domingo, 17 de junio de 2018

Untamed Frontier - 1952


Director: Hugo Fregonese


Pequeño experimento: voy a ir ahora mucho más al grano y ya no habrá párrafo introductorio. Si he de quejarme sobre algo, lo haré brevemente en el cuerpo principal de cada entrada. A lo mejor esos prolegómenos vuelven en gloria y majestad más adelante, pero bah, hoy por ejemplo me iba a quejar del sofocante calor que hace a sólo unos cuantos días del inicio oficial del invierno. En todo caso Cine en tu cara seguirá teniendo la misma curiosa, inclasificable y furiosa personalidad pasiva y comedida, incluso contradictoria, qué demonios. No he hablado del mundial: sólo digo que si Messi fuera tan bueno como Cristiano Ronaldo, otro gallo cantaría y Argentina a lo mejor podría sacar algo más que magros empates (si entendieran la idea y la intensidad de Sampaoli también les iría mejor), porque dudo que Portugal hubiese empatado con sabor a triunfo sin Cristiano. Lo de Brasil no lo entiendo: fue pura comodidad, supongo; Suiza jugó bien, les plantó cara pero Brasil siempre tuvo el resultado final en sus pies y aún así se tropiezan feo en el inicio. Está claro que Alemania no va a encabezar su grupo, lo cual arruina por completo mis predicciones (ya no habrá semifinal Alemania-Brasil). Colombia sí que no va a arrugar como los otros. En todo caso, y perdónenme la franqueza, esto de la hermandad latinoamericana me la paso por el rincón más oscuro del culo. O sea, ¡aguante Alemania loco!
En fin...
"Untamed Frontier" es el segundo de los westerns que comentaremos del argentino Hugo Fregonese. En él veremos a Joseph Cotten en un rol similar al que ya le vimos hace un par de días en "Duel in  the Sun". La verdadera protagonista, creo, vendría siendo Shelley Winters. Hasta vemos a Lee Van Cleef haciendo otra vez de matón pistolero poco confiable. La película nos sitúa en algún vasto territorio texano en donde otra de estas grandes familias rancheras intenta hacer de las suyas a través de métodos violentos y abusivos. Resulta que los colonos del pueblo quieren hacer uso de los pastos del gobierno, los cuales están para la libre disposición de cualquier cristiano que quiera engrandecer la nación. El problema es que dichos pastos están rodeados por terrenos privados, territorio Denbow, así que en la práctica nadie puede acceder a los pastos libres porque no pueden invadir propiedad privada (y los rancheros no planean habilitar un paso para colonos); mientras tanto, los Denbow, ni tontos ni perezosos, utilizan a gusto los dichosos pastos. La trama, en todo caso, nos cuenta una historia distinta: el hijo díscolo del patriarca Denbow asesina a un sujeto en defensa propia, aunque el sujeto no iba armado. Entre enredos judiciales, el joven díscolo debe casarse con Shelley Winters, que interpreta a una modesta camarera, para evitar la horca. Ya dentro del rancho y la familia, la buena de Winters intentará cambiar las cosas para bien, lo cual podría lograr cuando, por fin, el entuerto de los pastos libres adquiera relevancia, dado que los colonos reúnen un buen grupo dispuesto a luchar con armas y todo. ¿Quién evitará la matanza? No, espera, pregunta equivocada... ¿Se podrá evitar la matanza?
"Untamed Frontier" es una película que se ve sin pena ni gloria, yendo exactamente por donde se espera que vaya, de manera efectiva y solvente en términos narrativos (sin sorpresas pero sin tropiezos, sin altibajos), a la que podría destacársele la puesta en escena de Fregonese y esa sensibilidad "afuerina" que aporta, por ejemplo, al momento de retratar a los personajes mexicanos y su devoción por la virgencita (no creo que un gringo entienda muy bien el catolicismo latinoamericano). Pero son aspectos concretos y puntuales. Los demás personajes, incluso en sus ambigüedades, no van más allá de lo que dictan sus arquetipos dramáticos. En comparación con "Apache Drums", "Untamed Frontier" se hace más rutinaria formal y argumentalmente, menos precisa (a pesar de tener casi el mismo metraje) y algo dispersa sobre qué planea contar, con personajes de poco peso que cambian de dirección en un dos por tres, sin mencionar la poca sutileza y el poco riesgo de su predecible final feliz. Fregonese tiene buen gusto para encuadrar y crear imágenes (daba la impresión de que llegarían secuencias memorables y de antología... aunque al final no, je, je), pero ello no basta para sacarla de la simple corrección y efectividad que tan poco entusiasmo invita a lo largo del relato.
Visionado sin pena ni gloria, y eso que me cae bien Shelley Winters.

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