martes, 19 de febrero de 2019

Muerte de un ciclista - 1955


Director: Juan Antonio Bardem


No seré yo el genio que venga a decir de qué trata, más o menos, "Muerte de un ciclista". ¿Del egoísmo? Desde luego; pero... ¿qué es el egoísmo? Al principio es una cosa bastante simple, cuando en el colegio alguien te dice, te decía, egoísta porque no le prestabas la goma de borrar o un lápiz, es decir ser egoísta era algo insignificante, una nimiedad, no alcanzaba ni para insulto ni para castigo moral, ppfff, ser egoísta, mírame llorar. Con el correr del tiempo ser egoísta ya no es un asunto tan simple, pero pareciera ser algo que sólo los pobres diablos se preguntan, poco se cuestionará quien esté conforme o feliz con su situación y si no lo está, si algo le carcome, usualmente es el deseo de más o mejor, lejos de intenciones altruistas o humanistas. En cualquier caso no sabría decir qué es el egoísmo, supongo que su definición varía de acuerdo a miradas, enfoques y disciplinas, o ámbitos o áreas de pensamiento. A fin de cuentas podría ser un círculo, un vil y condenado círculo. Y quizás el egoísmo no es el pilar fundamental de esta película, acaso un elemento en común de la cadena de hechos que conforma este relato, que es también una fuerte crítica social, en tanto nos adentramos en un mundo, el de la clase alta, los que detentan el poder o viven a costa de sus amistosos privilegios, atestado de superfluidad e inconsciencia, desafecto o falsedad, en donde las apariencias y los bienes materiales ponderan tu valor como persona, y desde luego una crítica política, más sutil que directa y por ello más incisiva y feroz: ¿qué es el peso que aplasta a estos personajes, a la sociedad en que viven? A qué le temen, qué clase de miedo es el que los impulsa, por qué el miedo es el primer pensamiento, la primera sensación; por qué el miedo, a fin de cuentas, pesa más que un cuerpo de valores morales. ¿No deberían sus habitantes, al menos la mayoría de ellos, en una sociedad ideal, inclinarse naturalmente hacia la solidaridad y la empatía? El miedo es transversal, así parece confirmarlo su revelador y, a decir verdad, desolador final: no se puede decir la verdad ni hacer lo correcto ni mucho menos creer en algo; admitirlo es una condena de muerte, es desterrarse a sí mismo; el hombre libre no podrá ver muchos atardeceres sin que la oscuridad circundante decida envolverlo en un abrazo fatal, devorado por la noche, como todo vagabundo. Y mundos aparentemente brillantes y sólidos se caen a pedazos cuando se denuncie la deshumanización de sus partes, una deshumanización quizás no a propósito, no malvada ni perversa, pero sí inconsciente y he ahí lo que aterra, que a veces, por miedo o por lo que sea, por costumbre incluso, nadie se dé cuenta de lo que hace, porque se da todo por sentado y son otros quienes afirman ese mundo y no uno que puede disfrutar plenamente de lo suyo, y de las verdaderas consecuencias que derivan de determinado acontecimiento o determinadas decisiones. Y más; "Muerte de un ciclista" es un testimonio de tantas cosas, he ahí su fuerza, su valía y su maldita vigencia.
Y, aparte de lo anterior, qué demonios, "Muerte de un ciclista" es una grandiosa película. Grandiosa, magnífica cinematografía. Grandioso guión: su construcción de personajes, el devenir y desarrollo y retrato de los conflictos internos y externos de éstos, esos diálogos afilados y sugerentes y poéticos y literarios, profunda y amargamente humanos. Grandiosa propuesta fílmica, que aúna un notable ejercicio de suspenso (la muerte del ciclista como mcguffin) con, no lo sé, elementos del film noir más oscuro y sombrío, así como drama romántico con intereses sociales y filosóficos o existenciales. Y mira que nos encontramos nuevamente con Lucia Bosè luego de "Cronaca di un amore" y "La signora senza camelie", cuyo bello rostro esconde tristemente un monstruo devorador, aunque es Alberto Closas quien entrega la más soberbia actuación.
Gran película, sí señor, gran película.
Imprescindible.

2 comentarios:

  1. Obra capital y referencial de la filmografía española y, sin ninguna duda, la obra maestra de Bardem junto a CALLE MAYOR. Además, ha influenciado decisivamente a cineastas tan diferentes a priori como Lucrecia Martel o David Cronenberg, ahí es nada...

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    1. Hace bastante tiempo que quería verla. En palabras simples, se nota cuando hay un autor detrás de una historia y cuando la ejecuta de manera insobornable. Supongo que eso hace que sus méritos y hallazgos narrativos sean más notorios. El montaje es ciertamente genial, y así podría seguir y seguir...

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Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...