Directores: Martin Butler & Bentley Dean
¿Se imaginan si el loco Mel de verdad llega a dirigir la secuela de "Suicide Squad"? A mí me encantaría, pero ¿es posible?, considerando que hace poco nuestro verdadero Mad Max enumeró unas cuantas razones de por qué no le gusta el cine de superhéroes. En cualquier caso sería una gran elección, en especial si es que ahora se deciden, primero, a hacer películas de superhéroes para mayores de 18 años, y segundo, a no contravenir la visión del director. Ahora, dejando de lados los chismes hollywoodenses, comentemos el cupo exótico de las nominadas a Mejor película de habla no inglesa. "Tanna" es una producción australiana pero vanuatense de corazón, pues se rodó en Vanuatú, con gente local y conflictos locales.
"Tanna" es una película de ficción con espíritu documental (de hecho, los directores habían trabajado juntos en documentales con anterioridad). Aparte del relato, cuyo eje dramático se va articulando poco a poco, claramente las intenciones de la dupla de directores es sumergirnos no sólo en la geografía de Tanna, la isla vanuatuense en la que viven las distintas tribus que aparecen en el film, sino que también en las costumbres que allí se mantienen: familiarizarnos con la forma de vida que ahí se lleva. Es en cierta forma similar a "Timbuktu", dirigida por Abderrahmane Sissako, también nominada a Mejor película de habla no inglesa hace un par de años (la más exótica de aquella edición, ciertamente), en la que el director nos sumergía en la cotidianidad de un puñado de personajes, los cuales veían cómo el yihadismo trastocaba sus hasta entonces relativamente apacibles vidas, aunque no se asimila sólo el motivo sino que también la forma: el carácter poético de las imágenes con que cada respectivo director expresa la vitalidad del paisaje humano y geográfico y la obscuridad que se cierne implacable sobre ellos, en el presente caso representada a través de disputas internas entre dos tribus con un marcado historial de violencia, historial que podría acabar con la historia de cada tribu de cuajo y para siempre. De esta forma, una niña aprende los valores tribales bajo los cuales debe convertirse en mujer, el jefe tribal debe velar por el bien de los suyos ante la impune violencia de los otros y, en lo que es el hilo conductor, o, en su defecto, la trama con mayor peso dramático, una muchacha recién convertida en mujer se niega rotundamente a aceptar el matrimonio arreglado que le cae encima, estando enamorada de otro partido. El escenario será local, los personajes estarán interpretados por actores locales no profesionales, pero el tema es universal: la mujer que quiere decidir su propio destino, la tragedia de los amantes condenados a un amor imposible, y más allá de ello, las personas que buscan la paz y la convivencia amedrentada por la propia especie con sus males inherentes (el odio, la avaricia, la ira). "Tanna" es una buena película, pues además de estar bien escrita, dirigida e interpretada, es decir aparte de demostrar una notable ejecución formal, también destaca por la fuerza de sus imágenes y la sencillez con que éstas expresan la realidad intrínseca e incluso la mitología latente de lo retratado: se nota que hay una visión que explora e interpreta, que revolotea en cada rincón de inicio a fin.
"Tanna" es mucho más que costumbrismo barato, no teman; es cine humilde pero hecho con integridad, una mirada propia y abierta e intenciones honestas. Es cine hecho para degustar con calma; quizás no para cambiarnos la vida, pero sí para aportar un invaluable granito de arena que en varios años más seguirá siendo apreciado. Bonitas palabras, ¿eh? Suelo ser ampuloso, pero aún así creo que son merecidas. Peace.
"Tanna" es una película de ficción con espíritu documental (de hecho, los directores habían trabajado juntos en documentales con anterioridad). Aparte del relato, cuyo eje dramático se va articulando poco a poco, claramente las intenciones de la dupla de directores es sumergirnos no sólo en la geografía de Tanna, la isla vanuatuense en la que viven las distintas tribus que aparecen en el film, sino que también en las costumbres que allí se mantienen: familiarizarnos con la forma de vida que ahí se lleva. Es en cierta forma similar a "Timbuktu", dirigida por Abderrahmane Sissako, también nominada a Mejor película de habla no inglesa hace un par de años (la más exótica de aquella edición, ciertamente), en la que el director nos sumergía en la cotidianidad de un puñado de personajes, los cuales veían cómo el yihadismo trastocaba sus hasta entonces relativamente apacibles vidas, aunque no se asimila sólo el motivo sino que también la forma: el carácter poético de las imágenes con que cada respectivo director expresa la vitalidad del paisaje humano y geográfico y la obscuridad que se cierne implacable sobre ellos, en el presente caso representada a través de disputas internas entre dos tribus con un marcado historial de violencia, historial que podría acabar con la historia de cada tribu de cuajo y para siempre. De esta forma, una niña aprende los valores tribales bajo los cuales debe convertirse en mujer, el jefe tribal debe velar por el bien de los suyos ante la impune violencia de los otros y, en lo que es el hilo conductor, o, en su defecto, la trama con mayor peso dramático, una muchacha recién convertida en mujer se niega rotundamente a aceptar el matrimonio arreglado que le cae encima, estando enamorada de otro partido. El escenario será local, los personajes estarán interpretados por actores locales no profesionales, pero el tema es universal: la mujer que quiere decidir su propio destino, la tragedia de los amantes condenados a un amor imposible, y más allá de ello, las personas que buscan la paz y la convivencia amedrentada por la propia especie con sus males inherentes (el odio, la avaricia, la ira). "Tanna" es una buena película, pues además de estar bien escrita, dirigida e interpretada, es decir aparte de demostrar una notable ejecución formal, también destaca por la fuerza de sus imágenes y la sencillez con que éstas expresan la realidad intrínseca e incluso la mitología latente de lo retratado: se nota que hay una visión que explora e interpreta, que revolotea en cada rincón de inicio a fin.
"Tanna" es mucho más que costumbrismo barato, no teman; es cine humilde pero hecho con integridad, una mirada propia y abierta e intenciones honestas. Es cine hecho para degustar con calma; quizás no para cambiarnos la vida, pero sí para aportar un invaluable granito de arena que en varios años más seguirá siendo apreciado. Bonitas palabras, ¿eh? Suelo ser ampuloso, pero aún así creo que son merecidas. Peace.
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