lunes, 8 de mayo de 2017

Poison - 1991


Director: Todd Haynes

"Poison" es la opera prima de Todd Haynes, que como bien dijimos ayer y probablemente diremos mañana, participa en la Selección Oficial de Cannes de este año, razón por la cual nos ponemos al día con parte de su filmografía. Había curiosidad en ver su debut cinematográfico, la mar de curioso, si me preguntan.


"Poison" consta de tres relatos inspirados en varias novelas de Jean Genet; ambición y osadía no le faltan a Haynes, claramente. Los tres relatos no se encuentran separados a modo de episodios, más bien se desarrollan de manera paralela. Cada relato cuenta con diferentes estilos y mecanismos.
Tenemos el relato de un chico que mató a su padre disparándole con una pistola y que luego se fue volando de su casa, contado como estos reportajes "True Crime" que abundan en Estados Unidos, los cuales se pueden ver en el History Channel, el Discovery Channel o derivados (como el Investigation Discovery), y alguno más habrá por ahí ofreciendo morbosos repaso y repaso a los crímenes más notables de la nutrida historia criminal de Estados Unidos, tan nutrida como cualquier otro país a decir verdad, proporcionalmente hablando. Este relato toca el tema de la violencia doméstica y escolar, dado que la investigación se propone indagar en la vida que llevaba el muchacho volador y cómo llegó a dispararle al padre, lo cual por su parte conlleva una mirada hacia la institución familiar, un poco del sueño americano, pero, sobre todo, es una disección del comportamiento infantil, de sus causas y consecuencias, de sus sombras y rincones oscuros.
Otro de los relatos trata sobre un prisionero que se siente sexualmente atraído por otro prisionero recién llegado al cual conoce de sus años de orfanato. Este tiene resonancias fassbinderianas (por supuesto, las conexiones saltan a la vista: "Querelle", último filme del alemán, está basado en una novela de Genet), pero son intrascendentes en comparación a la notoria y fuerte influencia de Derek Jarman y su "Sebastiane", "Jubilee" o cualquiera de sus películas, en donde el británico reflexiona sobre la homosexualidad a través de fascinantes e interesantes experimentos narrativos y dramáticos, que es lo que hace Todd Haynes en este caso (sin mencionar la ambientación, la fotografía, la composición de los planos... todos perfectamente reconocibles en el cine de Jarman). Sumisión, humillación, excitación, homoerotismo, autodenigración... La presencia del recién llegado hará que el prisionero protagonista recobre memorias y poco a poco se vea consumido por el deseo no consumado. Si hubiese sido más fassbinderiano, Haynes habría puesto más atención, sin descuidar en lo absoluto el lado queer de la historia, en el carácter violento y mugriento de la existencia del protagonista, de esos perdidos curtidos en la calle que sólo han tenido y no dejarán de tener una vida de mierda que lenta y dolorosamente los despoja de toda humanidad y sentimientos: la tragedia de los desposeídos. Igual depende de qué periodo de la filmografía de Fassbinder estemos hablando. Como sea, pasemos página...
El relato restante sería una mezcla de cine negro con ciencia ficción y terror de los cincuenta aderezados con toques de body-horror cronenbergiano, en el cual un científico experimenta con algo relativo al deseo sexual o algo así, sólo para sufrir un accidente que le desfigura el rostro y que amenaza con sembrar el caos en la ciudad. Acá el tema sería el desprecio al diferente, en este caso el científico desfigurado, tratado como un monstruo despreciable por el resto de ciudadanos respetables, que en el fondo es el leit motiv de los otros relatos (como en el primero, en el cual el chico asesino y volador sufría bullying en el colegio precisamente por ser... raro).
La película es interesante, no lo negaré, pero al contar con tres relatos, el principal problema es que el director se queda a medias con todos, dejando claros sus planteamientos e intenciones, pero sin poder ejecutar y aprovechar el potencial de cada uno de ellos, dando como resultado un conjunto cuya experiencia cinematográfica es insuficiente e insatisfactoria, al menos para lo que prometía. Yo diría que es un quiero y no puedo: el que mucho abarca poco aprieta. Eso sí, tiene buenas escenas e ideas plasmadas en pantalla de manera atractiva, pero de que le falta intensidad y personalidad (o mejor dicho, identidad propia), le falta. Yo que ustedes no me impresionaría tan fácilmente.

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