Director: Robert Aldrich
Dos westerns estrenó Robert Aldrich el año 1954. Uno de ellos es, como ven, "Vera Cruz", una película que a mí me entretuvo de lo más bien. Primero porque aparecen Gary Cooper y Burt Lancaster, el primero como un sujeto algo cínico y bastante desencantado, el segundo como un canalla amoral sin vergüenza alguna (pero indudablemente carismático). Vemos también a la francesa care' lujuria de "Westward the Woman", que acá también hará otro viaje peligroso, aunque menos significativo, memorable, pero divertido en todo caso y lleno de giros. De secundarios, dentro de la pandilla de Lancaster, también conformada por animales sinvergüenzas, reconocemos a Ernest Borgnine, Charles Bronson (sin su bigote tan característico, pero con esos ojos inconfundibles y esa apostura tan suya, y eso que mucho no aparece tampoco) y nuestro querido amigo Jack Elam. Hasta vemos a Cesar Romero, el primero que hizo de Guasón, pero acá de marqués francés. Y, por supuesto, Sarita Montiel haciendo de mexicana, aunque no me pidan que determine con exactitud sus motivaciones...
"Vera Cruz" es una película completamente desenfadada y hasta diría que desinhibida, lo cierto es que su único interés es ser entretenida y por mí lo logra, tanto por su disparatado argumento, lleno de giros y traiciones y personajes que cambian de bando como si nada, como por ese tono desprendido y medio jocoso, sin preocuparse mucho por solemnidades o el poder del destino o esas cosas. Acá hay pura gente adicta al dinero que hará todo lo posible por compartir el botín lo menos posible (a ser posible, con nadie). La trama nos sitúa durante la segunda intervención francesa en México, a donde llega un Gary Cooper que por esas casualidades de la vida queda aliado junto a Lancaster y sus chacales, quienes acabarán bajo las órdenes de los franceses, que son los que tienen dinero con que pagar los servicios de los mercenarios. La misión de estos gringos es proteger la diligencia que lleva a una marquesa francesa (Denise Darcel, la de "Westawrd...") a la ciudad de Vera Cruz, aunque parece haber gato encerrado: parecen ser muchos los soldados franceses (acompañados de los gringos) para proteger los caprichos de una señora, y otras irregularidades despiertan la inquietud de Cooper, siempre más vivo que los demás. El caso es que, de manera fluida y dinámica, con un chispeante guión que no se detiene mucho a pensar y un montaje que hilvana acontecimientos sin pausa alguna prácticamente, amén de su argumento simple pero directo (que, en todo caso, va agregando capas de información según sea necesario), sin mencionar el sentido del humor y este aire medio descomedido que desprende el conjunto (me encanta cómo Cooper y Lancaster, cada uno con su propio estilo, se pasan por el culo todo el protocolo francés), como si todo no fuese más que una alocada aventura por tierras mexicanas que luego podrá ser contada a los nietos, "Vera Cruz" es un western sin mayores intenciones que ofrecernos un buen rato, un visionado ameno y simpático, el cual tiene no pocos aspectos destacables, como el despliegue técnico y formal de Aldrich, que ya demuestra su buen pulso con la cámara y su buen ojo para encuadrar (y no dejemos de lado que el hombre no se amilana con eso de la violencia), y buena prueba de ello me parece la escena en que por primera vez el líder juarista demuestra su poder de fuego: sus soldados rodean a Cooper y Lancaster, y este da un completo giro de 360º, y la manera en que se mueve la cámara, ubicada detrás del actor, es exquisita, en un sentido estrictamente estético, de estilo, como también lo es en su valor dramático, pues a medida que la cámara gira la amenaza se siente, se palpa en el aire. Por lo demás, atractivo e interesante uso de los contrapicados y de ciertos primeros planos...
¿Lo mejor? También lo más extraño, en cierta manera, son las lágrimas de Gary Cooper. Quién pensaría que se encariñaría tanto...
Como sea, muy divertida y disfrutable película.
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