martes, 17 de octubre de 2017

The Beguiled - 2017


Directora: Sofia Coppola

Era obvio que si pretendía ver "The Beguiled", la de la niña Coppola, era necesario ver la versión del maestro Siegel, y era obvio que, si pretendía ver aquel film protagonizado por Clint Eastwood y Geraldine Page, yo iba a querer ver la filmografía previa de su director. ¿Es necesario haber visto otras películas de Siegel para comprender mejor su "The Beguiled"? En realidad no: un buen espectador sería capaz de leer las intenciones del director, de cómo dirige a los actores, hacia dónde enfoca su cámara, qué busca generar, y dado que Siegel es un gran director, su película es elocuente a través de aquellas imágenes tan vivas y vibrantes. Sin embargo era la excusa perfecta para revisar su filmografía. Era obvio que esta película, ésta versión, iba a ser una mierda.


Sofia Coppola dijo que su película se contaba desde la perspectiva de los personajes femeninos. Ok. Claramente esos son dichos para la galería y el populacho, para aquellos que no habían visto la versión de Siegel o que, con toda seguridad, ni siquiera sabían que había una versión anterior. "¿Don qué?". Queda claro que esta niña se dedicó a mutilar la de Siegel. O quizás no. Me da la impresión que ni ella misma vio la película. ¿Que la suya la narra desde una perspectiva femenina? Lo dice como si la otra fuera una apología a la misoginia. Lo siento, pero ¿no que Siegel hace lo mismo, es decir narrar la historia desde las mujeres, pero infinitamente mejor, con mejores personajes femeninos, más completos y mejor construidos? En fin, qué importa: Sofia Coppola dice que su versión se diferencia de la otra, dirigida por un hombre, porque se posiciona desde el punto de vista de las mujeres. Dichos para la galería. Aplausos, vítores. "¡Ya era hora, amiga!". "Así se habla, hermana, ¡demuéstrales de qué estás hecha!". "Patéales el trasero, así aprenderán". Muy bien, Sofia: te los echaste al bolsillo y, lo que es más importante, no has ofendido a nadie: los delicaditos de cutis pueden estar tranquilos, pues, además de hacer una película desde el punto de vista femenino, sacó de la historia al personaje de la esclava (negra, por supuesto: una casa de blancas confederadas sin una esclava, a lo mejor eran adelantadas a su tiempo), y así ningún negro se siente ofendido. Sofia dijo que muchas niñas jóvenes ven sus películas y que no quería que vieran negros siendo tratados de esa forma. Espero que no tarden en quemar libros de historia que hablen de la esclavitud y esas cosas, no se vayan a espantar los niños. Sofia agregó que no quería ofrecer un tratamiento ligero de un tema tan complejo como el racismo. Debe tenerse poca fe como directora. Un buen director ciertamente es capaz de ofrecer un tratamiento desafiante de temas complicados. A lo mejor Sofia es cobarde y nada más, no quería que los correctitos de siempre le hicieran un boicot por Twitter y que sacaran su película de los cines. (Pero, hablando en serio, su película es tan mala que ojalá no la dieran en los cines). Quizás, simplemente, piensa que los espectadores son imbéciles que no son capaces de comprender los contextos históricos. Y lo peor es que en Cannes le dan el premio a mejor directora. Me pregunto con qué criterio resolverán la entrega del premio, pues ésta debe ser una de las películas peor dirigidas que he visto en mucho tiempo (pero ya hablaré de eso dentro de poco). Si en Cannes estaban tan urgidos por premiar a una mujer, entonces mejor le daban el premio a Lynne Ramsay, que no es santa de mi devoción aunque, innegablemente, es una directora con visión y discurso propio, y además tiene muy buenos cortometrajes, una excelente opera prima, una inclasificable curiosidad, un bodrio infumable pero altamente aclamado y la última, la que presentó, "You Were Never Really Here" (acá no se estrena pero en España sí, a finales de noviembre: aprovechen, amigos), que se ve muy pero que muy buena. A lo mejor no premiaron a Lynne Ramsay por dos razones: porque le dieron el de mejor actor a Joaquin Phoenix y en los festivales no se estila eso de que una sola película acapare muchos premios (da lo mismo: de todas formas lo único qué importa es qué película de la Selección Oficial se lleva la Palma de Oro, el resto es relleno), o porque su película trata de un hombre que, martillo en mano, mata a otros hombres de manera brutalmente masculina, y el jurado prefería una película de mujeres que "toman acción", sin héroes masculinos, aunque las mujeres estén peor dibujadas que monigotes garabateados por un chico de cinco años. Así se hacen las cosas ahora: más Sofia Coppola y menos Kathryn Bigelow. Terrible.
Para hacerla corta, aunque de todas formas me voy a alargar un poco, "The Beguiled" es un verdadero insulto al arte cinematográfico, una película bochornosa, patética y horrorosa. Soporífera, plana, hueca. Sin alma, sin personalidad, sin inteligencia: una copia abyecta, suavizada y minusválida de aquella genialidad dirigida por el gran Don Siegel. Por sí sola, la de Coppola hace agua por todos lados, pero es que la impresión empeora si la comparamos con la original. Ambas duran casi lo mismo y, sin embargo, la de Siegel es una película tan viva y rebosante de energía mientras que ésta es pobre, repetitiva, escuálida, cansina, pálida. La dirección de Coppola es paupérrima, ridícula, muy indie: es decir, "bonita" pero vacía e inocua. No hay atmósfera de ningún tipo: no hay erotismo, sensualidad, ambigüedad, inquietud, elegancia, sólo un perpetuo tono plomizo e invariable que carece del salvajismo subyacente del film de Siegel. El relato no tiene tensión, el conflicto parece estar dormido; la narración no tiene sutileza, decisión, no tiene tempo ni ritmo, carece de un sentido del espacio, avanza a trompicones y arrebatos gratuitos sin dar espacio al desarrollo de psicologías, deseos, moralidades. Los personajes no tienen complejidad ni profundidad interior, son meros títeres sin rostro ni emociones, sin pensamientos ni voluntades propias. Colin Farrell no parece seductor: sólo se dedica a hacer ojitos y adular hasta el hartazgo a las mujeres de la escuela. La relación que mantiene con los personajes más importantes es fugaz y carente de todo cimiento dramático y humano: no hay deseo escondido en sus interacciones, no hay fantasías. Ni siquiera se entienden las motivaciones de los personajes. En la de Siegel todas las acciones responden al deseo tan patente como latente de los personajes: ¿por qué la directora no entrega al soldado de inmediato? Porque, secretamente, le recuerda al hermano (con el que se acostaba); ¿para qué busca extender su estadía el soldado? Para acostarse con cuanta mujer pueda; ¿Por qué una de las alumnas se esmera tanto en acostarse con el soldado? Porque quiere rebelarse contra el sistema casto que la asfixia. Honestamente, si no hubiera visto la de Siegel no podría entender la razón de por qué Nicole Kidman no entrega al soldado: más que deseo sexual reprimido, el suyo parece un acto azaroso nada más, lo mismo con el personaje de Elle Fanning, una confederada acérrima que, sin embargo, no para de acosarlo (¿?). ¿Y Colin Farrell? Se hace el lindo pero porque sí, ¿qué busca?, parece que sólo busca comida gratis. Oh, y no hablemos del personaje de Kirsten Dunst, irracionalmente atemorizada del soldado y con una inmutable cara de culo, esforzándose en tiritar más que actuar; en la de Siegel, Elizabeth Hartman sugería que su "miedo" al soldado era más bien el disfraz del miedo a sí misma, a cuán "poco señorita" podía llegar a ser si se desataba de tanta norma. Por lo demás, hace tiempo que no veía un reparto tan mal dirigido: es como si el montaje final constara solamente de sonrojantes ensayos pre-filmaciones. Y, por favor, transformar ese cuento de terror gótico de Siegel en una simplón y azucarado drama romántico es, insisto, un insulto al cine, a la vida. Y esa fotografía... ¿De verdad a alguien le parece impecable y deslumbrante? ¡Es como si hubiesen dejado la cámara en piloto automático! ¡Siempre la misma imagen muerta y dormida, los mismos colores, los mismos tonos! Lo desalentador es que, si se fijan, casi todos los realizadores noveles dirigen así ahora. Parece que el único cine estadounidense realmente interesante es el hecho por veteranos, o, por último, (ni tan) jóvenes con alma de veteranos... y no por mucho tiempo, tristemente. Por eso no tengo ni putas ganas de ver "A Ghost Story": diez minutos de visionado y no dejo de pensar "dios, ¿todavía intenta impresionar a su profesor de escuela?".
Al tacho de la basura, a la hoguera pertenece esta mierda. Ojalá que gane muchos Razzies. Sin duda alguna, TOP 10 de lo peor del año e incluso de la década. Sofia parece el Fredo de la familia. La esposa de Francis Ford Coppola sigue viva, por si acaso... (Y acaba de estrenar película).

2 comentarios:

  1. Bueno, pues en lo esencial consideramos lo mismo, que el remake de Sofia Coppola es totalmente innecesario. Claro, que yo no fui tan explicito en los adjetivos, ja, ja. Pero cómo serán las cosas que Razzie no, pero por "The Beguiled" le han dado la Palma de Oro a la mejor dirección en el último festival de Cannes. En fin. De cualquier modo, si esta película te ha dado pie para revisar la estupenda filmografía de Don Siegel... bendita sea.
    Saludos.

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    Respuestas
    1. Justo venimos de comentarnos mutuamente, ja, ja.
      Y bendita sea por ello, sí. Algo es algo. Me pregunto qué habrá pasado con el discreto y encantador atrevimiento que demostrara en "Las vírgenes suicidas". Visto casi todo, esa es su única buena película.
      Aspiro a no caer en tales adjetivos, creo que los arrebatos son menos frecuentes ahora. ¡No quiero ser como Roger Ebert, ja!
      Un agrado, como siempre.
      Saludos.

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