miércoles, 20 de marzo de 2019

If Beale Street Could Talk - 2018


Director: Barry Jenkins


Supongo que "Moonlight" era buena pero a mí no me entusiasmó ni mucho menos encantó demasiado, y quedé con la impresión que el señor Barry Jenkins va de sabiondo y que, en realidad, no tiene un estilo narrativo y visual propios. Su siguiente película, "If Beale Street Could Talk", no me interesaba particularmente pero por otro lado podía ser interesante y qué más da, a verla. Y esta película supongo que es buena, que está bien hecha e incluso que es bonita (aunque tenga un fondo de bastante tristeza, no lo niego), que apela a una fotografía preciosista y una puesta en escena llena de impostado lirismo, cuya premisa argumental (condenada al fracaso desde el inicio: la protagonista intenta salvar a su novio y futuro padre de su bebé, apresado por una violación que no cometió y que de concretarse, hará que le caigan muchos años encima) importa menos que las conflictos que provoca a niveles interpersonales, como las reacciones de la familia de ella ante el embarazo, que entregan un apoyo honesto y cabal, o las reacciones de la familia de él, con una suegra santurrona que maldice al niño por nacer por ser fruto del pecado, además de los esfuerzos económicos para mantener al abogado, que van del trabajo honesto a las actividades ilegales que, casi a la ligera, comienzan ambos abuelos... Todo el asunto además sirve para mostrar las injusticias sociales, nuevamente las problemáticas raciales, etc., aclarándose de paso cómo se fraguó la falsa acusación en contra del novio de la protagonista. Y está claro que "If Beale Street..." es demasiado ambiciosa y que intenta abarcar mucho más de lo que realmente aprieta, porque por un lado es un drama romántico sobre un amor condenado a la distancia, por otro pareciera aspirar a ser un drama o retrato social o cultural (demasiado ramificado y abierto en el guión como para ofrecer verdaderas reflexiones u observaciones... o algún tipo de crítica), sin mencionar el trasfondo de ensayo que desarrolla en ocasiones. Además tenemos las múltiples y variadas herramientas narrativas o visuales, que más que coherencia tienen un fin meramente "encantador", el de hacer suspirar a los incautos con su vacua belleza y pulcritud formal. Yo prefiero la humildad, sencillez y transparencia de Pawlikowski y su "Cold War", que cuenta una historia de amor y también el retrato de una época aunque lo segundo no deba recalcarlo ni subrayarlo a cada momento, que destaca por su capacidad de síntesis, por una narrativa que no por lo sobria resulta menos expresiva y poderosa, a diferencia de esta otra película, empalagosa en lo técnico y redundante en lo narrativo-dramático, tanto que, como ya he dicho, se queda a medio camino en sus más reconocibles elementos: ¿Crónica social y cotidiana de una familia negra?, ¿historia de amor de dos jóvenes soñadores y pánfilos?, ¿tratado sobre política y cultura en un país aún demasiado escindido? No lo sé... Sus casi dos horas no llegan a nada concreto, divagando y divagando...
Barry Jenkins podría aprender a narrar creo yo...

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