sábado, 14 de julio de 2018

Paris qui dort - 1924


Director: René Clair


"Paris qui dort" es una divertida y simpática historia cuya premisa, ciertamente, se ajusta o más bien dicho parte de la ciencia ficción (elemento que viene a explicarse en el tramo final), aunque como conjunto destaca sobremanera como una hilarante comedia de equívocos en donde el guardia de la Torre Eiffel, una buena mañana, se da cuenta de que todo París se ha paralizado, se ha "dormido", lo cual, luego del impacto inicial, lo ve como una oportunidad para hacer lo que se le dé la real, reverenda, regalada y soberana gana. Cuando encuentra a otro grupo de personajes que también se salvaron del efecto paralizante, la cosa se transforma definitivamente en una desatada y desaforada fiesta sin Dios ni ley, y es que, ¿quién los va a detener? Vale la pela señalar que la película no sólo cuenta con escenas francamente divertidas, pues también, a mi juicio, introduce sutiles pero elocuentes reflexiones e invitaciones a reflexionar sobre nuestra relación con el tiempo (que, al fin y al cabo, está construido por y para nosotros, los humanos, que de repente se quedan vacíos cuando se dan cuenta que ya nada los apura, que el inexistente futuro de ese eterno presente ha borrado toda ilusión de metas, propósitos), el extremo valor que le concedemos y prodigamos a los objetos materiales tales como el dinero, las joyas, etc., sin mencionar las punzantes lecturas de índole conductual y moral que surgen del desaforado comportamiento de los personajes (y de la premisa, claro: ¿qué haces cuando nadie te vigila?). Eso sí, pasado un tiempo (ejem), esto de aprovecharse de la quietud generalizada y su consecuente impunidad ya no parece tan divertido y excitante, ¿no? La vida sin muerte, la vida sin peligro, ya no es tan interesante, ¿no?
En fin, "Paris qui dort" es divertidísima, festiva, desenfadada y con más mala leche de lo que aparenta, y vaya que se disfruta.

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