jueves, 22 de junio de 2017

Fargo - Temporada 3


Creador: Noah Hawley

Oigan, si creen que Trump es un hazmerreír, Evo Morales es un payaso aún más ridículo (por favor, ilumínense con su teoría sobre la homosexualidad), demagogo y nacionalista que el presidente gringo. Lean su Twitter, si no me creen... En fin, ¿qué demonios sucede con las series que todas llegaron a su fin en la misma semana? "American Gods", "Better Call Saul" y ahora la tercera temporada de "Fargo", con diferencia y con creces, la peor y más mediocre de las tres, que ya es decir. Por supuesto, mañana terminaremos el repaso a la filmografía de Ben Wheatley, y por partida doble, como ayer. Ahora, a comentar esta insensatez amparada por la nueva Netflix del cable: la otrora respetable y confiable FX. Como diría el Bart del futuro: qué pasó, FX, antes eras chévere.


Ewan McGregor está muy pero que muy mal dirigido... y por partida doble. Carrie Coon demuestra su calidad como actriz pero, por desgracia, su talento está muy pero que muy desaprovechado (su personaje es bastante monótono, qué quieren que les diga, por no decir inútil; claramente su rol de Nora Durst en "The Leftovers" le vuela mil veces el trasero a esta inane Gloria Burgle). Michael Stuhlbarg está, lisa y llanamente, sobreactuadísimo, cargado de tics y muletillas que intentan emular a los personajes coenianos pero que se quedan en una irritante y contraproducente imitación. M. E. Winstead será muy popular por su rol de "Scott Pilgrim vs. the World" pero aún no ha demostrado ser una gran actriz, o siquiera una buena actriz, una convincente actriz. El único bueno es el gran David Thewlis básicamente porque su personaje es un excéntrico (a veces demasiado, pero ya es culpa de los guionistas, que creen que más es mejor) y es un agrado verlo en un papel tan estrafalario, el cual, hay que decirlo, tiene una interesante visión de la vida, del hombre y de la sociedad, y su verbórrea no es tan artificiosa como parece. Y también aparece Leland Palmer como emisario del más allá (o algo por el estilo... no es que importe).
Esta tercera temporada es un refrito de las dos anteriores, diez episodios que repiten los elementos ya vistos en los dos años previos, por mencionar algunos: que el excéntrico antagonista esté acompañado de dos matones igual de excéntricos, en este caso, un chino bailarín y un ruso salido de las profundidades del tiempo o las tinieblas; que el surrealismo de cartón esté metido con calzador, sin razón alguna, sin lógica narrativa o dramática en lo absoluto, esa clase de momentos hechos sólo para epatar y ante los cuales uno, en teoría, no debe más que verse maravillado, extasiado y fascinado, con la boca abierta como imbécil, porque sí, porque si eso quiere el megalómano y pomposo creador entonces uno debe obedecer cual borrego; que los personajes "importantes" sobrevivan inverosímilmente a difíciles adversidades gracias a errores o casualidades demasiado rebuscadas para tomarlas en serio, lo que nos lleva al siguiente punto, que es, ¿cómo demonios un asesino profesional se deja embaucar por una granada de plástico?, ¿cómo es posible que dos criminales de pacotilla sean capaces de eliminar a un escuadrón de temibles mercenarios armados hasta los dientes?, ¿cómo es posible que esos criminales de cuarta que no tienen más que dos dedos de frente sean capaces de engañar a un confabulador internacional, supuestamente un genio de la estrategia?, ¿por qué los secuaces del líder, del gran pensador, son tan torpes e imprecisos?
Oh, y sobre la trama de esta tomadura de pelo: está todo tan desarticulado que las conexiones resultan más arbitrarias que razonables o ingeniosas o cautivadoras, es decir, no es un solo gran conflicto dividido en diferentes flancos, cada cual aportando su perspectiva al panorama general, en realidad son varios conflictuchos independientes entre sí que tienen alguno que otro elemento en común, y lo peor, a veces se descuida el entramado en pos de los planos personajes y otras veces se descuidan a los personajes en pos de un entramado agotado, diluido, iterativo, que siempre fue una excusa barata para que los personajes, no sé, hicieran el ridículo con sus simplones propósitos. Y la puesta en escena es incluso más impostada, grandilocuente pero inocua, intento de tragedia existencial y filosófica, que en anteriores entregas, y la verdad es que no tengo ganas de seguir hablando sobre este producto tan inexplicablemente alabado por la masa de fanáticos fundamentalistas que ven virtudes en donde sólo hay incoherencias y logros en donde sólo hay fallos. Lo cierto es que esta tercera temporada de "Fargo" es un insípido batiburrillo que nunca se decide por qué clase de relato pretende ser, prefiriendo quedarse en un compendio de convenientes casualidades, personajes llamativos pero tontorrones y escenas oníricas que de seguro no convencen ni al propio Noah Hawley, mucho más políticamente correcto y falsamente sugerente que de costumbre.
Es una tomadura de pelo mal escrita, mal dirigida, mal propuesta y mal resuelta, y me alegro que no vaya a haber otra temporada. ¡Púdrete, "Fargo TV"!

2 comentarios:

  1. Las dos primeras temporadas, me encantaron. Esta tercera la estoy viendo y desde luego no defrauda.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¡¡Parece que no vamos a estar nunca de acuerdo sobre Fargo TV!!, ja, ja...
      ¿Y qué tal Better Call Saul? Recuerdo que alguna vez comentaste estar viéndola.

      Borrar

Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...