sábado, 12 de agosto de 2017

The Twilight Zone (1959) - Temporada 1 (VI)


Creador: Rod Serling

Tenía un poco abandonada la primera temporada de la primera "The Twilight Zone", y qué mejor que retomarla en un día sábado como hoy. Otros cuatro episodios recién salidos del horno. Una muy buena horneada, me permito agregar.

Mirror Image


Director: John Brahm

"Mirror Image" es un episodio que va de más a menos, si bien el conjunto mantiene su efectividad y el interés en todo momento. Un episodio que comienza con todo, por lo demás, que nos lanza de lleno al conflicto que agobiará a la protagonista, una joven secretaria que espera por un bus que ya lleva media hora de retraso. Como media hora no es poco, decide consultar con el vendedor de boletos a qué hora llegará el maldito bus, pero lo que la protagonista no espera es que el irritado vendedor le hará ver que ella ya ha ido a preguntar lo mismo varias veces antes, pues a ella le consta que hasta entonces no se había movido de su asiento. ¿Por qué el vendedor dice que ella ya había preguntado con anterioridad? ¿Por qué la señora de la limpieza también afirma haberla visto varias veces en el baño cuando nuestra protagonista entra por primera vez al lavabo? ¿Estará ocurriendo algo paranormal o, simplemente, es víctima de una inclemente enfermedad mental?
Partiendo de dicha premisa, en primera instancia John Brahm sustenta el relato en el intenso estado de extrañeza en que se halla la protagonista (sensación que se transmite a nosotros, dada la empatía que nos causa la joven mujer), para luego mutar dicha extrañeza en un estado de abatimiento y derrota.
Mi único reproche apunta a lo explícito y tajante del final, el cual, en vez de jugar con la incógnita (un final abierto habría sido más coherente y potente en términos dramáticos, puesto que nosotros, al quedarnos huérfanos de explicaciones, hubiésemos sentido la misma amargura y derrota de la protagonista), otorga una clara respuesta que, además de remover de cuajo el suspenso y la ambigüedad, contraviene la complejidad del conflicto, la cual estriba en la indeterminada verdad de las cosas. ¿Acabo de decir lo mismo, de repetir las cosas y ser redundante?
Con todo, no deja de ser un buen episodio. A mí me ha gustado sobre todo la grácil interpretación de la protagonista, encarnada por Vera Miles.

The Monsters Are Due on Mapple Street


Director: Ronald Winston

Sobre una tranquila calle de un tranquilo vecindario estadounidense sobrevuela un objeto volador no identificado (nosotros no lo vemos, sólo la luz que ilumina personas y casas durante unos pocos segundos), un meteorito según los vecinos, y luego de ello todo se apaga, nada funciona: ni las luces, ni los autos, ni el teléfono, ni las radios, nada... Un chico, ávido lector de cómics de ciencia ficción, indica que han llegado los extraterrestres y que en cualquier momento se mezclarán entre ellos, haciéndose pasar por humanos. Así, mientras todos están en estado de alerta identificando al supuesto monstruo del espacio exterior, otro monstruo comienza a tomar forma: el monstruo de la paranoia, que hace que un gentil vecindario se transforme en fuente de odio, prejuicios, violencia, sospecha y toda clase de conductas primitivas e incivilizadas. Nadie está a salvo, y, curiosamente, uno de los personajes describe a la perfección, aunque no se dé cuenta, la situación en que se encuentran: el personaje en cuestión, que vigila a un vecino sindicado como posible alienígena, conversa con su esposa y afirma, aludiendo a la oscuridad de la calle combatida con unas pocas velas tímidas, que se siente "como si hubiera vuelto a la Edad Media" (el guionista, por su parte, alude claramente a la oscuridad que consume a la humanidad convertida en barbarie).
Lo que sí, y para ser justos (ojo, que acá aplico spoilers), al final se nos revela que, en efecto, unos extraterrestres de apariencia muy similar a la nuestra (o nosotros somos muy similares a ellos) aterrizaron cerca del vecindario y, mediante su tecnología avanzada, sabotearon la energía de los artefactos que facilitan la vida de estos buenos estadounidenses, provocando la crisis que finalmente condujo al caos y la destrucción. Es decir, fue todo una trampa. La conclusión no deja de ser menos válida (¿se le puede considerar cierta, considerando su origen artificial?): en un escenario sumamente adverso, el humano tirará por la borda sus principios morales y éticos y se convertirá en un monstruo capaz de destruirse a sí mismo (como especie) con tal de salvarse como individuo. Pero sigue siendo una trampa tendenciosa y constantemente manipulada: como se observa, ciertos acontecimientos (como que la luz retorne a una casa determinada, dejando las demás a oscuras) suceden con la sola intención de causar violencia y sembrar la discordia, la desconfianza. ¿Se le puede tomar en serio como experimento? Yo digo que no; es más, yo digo que cualquier estudio social hecho por esos extraterrestres es poco serio y confiable. Como en el episodio anterior, este final tan explícito solamente disminuye el valor del inicio, del desarrollo y del clímax: la incógnita habría sido más elocuente; incluso habría sido más convincente en tanto discurso un final irónico, como por ejemplo, que el apagón fuera sólo eso, un simple y banal apagón, haciendo de la histeria colectiva una verdadera y absurda tragedia.
Pero qué se puede decir, el director sostiene con mano firme la creciente tensión instalada en las calles del alguna vez pacífico vecindario y el mensaje sigue siendo contundente.

A World of Difference


Director: Ted Post

Este episodio sí que es fascinante y magnífico. Retrotrae un poco al cuarto, aquel protagonizado por una Ida Lupina que interpretaba a una actriz en decadencia y obsesionada con su esplendoroso pasado cinematográfico. "A World of Difference" se trata de, al menos desde esta perspectiva, un oficinista que, a poco de comenzar su jornada laboral, escucha un "¡corte!" y luego ve que se encuentra en un set, observado por multitud de personas y un objetivo, apuntado con variedad de focos y micrófonos. El pobre oficinista de repente se encuentra en un mundo que le dice que es otra persona, un actor alcohólico, y que toda su existencia, que su esposa y su hija y la feliz vida que lleva con ellas, es una mentira, una creación. Y lo peor es que no puede encontrar nada que confirme su verdadera existencia; al contrario, todo parece darle la razón a esa gente extraña que le grita que en realidad es un miserable en horas bajas. Desde otra perspectiva, "A World of Difference" se trata de un miserable actor en horas bajas que o se tomó muy en serio eso del método (pagando las consecuencias de ello... ¡y arruinando la producción de la película!) o se dejó consumir por la feliz existencia de su personaje, aquella que tanto anhela para su triste vida.
Aparte de la conmovedora lectura emocional (aquella que sostiene que el protagonista eligió esa existencia feliz por sobre la verdadera, mezquina y desgraciada para con él), "A World of Difference", tal como lo señala Rod Serling en la narración inicial, plantea interesantes cuestiones sobre el valor de la realidad. Por ejemplo, el narrador indica (acá voy a parafrasear) "los objetos que ven existen y tienen dimensión; este hombre es real, está ahí, es de carne y hueso, músculo y mente", y luego prosigue con un "pero veremos la diferencia entre lo que asumimos como real y lo que es capaz de crear la mente". Aunque el conflicto del relato se fundamente en la segunda cita (y desde una perspectiva emocional), la primera resulta mucho más interesante por su componente ¿metafísico, semiótico?: vemos objetos que en su conjunto tomamos como una oficina, y luego siguen siendo objetos (sillones, mesas, lámparas) ¡pero no conforman una oficina! Cuando se revela que esa oficina es un set cinematográfico y que la vida de este hombre es una creación artística quedé alucinado. ¿Las cosas son lo que son por la cualidad tangible de las mismas o por la construcción a partir de ellas?
En cualquier caso, aunque después el relato se centre en la tragedia interna de este hombre en vez del complejo y fascinante tema que les apunté, sigue siendo un excelente episodio de intensa y amarga atmósfera, sigue siendo el devastador retrato de la debacle mental y emocional de un protagonista que, tal como Ida Lupino en "The Sixteen-Millimeter Shrine", elige vivir en una realidad no tangible para el universo pero auténtica y plena para sí mismo.

Long Live Walter Jameson


Director: Anton Leader

Se me hizo tarde (de hecho, el puto reloj se hizo ¡una hora más tarde!) y "Long Live Walter Jameson" es un episodio diferente, desde mi punto de vista. Tiene una premisa fantástica pero su desarrollo es fundamentalmente dialéctico. ¿De qué trata? De un profesor de Historia que trabaja en una universidad donde ha alcanzado el rango de celebridad por sus vívidas e intensas exposiciones. El padre de su novia sospecha que todo el conocimiento que el profesor alberga no proviene de los libros de Historia y otros documentos históricos y que no por nada se dice que relata los grandes acontecimientos casi como si hubiese estado ahí presente. Cuando lo confronta y le comunica sus sospechas, los dos comienzan a hablar sobre la muerte, el conocimiento, la inmortalidad, el cansancio vital, etc. Temas que son interesantes y que, aunque no son ideas desarrolladas con profundidad dado el escaso tiempo, están correctamente planteados y expuestos, sin pedanterías ni delirios de grandeza, sólo desde la perspectiva de modestas y simples personas acechadas por la muerte y el ansia de conocimiento, que es lo que hace del episodio uno tan bueno.
Es un buen episodio que me ha gustado más de lo que sugiere mi desapasionada escritura. En cualquier caso, esta ha sido una de las entradas más sólidas de todas las dedicadas a esta primera temporada de "The Twilight Zone (1959)": ¡todos son episodios recomendables y destacables!

Ahora me voy a dormir, que me dio un sueño tremendo.

2 comentarios:

  1. Vaya análisis más bueno, Jimmy. Esta es una gran serie y me encantaría que la rescatara alguna candena porque merece la pena verla. Así dejarían de repetir otras series.

    Espero que descanses y duermas muy bien.
    Un abrazo!

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    Respuestas
    1. ¡Desperté casi a las 13, perdí una mañana entera! Estos cambios de hora, ja, ja... Debo aplicar disciplina rápido, de lo contrario estaré somnoliento toda la semana.
      Gracias por las palabras, lo cierto es que los episodios también son bastante sólidos y ricos en lecturas. La serie tiene episodios muy buenos y así exhibidos masivamente de nuevo no sólo se disfrutarían buenas historias sino que también se aprendería y reflexionaría bastante.
      ¡Abrazos!

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