viernes, 23 de febrero de 2018

The Disaster Artist - 2017


Director: James Franco

No se preocupen, no hemos interrumpido la retrospectiva de Claire Denis, es sólo que hoy también comentaremos dos películas. Parece que se le acabó la fiesta a "The Disaster Artist", que hasta los pasados globos de oro cosechaba su apreciable cantidad de reconocimientos entre crítica y público, pero justo después de aquélla gala, sobrevino el desastre: a James Franco le cayeron acusaciones de acoso y ¡bum!, adiós película, tu temporada terminó, los tíos Oscars no quieren nada contigo. No es que yo estuviera loco con esta película (ni mucho menos con esa basura que es "The Room"), pero oigan, parecía ésta una película interesante de ver.


Sobre "Whity", Rainer Werner Fassbinder dijo que los acontecimientos que rodearon a la producción de dicha película son mucho más interesantes que la película misma, y de hecho hizo una película, "Warnung vor einer heiligen Nutte", basada en el infernal rodaje de aquella otra. Imagino que, salvando las abismales distancias, algo parecido ocurre con "The Disaster Artist", la película dirigida por James Franco que relata la trastienda y los pormenores de aquella problemática producción que fue la de "The Room", ya saben, una de las peores películas de la historia que, a pesar de tan infame etiqueta, aún así es todo un objeto de culto, uno de esos descerebrados fenómenos que ocurren de vez en cuando, congregando a millares de personas sin mucho que hacer (véase el culto que ha suscitado "Rick & Morty", como para golpearse la cabeza contra un muro). Eso sí, debo decir que a mí sí me gustó "Whity", un western fassbinderiano en toda regla.
Pero, volviendo a lo que es "The Disaster Artist", sí, estamos ante una película entretenida y fluida, cuyo anecdótico metraje se pasa volando, pero que es como cualquier otra película "basada en una historia real", aparentemente interesada sólo en entregar datos freaks que contenten a la onanista audiencia, como por ejemplo las extravagancias del Tommy Wiseau interpretado por el mismo Franco o los guiños que se hacen a las partes favoritas de la gente, como el "...I did not hit her, I did nooot... Oh, hi Mark!" o el aún más célebre "You are tearing me apart, Lisa!". La historia comienza desde que Greg Sestero conoce a Tommy Wiseau, entablan amistad y deciden llevar a cabo este improbable éxito, pasando por las dificultades del rodaje, de la inestable amistad de ambos y del indescifrable carácter de Wiseau, hasta que la película es exhibida, para disfrute de unos espectadores tan desconcertados que prefieren reír e idolatrar en vez de hacer lo que hacen en Cannes: abuchear. Eso sí, valoro que "The Disaster Artist" haya capturado esa candorosa ingenuidad que desprende la figura de Tommy Wiseau y, por supuesto, su pésima película, porque sí, la película es malísima, mala con ganas, mala mala, pero, por alguna extraña razón, humildemente mala, amigablemente mala, cándidamente mala: a mí siempre me dio la impresión que Wiseau realmente quería hacer una buena película (a propósito: sí, vi "The Room", pero porque estábamos medio borrachos y alguien más dijo "oigan, ¿han visto la peor película de la historia?", y listo, con eso basta), hablar de cosas importantes, sólo que su esfuerzo acabó convertido en ese despropósito sin pies ni cabeza. Y, en efecto, "The Disaster Artist", no obstante más concentrada en mostrarnos las excentricidades propias del personaje o de la producción y de hacer guiños al populacho, nos habla de un hombre y su sueño (ser como James Dean, Tennessee Williams, entre otros referentes), de un hombre que parece ser bastante noble pero que, como todos, falló, sólo que al tener más medios que el resto de los mortales, falló a niveles titánicos.
Al menos no estamos hablando del arrogante pedazo de basura que es Uwe Boll, ¿no? Creo que eso marca la diferencia y por eso el ¿afecto? que provoca Wiseau... pero una mala película es una mala película, ¿no?
En resumen, "The Disaster Artist" es una película entretenida que cumple lo poco que promete (lo cual debe ser más que suficiente, glorioso, para la legión de fanáticos que, cual flautista de Hamelin, congrega "The Room"), pero... ¿premiarla en San Sebastián, los globos de oro y generar todo un culto en torno a semejante bodrio? ¡Maduren ya, por favor!

...no, en serio: ¿de verdad les gusta "The Room"?, ¿o es todo una broma, una muestra de ironía colectiva que fue demasiado lejos?...

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