Director: Mike Leigh
Al final me ha interesado bastante ese tal Kirill Serebrennikov y su "Leto", que, en blanco y negro, narra una historia de rock&roll, contracultura y underground. Ya he encontrado un par de películas suyas. También me alegra oír lo bien que ha sido recibida "Pájaros de verano", cuarto largometraje de Ciro Guerra, rodado en 35mm (al igual que sus tres filmes previos, todos comentados por acá), la cual estaremos esperando con los dientes largos. Y podría hablar más, pero para qué alargarse.
Quizás "Hard Labour" haya sido un caso aislado, un simple paso en falso, porque con "Nuts in May" Leigh recupera no sólo la consistencia narrativa y dramática sino que también empieza a adquirir ritmo y personalidad propia en tanto concepto visual aglutinador, concepto que vaya más allá de algunos cuantos apuntes formales desperdigados a lo largo de un metraje no tan fluido. En todo caso no me malentiendan: su opera prima, "Bleak Moments", me parece sobresaliente considerando que es un debut y en ella ya se vislumbra gran madurez por parte del realizador, quien claramente asumió, airosamente, varios riesgos que no cualquiera estaría dispuesto a tomar en su primer trabajo.
"Nuts in May" es, en todo caso, una sencilla comedia con tintes satíricos en donde vemos las vacaciones de una pareja de amantes de la naturaleza y lo espiritual, quienes llegan a una zona de camping a visitar las ruinas y monumentos de la región. Por desgracia, la estancia puede que no sea del todo placentera, pues uno no siempre se encuentra con buenos vecinos y personas que compartan las mismas costumbres o cuidados que uno, que siempre queda como malhumorado o hasta histérico. Así, mientras la pareja (especialmente él) intenta mantener la compostura, la gente y los hechos a su alrededor no dejan de ensañarse con ellos y contrariarlos en todo lo que son y afirman ser o saber. No deja de ser injusto: es como si uno fuera a un cine, viera a algún espectador imbécil revisar su celular en mitad de la película, le fuera a reclamar que lo apague o se vaya, ante lo cual el tipo crea un pequeño escándalo para que luego llegue un encargado que, miren ustedes, lo expulsa a uno de la función y no al maldito imbécil que feliz continúa con su celular encendido. (Esto nunca me ha pasado, aunque una vez me llegó un vaso de bebida proveniente de una maldita obesa sentada cuatro asientos a mi izquierda, pero ilustra mi punto a la perfección). Acá sucede lo mismo: llegan personas ruidosas que hacen fogatas aquí y allá, y resulta que los protagonistas son los locos, los que reciben mal karma, etc. Me pregunto si el "nuts" del título alude a ellos. Está bien, esa gente suele ser un poco insoportable, pero no se imaginan la mierda que deben aguantar cuando dicen "no como carne, soy vegetariano, por la crueldad hacia los animales, motivos éticos, hay que cuidar la naturaleza, etc."; ni hasta quien afirme que "tocarle el culo a las mujeres en la calle es bueno y todo chico debería aprender a ser bien hombre" recibe tanto antagonismo, les juro. En una familia conservadora debe ser más fácil salir del closet que anunciar tu vegetarianismo/veganismo. Preocúpate de los derechos de los animales y fíjate cómo los indiferentes e inconscientes de siempre se vuelven más santos que el Papa, y mira que crear refugios para animales cuando hay niños en África que mueren de hambre o refugiados que se mueren ahogados intentado huir de las guerras (siempre aludiendo a conflictos lejanos que moralmente no los interpela en lo más mínimo).
En todo caso, dejando de lado tanto blabla, la película es buena, es entretenida y también bastante intensa, pues ya por entonces Leigh ensayaba esos in crescendos emocionales/dramáticos que tan bien le quedan. Los personajes, aún siendo estereotipos, están construidos con respeto, profundidad y matices, y qué puedo decir, Leigh es un excelente observador de su sociedad y un aún mejor cronista y/o crítico de la misma. Sus historias y personajes reflejan frontal y directamente las contradicciones, hipocresías y fallas de la sociedad, así como las consecuencias del sistema (desigualdad, pobreza, desesperanza a veces). Los protagonistas no son los únicos que reciben palos: en realidad son el punto de fuga, hacia donde la mirada y la crítica o sorna del espectador se dirige naturalmente (en la película y en la vida real, claramente), como si Leigh los desafiara a romper ese molde instaurado por la costumbre para apuntar a conductas más naturalizadas y ciegamente aceptadas por el común de la gente. Claro, es fácil burlarse de los hippies vegetarianos, pero qué hay de los otros, de los "normales".
Lo mejor es quedarse en casa viendo películas y listo. Y no meterse a las redes sociales (excepto Blogger, que es lo único que tengo).
(Oh: la mujer hippie es Alison Steadman, por si no la reconocen a simple vista).
"Nuts in May" es, en todo caso, una sencilla comedia con tintes satíricos en donde vemos las vacaciones de una pareja de amantes de la naturaleza y lo espiritual, quienes llegan a una zona de camping a visitar las ruinas y monumentos de la región. Por desgracia, la estancia puede que no sea del todo placentera, pues uno no siempre se encuentra con buenos vecinos y personas que compartan las mismas costumbres o cuidados que uno, que siempre queda como malhumorado o hasta histérico. Así, mientras la pareja (especialmente él) intenta mantener la compostura, la gente y los hechos a su alrededor no dejan de ensañarse con ellos y contrariarlos en todo lo que son y afirman ser o saber. No deja de ser injusto: es como si uno fuera a un cine, viera a algún espectador imbécil revisar su celular en mitad de la película, le fuera a reclamar que lo apague o se vaya, ante lo cual el tipo crea un pequeño escándalo para que luego llegue un encargado que, miren ustedes, lo expulsa a uno de la función y no al maldito imbécil que feliz continúa con su celular encendido. (Esto nunca me ha pasado, aunque una vez me llegó un vaso de bebida proveniente de una maldita obesa sentada cuatro asientos a mi izquierda, pero ilustra mi punto a la perfección). Acá sucede lo mismo: llegan personas ruidosas que hacen fogatas aquí y allá, y resulta que los protagonistas son los locos, los que reciben mal karma, etc. Me pregunto si el "nuts" del título alude a ellos. Está bien, esa gente suele ser un poco insoportable, pero no se imaginan la mierda que deben aguantar cuando dicen "no como carne, soy vegetariano, por la crueldad hacia los animales, motivos éticos, hay que cuidar la naturaleza, etc."; ni hasta quien afirme que "tocarle el culo a las mujeres en la calle es bueno y todo chico debería aprender a ser bien hombre" recibe tanto antagonismo, les juro. En una familia conservadora debe ser más fácil salir del closet que anunciar tu vegetarianismo/veganismo. Preocúpate de los derechos de los animales y fíjate cómo los indiferentes e inconscientes de siempre se vuelven más santos que el Papa, y mira que crear refugios para animales cuando hay niños en África que mueren de hambre o refugiados que se mueren ahogados intentado huir de las guerras (siempre aludiendo a conflictos lejanos que moralmente no los interpela en lo más mínimo).
En todo caso, dejando de lado tanto blabla, la película es buena, es entretenida y también bastante intensa, pues ya por entonces Leigh ensayaba esos in crescendos emocionales/dramáticos que tan bien le quedan. Los personajes, aún siendo estereotipos, están construidos con respeto, profundidad y matices, y qué puedo decir, Leigh es un excelente observador de su sociedad y un aún mejor cronista y/o crítico de la misma. Sus historias y personajes reflejan frontal y directamente las contradicciones, hipocresías y fallas de la sociedad, así como las consecuencias del sistema (desigualdad, pobreza, desesperanza a veces). Los protagonistas no son los únicos que reciben palos: en realidad son el punto de fuga, hacia donde la mirada y la crítica o sorna del espectador se dirige naturalmente (en la película y en la vida real, claramente), como si Leigh los desafiara a romper ese molde instaurado por la costumbre para apuntar a conductas más naturalizadas y ciegamente aceptadas por el común de la gente. Claro, es fácil burlarse de los hippies vegetarianos, pero qué hay de los otros, de los "normales".
Lo mejor es quedarse en casa viendo películas y listo. Y no meterse a las redes sociales (excepto Blogger, que es lo único que tengo).
(Oh: la mujer hippie es Alison Steadman, por si no la reconocen a simple vista).
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