaforados personajes, fuera el causante de lo que no me gustaba nada, esto es lo superficial e insustancial de las tramas, de los conflictos, pues éstos se concentraban en simples fruslerías que a lo más podían poner en evidencia los problemas de Norman, cuando a todas luces el verdadero conflicto es cuán malvado se puede tornar Norman y por qué. Y es que, claro, Norman es un sujeto perturbado que tiene una cuanto menos curiosa relación con la realidad y Norma es una controladora compulsiva que causa más daño que bienestar, pero la serie poco y nada profundizaba (y más importante, problematizaba) estos aspectos tan cruciales de personalidad o de la relación entre ambos, apenas deconstruida. De esta forma, dichas temporadas se caracterizaban por presentar conflictos que rozaban en mayor o menor medida la dinámica familiar de los Bates (discusiones vanas), pero que no cuestionaba ni tambaleaba realmente sus cimientos afectivos, morales y psicológicos, y además, el famoso psicópata seguía siendo un frágil muchacho con lagunas involuntariamente violentas. Al contrario, esta tercera entrega reduce su número de personajes y tramas pero aumenta y complejiza considerablemente los conflictos internos de los Bates y mejora la manera en que éstos se desarrollan; de hecho, cada acontecimiento importante resquebraja y debilita no sólo la dinámica familiar de los Bates sino que la estabilidad mental de cada uno en particular, y por fin el maldito Norman va tomando forma como un desagradable, peligroso y desquiciado cabrón, sin mencionar los complicados e incluso difíciles rollos del resto de personajes, como el drama entre Norma y su hermano Caleb, cuyas escenas alcanzan sublimes cotas de calidad.
Por lo demás, en esta temporada la serie sí decide arriesgarse más tanto en lo enfermizo de su tono como en lo demencial e impactante de su escritura y sus imágenes, que no son nada del otro mundo pero que logran con creces su cometido de incomodar y conformar el psicótico entramado mental de Norman Bates, de nuevo, interpretado con seguridad por Freddie Highmore. Podríamos decir que esta tercera temporada de "Bates Motel" es un violento y psicológico melodrama familiar, mucho mejor que el pueril horror de las dos temporadas previas. Ahora todo es más coherente, y, pienso yo, quizás la cuarta temporada sea aún mejor. Ya veremos, ya veremos...
Oh, y acá me declaro fanático irredento de Nicola Peltz, que nació un año y trece días después de mi, y que ahora me vengo a enterar que ¡aparece en el videoclip de 7 Things de Miley Cyrus! Dios, si es tan linda... Nicola Peltz, claro.
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