lunes, 28 de enero de 2019

There's Always Tomorrow - 1956


Director: Douglas Sirk


Dirige Douglas Sirk, por supuesto; repite equipo con el productor Ross Hunter, con quien colaboró en otros ocho o diez títulos más, entre los cuales se encuentran aquellas obras maestras como "All That Heaven Allows", "The Tarnished Angels", "Imitation of Life" o "A Time to Love and a Time to Die" (las mencionaría todas pero ocuparía mucho espacio); en esta ocasión la cinematografía corre a cargo del gran Russell Metty, director de fotografía de "The Misfits" (por mencionar una película comentada recientemente) y de algunos de esos títulos de Sirk previamente mencionados; y como las colaboraciones de calidad no acaban, de nuevo tenemos a Barbara Stanwyck encabezando el reparto de una historia que, eso sí, según yo, está protagonizada por el gran Fred MacMurray, de quien no hemos comentado mucho por acá (razón por la cual el aprecio que le expresamos pueda sentirse "huérfano"), que interpreta al jefe-presidente-fundador de una compañía fabricante de juguetes para niños que le permite vivir con tranquilidad y estabilidad, lo suficiente como para crearse un pedazo de felicidad consistente en dicho empleo y una familia compuesta por su esposa (interpretada por Joan Bennett, actriz que comenzó su carrera en la etapa silente del cine), un hijo y dos niñas, pedazo de felicidad que, gastado y deslucido por la rutina, parece carecer de sentido, o de sustento, o incluso de verdaderos afectos. La felicidad consiste en la autenticidad de los afectos y ello no se logra cuando se asumen las cosas por defecto, como predefinidas, como mandatos judiciales de la vida que rotos desembocan en abismos de dolor, cuando la idea de felicidad tiene más de modelo o maqueta que de humanidad o contenido, y MacMurray no necesita que una niña "extraña" se acerque a preguntarle si es feliz: se hace a sí mismo la pregunta y ésta no le parece absurda ni ridícula, de repente cuestionarlo todo es lo único que puede hacer, que debe hacer para no asfixiarse, no morirse, para sentirse vivo y recuperar el aliento vital. Una buena noche, mientras la familia está fuera de casa divirtiéndose y él cena comida recalentada, solo, suena el timbre y al otro lado de la puerta se encuentra Barbara Stanwyck, antigua amiga cuya presencia lo hará sonreír como no sonreía hace tiempo, que hará brillar sus ojos como no brillaban hace meses, y se preguntará si la felicidad y el amor consisten en esa bella amistad, pero qué hay con la familia, ¿se dan por enterados de las cuitas del padre y esposo?, en solitario las ansias destruyen pero una mano amiga puede transformarlas en otra cosa, en fin, como buena película de Sirk es imposible establecer absolutos y posturas o lecturas taxativas, esta película tan dulce como amarga, encantadora como desoladora, nos adentra de lleno en, digamos, una crisis, o muchas crisis, acaso existenciales, familiares, sociales, de un individuo o del hombre medio, común y corriente, qué pasa cuando todo no es suficiente, cuál es el ancla que nos salva del abismo, si el amor (sea lo que sea) o el amasijo de logros materiales o esas leyes naturales inquebrantables (el padre ama a sus hijos sí o sí por ser padre), nada es cierto, lo cierto es que las decisiones son inevitables, hay que elegir lo uno y lo otro, y lo uno y lo otro es la felicidad, o no, lo uno y lo otro es el amor, o no, ¿y se puede decir si estamos ante un final feliz?, porque yo no lo sé, no sé si es justo o injusto, o si al final llegaron a la verdad o a una verdad o volvieron a una mentira, esa ambigüedad, no mentiré, me parece bastante dura, realmente dura...
"There's Always Tomorrow" es un precioso y exquisito melodrama, pero es mucho más que un melodrama, no podía ser de otra forma tratándose de un genio como Sirk. Una gran y bella película, en cualquier caso.

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