domingo, 23 de julio de 2017

The Twilight Zone (1959) - Temporada 1 (IV)


Creador: Rod Serling

¿Es que acaso uno no puede pedir ni siquiera media hora de serenidad y silencio? Si todo vuelve a la normalidad, mañana deberíamos retomar esto de atar cabos sueltos chilenos. Hoy comentaré algunos de los episodios de 25 minutos que, no sin dificultades e interrupciones, estuve viendo entre ayer y hoy... de "The Twilight Zone", por supuesto. A todo esto, acaba de terminar el nuevo episodio de "Game of Thrones" y debo decir que estuvo realmente bueno. Ahora bien, vayamos a lo que nos convoca en este momento.

The Four of Us Are Dying


Director: John Brahm

"The Four of Us Are Dying" me parece una interesante y original historia en la que un hombre vulgar, un hombre que bien podría vivir en las alcantarillas, saca grandes y mezquinas ventajas de un raro talento: puede cambiar su rostro a voluntad. El hombre vulgar gusta de apoderarse de los rostros de los muertos y visitar a quienes los extrañan o los desean lejos, a fin de garantizar para sí mismo bienes y satisfacciones que estuvieron destinadas a personas ya desaparecidas. Sin embargo, nunca se sabe qué esconden los rostros o quién podría reconocerlos, y el hombre vulgar, seguro de su plan perfecto, pagará un precio muy alto por su arrogancia. Bien escrita y dirigida, "The Four of Us Are Dying" cumple lo que promete y lo hace con un delicioso y atractivo aderezo pulp, como de barata pero desenfadada revista de detectives en donde todo vale. Forma parte del sucio y vulgar encanto.

Third from the Sun


Director: Richard L. Bare

El miedo, la paranoia, el desastre inminente, el pavor irracional, el daño irreversible, la catástrofe definitiva... Sensaciones e ideas que me imagino eran explotadas en aquellos años en Estados Unidos, con la Guerra Fría y todo, no sólo por los distintos contadores de historias sino que también por los medios y, ciertamente, por los poderosos y tenebrosos políticos que sacaban cuentas alegres del pesar popular. "Third from the Sun" parte de esta atmósfera de incertidumbre e inquietud, con un certero y notable tratamiento del suspenso y del fuera de campo. El protagonista es un científico que trabaja en una de estas plantas que construyen armas biológicas, militares, etc., que está notoriamente nervioso y expectante, contando los minutos para que algún terrible acontecimiento estalle frente a las narices de todos. Podría ser simple paranoia y nosotros tampoco sabemos qué demonios sucederá, salvo que algo, quizás, va a suceder. De esta forma, el director se concentra especialmente en la sugestión, en la provocación de sensaciones incómodas, mientras nosotros vemos cómo este hombre intenta hacer algo al respecto con tal de salvarse a sí mismo y a su bella familia. Un relato de suspenso en toda regla. Sin embargo, llegado el clímax, y esto ya es un problema de guión, el relato pasa de la sugestión a la acción, lo que me parece un retroceso en términos narrativos y dramáticos, y aunque el giro final tiene lo suyo (no deja de ser imaginativo), la verdad es que se veía venir (y con ese título, además). El punto es que se nota que el tratamiento del suspenso, en términos globales, era secundario: un escalón para epatarnos con ese revelador final: que no estamos solos... aunque yo no procesaría esta frase al pie de la letra, ¿eh?
Como sea, del relato a mí me impresionó no tanto el la conclusión y el final como el inicio y el desarrollo, el tratamiento formal del conflicto, el suspenso que, como diría Hitchcock (si mal no recuerdo, jojo), en su expresión más pura es una experiencia estrictamente fílmica: imágenes, sonidos, montaje. ¿Historia? Para qué...
Y, cómo no, también está presente la crítica hacia la carrera armamentística de los grandes gobiernos del mundo: el hecho de que tanto conocimiento sea empleado no para el bien sino que para la destrucción y la guerra, a fin de cuentas, forzando a la gente común y corriente, los primeros que sufren las consecuencias de los caprichosos amos del mundo, a dar un completo giro a sus vidas.

I Shot an Arrow into the Air


Director: Stuart Rosernberg

Este episodio también funciona en pos del giro final, pero, a diferencia del anterior, el giro sí trae consigo mayor coherencia argumental y sustancial, aunque tampoco es muy impresionante que digamos (un guiño ingenioso, lo concedo) y para mí no deja de ser un más o menos inverosímil (considerando la tecnología de la que disponen los personajes y los altos mandos... pero imagino que los guionistas fueron asesorados por expertos del tema, ¿no?). La historia comienza con una nave espacial tripulada por un numeroso grupo de astronautas, siendo lanzada al espacio; de hecho, es la primera de la historia en llevar seres humanos al infinito y más allá. El problema es que la misión resulta en fracaso y los pocos astronautas sobrevivientes quedan abandonados y condenados en un asteroide que sólo ofrece polvo y rocas, es decir, una seca y áspera agonía. El foco del relato consiste en poner a prueba la moral y la ética humana, los valores democráticos y los principios de la civilización, en situaciones extremas. Seguir siendo humanos respetables y bondadosos aún en condiciones adversas. No crean, eso sí, que éste es un relato conciliador. Al contrario, muestra la fragilidad y la brutalidad del hombre, la debilidad de sus ideales y la incontrolable fuerza de sus impulsos más voraces. Tampoco crean que es un relato contundente o memorable ni nada por el estilo; lo que digo es una lectura nada más, una fría interpretación de su simple y poco inspirada narración.
¿Es un buen episodio? Sí; es efectivo, solvente y legible. ¿Es potente y tremebundo? No realmente; sus personajes son bastante planos y el argumento tiene cosas risibles (si ves a alguien demostrando ser un peligro, no le concedes todas las libertades del mundo o del asteroide, ¿o sí?), pero se deja ver. No me parece un desperdicio, qué más.

The Hitch-Hiker


Director: Alvin Ganzer

"The Hitch Hiker", que no tiene nada que ver con la película de Ida Lupino, es un relato extraño. Tiene un buen final, un giro que yo realmente no lo vi venir y cuyo tratamiento me pareció, cuanto menos, deslumbrante por lo siniestro y misteriosamente sensual. No obstante, el metraje previo resulta vago y poco concreto, impreciso y ramificado, con una historia cuya poca legibilidad no es parte de la propuesta dramática sino que el resultado indeseado de una indecisa ejecución narrativa y formal.
El asunto va de una mujer, interpretada por Inger Stevens (actriz estadounidense de origen sueco que acá ya vimos en "The World, the Flesh and the Devil"), que en su viaje de New York a L.A. comienza a ver frecuentemente, luego de un pequeño accidente (una rueda que se salió, una molestia nada más), a un autoestopista con una fijación por ella. Al principio extrañeza, con el pasar de los minutos y de los kilómetros, la mujer siente cada vez más miedo y desesperación, sensaciones que el director parece no querer provocar en el espectador. Entonces, ¿de qué trata este relato? ¿Es una alegoría de los miedos atávicos de una mujer, la crónica de los peligros de carretera? Curiosamente, los momentos en que este episodio de verdad causaba tensión era cuando o entraban en escena personajes de dudosas intenciones (como un marinero un tanto libidinoso que parecía querer aprovecharse de la mujer, demasiado temerosa del autoestopista como para asustarse de la cercanía de este sujeto) o hechos inusuales ocurrían, como la escena del tren. El resto del relato consiste en escuchar a la protagonista expresar sus vagos temores. Luego llega el final y el giro inesperado y repentinamente esta leve y superflua vaguedad se convierte en coqueta y siniestra atmósfera.
Un episodio extraño, ciertamente. Terminar bien ayuda, pero tampoco hay que dejarse engañar y olvidar lo irregular del conjunto. Extraño, sí señor...

De todos los episodios de hoy, "The Four of Us Are Dying" es el único 100% satisfactorio. El que sigue no tiene un final a la altura de su sugerente inicio y desarrollo, pero se acerca a ser un episodio digno de recordar. Habrán tiempos mejores, espero.

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