jueves, 16 de noviembre de 2017

Charley Varrick - 1973


Director: Don Siegel

Estamos en tierra derecha, en la recta final del incompleto repaso a la filmografía de Don Siegel. Es el turno de "Charley Varrick".


Buena y efectiva película que cumple lo que promete. Quizás no sea tan memorable o intensa como sus mejores títulos, pero Siegel sigue demostrando su inagotable habilidad y agilidad como director, especialmente durante la primera media hora de metraje (específicamente en la escena del robo al banco, resuelta y ejecutada de manera fenomenal). La trama es de una sencillez que esconde, no obstante, cierta complejidad estructural. Todo comienza con el robo que Charley Varrick y los suyos efectúan en un pequeño banco de un tranquilo pueblo de New Mexico, robo que sale más o menos mal y que empeora cuando los asaltantes que quedan vivos se dan cuenta que el dinero que robaron en realidad pertenece a la Mafia de Las Vegas, quienes usaban el pequeño banco para lavado de dinero. Así las cosas, no sólo con la policía en su búsqueda, Charley Varrick tendrá que ingeniárselas para quedar libre de todo verdugo, sin mencionar que el robo provoca una serie de convulsos movimientos dentro de la amplia organización criminal.
Lo interesante de esta película, más allá de su ágil relato semi-coral (no tiene un amplio abanico de personajes, si bien cuenta con un puñado de ellos que sirven para ofrecer distintas perspectivas de un hecho en particular), es la visión que pretende aportar al relato criminal, como una especie de estudio de organizaciones y métodos criminales más que una trama de reacciones o represalias en cadena, al estilo de la gran "The Friends of Eddie Coyle" (del mismo año), dirigida por Peter Yates y basada en una novela de George V. Higgins, o "Killing Them Softly", de Andrew Dominik, también basada en una novela del citado autor. Al respecto, y por decir algo, tenemos al presidente del banco robado, a un asesino a sueldo encargado de recuperar lo perdido y eliminar a las ratas, a nuestro paleto protagonista, a una serie de peones independientes que de todas formas deben responder a un ente superior, y, por supuesto, a la Mafia, entidad todopoderosa pero invisible, manejando los hilos del mundillo criminal retratado. El problema de "Charley Varrick" es que, luego de la presentación de personajes, el relato parece dejar de lado esta exploración de las estructuras criminales (sus lazos con instituciones legales, los vacíos de la ley; los códigos del hampa, sus mitos y reglas no escritas; su glamour y su mierda, su honor y su deshonor) para ser, justamente, una seguidilla de etapas en el ingenioso plan del protagonista; es decir, los otros personajes introducidos dejan de tener entidad propia y pasan a ser meras piezas movidas en función del plan maestro del viejo Varrick. A veces hay destellos de lo primero, de la filosofía del crimen, como en la escena en donde el presidente del banco y el gerente que debía cuidar el botín deliberan sobre la credibilidad que tienen: el presidente del banco es lapidario: cree en su propia inocencia y en la del gerente, pero nunca podrán convencer a la Mafia de que el robo fue una coincidencia en vez de un soplo interno. "Ellos no creen en coincidencias". Sin embargo, aparte de esas contadas excepciones que no alcanzan a conformar esta atmósfera decadente, "Charley Varrick" acaba siendo un efectivo pero poco memorable juego del gato y el ratón en donde claramente el protagonista es más inteligente que el resto. Pudo haber sido una negrísima historia de personajes malditos y condenados, un tratado fatalista sobre destinos irreversibles; tenía los ingredientes, los elementos de sobra para ello, pero así como quedó, no está mal para pasar el rato: es una película entretenida, bien pensada aunque no tan bien resuelta (se disgrega a medida que avanza el metraje), y no tan confusa como Walter Matthau anduvo diciendo después del estreno (Ferrara tiene razón: un actor que habla mal de la película en que participa es repugnante, ¿dónde queda, no necesariamente la lealtad: la integridad?). En definitiva, el buen Siegel sigue salvando la función...
¿Recomendable? Si te gustan los asaltos a bancos y esas cosas, pues claro. Yo pienso que no tiene desperdicio en lo absoluto. De todas formas, les recomiendo mucho más "The Friends of Eddie Coyle": más contundente, inteligente, coherente y cohesionada, ése sí que es un magnífico estudio de la estructura del crimen, del hampa como institución.

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