Director: Mike Leigh
Bueno al final hoy no pude ver la película monumental y grandiosa que quería ver, parece que los malditos perros del pasaje se confabulan en mi contra, malditos desgraciados, bastardos, malditos. Tendrá que ser para la otra semana, supongo; no creo que sea mucho pedir cuatro horas de tranquilidad. De Cannes siguen llegando noticias: lo nuevo de Nuri Bilge Ceylan (director cuya filmografía he visto entera, a excepción de su penúltima película ganadora de la Palma de Oro, aunque por acá no la he comentado en lo absoluto, a excepción de su opera prima) se suma a la competición oficial; por lo demás, miren ustedes, se exhibe, fuera de competencia, lo nuevo de Lars von Trier, y al final el Don Quijote de Terry Gilliam sí podrá mostrarse en el célebre festival, después de tanta maldición y cosa más. Por último, como ven, llegamos al final de esta tercera tanda de la retrospectiva dedicada al cine de Mike Leigh. Las cosas van viento en popa (¿?).
"Vera Drake" se sitúa en el Londres de posguerra, pero aparte de este detalle, podríamos decir que la primera parte de esta película, es decir sus primeros sesenta minutos, no se aleja mucho de las problemáticas e intereses habituales de Mike Leigh, esto es, construir un entramado de personajes, trabajadores de clase media, a los que seguimos en su diario vivir, cual reflejo de la realidad de la época, de la sociedad y sus contradicciones, sus alternativas. Así, Vera Drake es una bonachona mujer, devota de su familia, que trabaja como nana para familias acaudaladas, mientras ayuda a uno que otro vecino desafortunado e inválido... También, en secreto, realiza abortos a mujeres que por diversas razones (falta de medios, rechazo social, etc.), claro, no pueden recurrir de buenas a primeras con cualquier doctor. El esposo, interpretado por el que hacía de motociclista en "High Hopes", es un mecánico que trabaja en el taller de su hermano, quien, a su vez, como es el dueño del taller gana más dinero que su hermano, vive en una bella casa ubicada en un tranquilo barrio que nada tiene que ver con esas apretadas viviendas aplastadas las unas con las otras en estos enormes edificios de departamentos, en donde vive con su esposa, una señora arribista y clasista. La hija menor trabaja en una fábrica de ampolletas y el hijo mayor trabaja como sastre. La familia es ideal: todos son felices. Por lo demás, el trabajo secreto de Vera Drake le sirve a Mike Leigh para instalar, claro (¡obvio!), el tema del aborto y cómo éste se aborda, se enfrenta y se "soluciona" según qué estrato social. Así, por ejemplo, Vera Drake ayuda, por lo general, a mujeres pobres y solas (los motivos a grandes rasgos quedan incógnitos pero no hay que ser genio o adivino para saber que esos embarazos no fueron deseados, por hablar con eufemismos), aunque también amplía el espectro a mujeres más pudientes de vez en cuando (la señora casada que tuvo una aventura; la artista de bohemio estilo de vida); mientras tanto, Leigh también nos muestra el procedimiento de la hija de una de las señoras ricas en donde trabaja la protagonista: la muchacha fue violada por el novio, pero, al tener amigas de nivel económico superior y mejores contactos, puede atenderse en una clínica, quedar todo en secreto y listo, ninguna palabra más. Son los privilegios de los ricos. Esto queda claro cuando pasamos a la segunda hora, desgarradora y durísima segunda hora, en donde una paciente hospitalizada por complicaciones post-aborto levanta sospechas y vaya qué esfuerzo pone la policía por encontrar a Vera Drake, cuya vida se pone patas arriba de manera irreversible: pareciera ser tratada peor que cualquier asesino o violador de la peor calaña, y qué juicios le caen encima desde todos lados. En cualquier caso Leigh, como siempre, evita golpes de efecto morales, enunciados tendenciosos o sesgados, y simplemente registra las múltiples posiciones y miradas, esa bella cotidianidad quebrantada para siempre, que surgen de este hecho en particular (retratando las distintas caras de la sociedad, honesta o hipócrita, en estas situaciones queda claro), mientras muestra la única posición que la Ley y las Autoridades tienen sobre este hecho particular.
Hace tiempo, cuando el Papa vino al país y estuvo de visita en una cárcel de mujeres, la capellana de esa cárcel dio una categórica declaración, frente al mismo Sumo Pontífice: "En Chile se encarcela la pobreza". "Vera Drake" es un perfecto y fiel reflejo de ello (pero en Inglaterra, claro; y en cualquier lado, ¿no?). Y hace tiempo que no veía a un Mike Leigh tan desolado, pero como siempre, magistral y tremebundo como director (su narrativa, sutil pero asombrosa y admirablemente rica en recursos cinematográficos). Gran, magnífica interpretación la de Imelda Staunton, que encarna a la desafortunada Vera Drake. El resto del reparto, por supuesto, excelente. ¿Y se hace necesario hablar de la portentosa fotografía de Dick Pope o de la banda sonora de Andrew Dickson?
Pues bien, terminamos esta tercera tanda y dentro de poco comenzaremos la cuarta y última; sí, la cuarta y última tanda. Una sorpresa, ¿hhhhmmmmm? Y de ahí, lo que a todos interesa: el veredicto, el ranking. Cuál sube, cuál baja, cuál sorprende...
"Vera Drake" se sitúa en el Londres de posguerra, pero aparte de este detalle, podríamos decir que la primera parte de esta película, es decir sus primeros sesenta minutos, no se aleja mucho de las problemáticas e intereses habituales de Mike Leigh, esto es, construir un entramado de personajes, trabajadores de clase media, a los que seguimos en su diario vivir, cual reflejo de la realidad de la época, de la sociedad y sus contradicciones, sus alternativas. Así, Vera Drake es una bonachona mujer, devota de su familia, que trabaja como nana para familias acaudaladas, mientras ayuda a uno que otro vecino desafortunado e inválido... También, en secreto, realiza abortos a mujeres que por diversas razones (falta de medios, rechazo social, etc.), claro, no pueden recurrir de buenas a primeras con cualquier doctor. El esposo, interpretado por el que hacía de motociclista en "High Hopes", es un mecánico que trabaja en el taller de su hermano, quien, a su vez, como es el dueño del taller gana más dinero que su hermano, vive en una bella casa ubicada en un tranquilo barrio que nada tiene que ver con esas apretadas viviendas aplastadas las unas con las otras en estos enormes edificios de departamentos, en donde vive con su esposa, una señora arribista y clasista. La hija menor trabaja en una fábrica de ampolletas y el hijo mayor trabaja como sastre. La familia es ideal: todos son felices. Por lo demás, el trabajo secreto de Vera Drake le sirve a Mike Leigh para instalar, claro (¡obvio!), el tema del aborto y cómo éste se aborda, se enfrenta y se "soluciona" según qué estrato social. Así, por ejemplo, Vera Drake ayuda, por lo general, a mujeres pobres y solas (los motivos a grandes rasgos quedan incógnitos pero no hay que ser genio o adivino para saber que esos embarazos no fueron deseados, por hablar con eufemismos), aunque también amplía el espectro a mujeres más pudientes de vez en cuando (la señora casada que tuvo una aventura; la artista de bohemio estilo de vida); mientras tanto, Leigh también nos muestra el procedimiento de la hija de una de las señoras ricas en donde trabaja la protagonista: la muchacha fue violada por el novio, pero, al tener amigas de nivel económico superior y mejores contactos, puede atenderse en una clínica, quedar todo en secreto y listo, ninguna palabra más. Son los privilegios de los ricos. Esto queda claro cuando pasamos a la segunda hora, desgarradora y durísima segunda hora, en donde una paciente hospitalizada por complicaciones post-aborto levanta sospechas y vaya qué esfuerzo pone la policía por encontrar a Vera Drake, cuya vida se pone patas arriba de manera irreversible: pareciera ser tratada peor que cualquier asesino o violador de la peor calaña, y qué juicios le caen encima desde todos lados. En cualquier caso Leigh, como siempre, evita golpes de efecto morales, enunciados tendenciosos o sesgados, y simplemente registra las múltiples posiciones y miradas, esa bella cotidianidad quebrantada para siempre, que surgen de este hecho en particular (retratando las distintas caras de la sociedad, honesta o hipócrita, en estas situaciones queda claro), mientras muestra la única posición que la Ley y las Autoridades tienen sobre este hecho particular.
Hace tiempo, cuando el Papa vino al país y estuvo de visita en una cárcel de mujeres, la capellana de esa cárcel dio una categórica declaración, frente al mismo Sumo Pontífice: "En Chile se encarcela la pobreza". "Vera Drake" es un perfecto y fiel reflejo de ello (pero en Inglaterra, claro; y en cualquier lado, ¿no?). Y hace tiempo que no veía a un Mike Leigh tan desolado, pero como siempre, magistral y tremebundo como director (su narrativa, sutil pero asombrosa y admirablemente rica en recursos cinematográficos). Gran, magnífica interpretación la de Imelda Staunton, que encarna a la desafortunada Vera Drake. El resto del reparto, por supuesto, excelente. ¿Y se hace necesario hablar de la portentosa fotografía de Dick Pope o de la banda sonora de Andrew Dickson?
Pues bien, terminamos esta tercera tanda y dentro de poco comenzaremos la cuarta y última; sí, la cuarta y última tanda. Una sorpresa, ¿hhhhmmmmm? Y de ahí, lo que a todos interesa: el veredicto, el ranking. Cuál sube, cuál baja, cuál sorprende...
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