viernes, 18 de agosto de 2017

Inferno - 1980


Director: Dario Argento

Oh, qué manera de reírme... Esperen, ¿estamos al aire ya? ¡Demonios! Uhm... Ejem... ¡Bienvenidos a otro día de Cine en tu cara! En titulares: conmoción ha causado la lluvia que ahora mismo está comenzando a tomar forma y que amenaza con seguir hasta la madrugada del sábado, y es que, ¿lluvia en un mes de invierno soleado y caluroso? ¡Nadie lo hubiera pensado! Además, sorpresa causó el hecho de que en la piscina, en vez de las típicas bachatas y canciones de Lady Gaga, alguien pusiera de fondo Ramones, el primer álbum de estudio lanzado por The Ramones, la célebre banda de punk. Y, finalmente, Dario Argento no logra levantar cabeza y con "Inferno" suma otra decepción a la lista. De eso y nada más hablaremos en la edición de hoy de Cine en tu cara tras la vuelta de comerciales. Esto es: Cine en tu cara.


Resulta que "Inferno" es la segunda entrega de la Trilogía de las madres, que comenzó con "Suspiria" y termina con una película del 2007. Ni idea que "Suspiria" abordaba, según dice Wikipedia, los conceptos tratados por Thomas de Quincey en su libro Suspiria de Profundis; para mí, aquella película solamente nos mostraba a una muchacha llegar a una academia de danza que justo está pasando por una de sus mayores crisis.
"Inferno", en todo caso, no comienza para nada mal. Es una película de misterio en toda regla que parte de inmediato con un enigma: la protagonista lee un libro llamado Las tres madres en donde se dice que un arquitecto inglés diseñó y construyó tres enormes edificios para tres hermanas que gobiernan el mundo a través del sufrimiento, las lágrimas y la oscuridad. La madre del sufrimiento vive en una ciudad alemana ("Suspiria"), la de las lágrimas en Roma (es la película del 2007 y además hace un cameo acá) y la de la oscuridad, en New York. El arquitecto dice que para encontrar el hogar de cada madre/hermana, es necesario seguir tres pistas: la primera, que al edificio siempre lo rodea un intenso y desagradable olor; la segunda, que en el sótano se puede encontrar un cuadro con la pintura de la madre/hermana que habita la edificación; y la tercera, que la llave está en tus zapatos (¿?). La protagonista siente un pésimo mal olor... desde que llegó hace varios meses, aclara. Así que... ¿a buscar en el sótano? Como digo, "Inferno" tenía todo a su favor: provocaba una atmósfera intrigante e incluso fascinante, amén de su premisa argumental que parecía sugerir una deliciosa pero peligrosa exploración de mitos y leyendas, y de una puesta en escena potenciada con las claves visuales y estilísticas de Argento aunque, eso sí, menos estridente, más elegante. De hecho, el interés de la protagonista contágiose a otros personajes (además de nosotros, claro) que también comienzan a investigar, si bien ello no causará mucha comodidad en aquellos que pretenden mantener la existencia de las Tres Madres en secreto o, a lo más, como simples delirios de escritores locos. De esta forma, durante aproximadamente cincuenta minutos nos hallamos ante una película muy bien narrada y dirigida (la secuencia inicial en donde la protagonista mete las narices en el sótano es notable) que nos adentra en los sombríos y misteriosos entresijos de conocimientos prohibidos para el ser humano común y corriente. Por desgracia, Argento rompe la lógica (literalmente aniquila el interés, la intriga) e instaura un relato completamente diferente. Sólo diré que el protagonismo pasa a un soso personaje cuyo conflicto y propósito nada tiene que ver con el asunto de las Tres Madres (a lo más lo toca tangencialmente): el tipo quiere encontrar a su hermana desaparecida y sólo se encuentra con asesinatos que no tienen mucho sentido y que no le explican dónde demonios está su hermana, y al final se revela que casi todo el mal fue causado por, adivinen, la Madre del sufrimiento (Mater Tenebrarum). Se pierde el sentido del misterio, el suspenso de aproximarse a lo desconocido y la tensión de tener el peligro en los talones. ¿Qué ganamos? Un personaje con cara de tonto que ante cualquier cosa se queda con la boca abierta... como un tonto. Son dos películas diferentes, como ven. Lo peor es que el protagonista de la segunda parte no tiene ni puta idea de nada, ¡y vaya que es frustrante! Peor aún: su desconocimiento banaliza el misterio de las Tres Madres, poco menos que lo reduce a una simple excusa. El tipo se encuentra con la Madre del Sufrimiento y ésta le dice "supongo que sabes quién soy yo" y él responde "¡no sé de qué me están hablando todos ustedes, dónde está mi hermana!" y yo quedo "¿¡es una puta broma!? ¿Por qué mejor no lo matan y reviven a alguien que sepa?". Claramente hay diferencias entre un relato impulsado por un personaje que busca y otro conducido por uno que sólo encuentra.
"Inferno", o, cómo arruinar por completo una excelente película. Qué desgracia.

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